Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA
ese encargo permaneció en la isla cerca de un año, y se reintegró a su puesto en Madrid.
Al restablecerse la Constitución española en 1820, fue elegido diputado a Cortes por Santo
Domingo, cargo en el cual lo habían precedido, cuando se dictó la Constitución en 1812, el
cubano José Álvarez de toledo, primero, y por último el licenciado Francisco de Mosquera
y Cabrera. pérez Caro ocupó después otros altos cargos, como los de Ministro del Supremo
tribunal de Justicia y Ministro de la Cámara de Indias. En los últimos años de su vida fue
elevado a la dignidad de prócer del Reino. 135
Juan Sánchez Ramírez (1762-1811), vencedor en la batalla de palo hincado, –que significó
tan terrible desastre para las armas francesas– y primer gobernador nombrado por
España en la colonia reconquistada, escribió un Diario que resume sus actividades desde el
momento en que emigró de Santo Domingo en 1803 hasta principios de 1809, poco antes de
terminar su campaña militar con la victoria definitiva. No era Sánchez Ramírez un escritor,
pero su Diario, redactado con sencillez y exactitud, es una de las memorias personales más
interesantes con que cuenta la historia dominicana. Sánchez Ramírez gobernó con tacto y
habilidad, si bien no sobrevivió mucho tiempo a su obra, pues murió el once de febrero de
1811. Su extremada cautela en los negocios públicos le hizo rechazar la idea de proclamar
la independencia dominicana, que le fue sugerida por Núñez de Cáceres y otros amigos y
consejeros. Entendía Sánchez Ramírez que sin el apoyo de España los dominicanos difícilmente
podrían contrarrestar nuevas invasiones haitianas, y en un Mensaje de despedida que
dirigió al pueblo cuatro días antes de morir, a modo de testamento político, aconsejó a los
dominicanos que mantuvieran la tranquilidad y el orden, agregando: “Dadme el consuelo
de morir en la firme confianza de que todo subsistirá en el mismo pie…”. El Diario de la
Reconquista, de Sánchez Ramírez ha sido publicado íntegro, con proemio y notas de Fray
Cipriano de Utrera en un volumen de 386 páginas, en 1957.
El primer dominicano a quien se confirió la dignidad archiepiscopal fue el doctor
pedro Valera y Jiménez (1757-1833), emigrado en 1801, que regresó de Cuba en 1811
para hacerse cargo del arzobispado de Santo Domingo. El once de agosto de ese año,
reorganizado ya el cabildo eclesiástico, se celebró con gran solemnidad la reinstalación
de la Catedral primada de América. “Al mayor realce y magnificencia del acto,
dice José María Morillas en su biografía de Valera, contribuyó la oración pronunciada
por el señor Lectoral de la misma Catedral, doctor tomás Correa, 136 natural de Santo
Domingo, canonista profundo, versadísimo en las sagradas letras y elocuente orador,
que en tan señalada ocasión puede decirse que se excedió a sí mismo…”. Valera se
esforzó por dar nuevo auge a la enseñanza, e instauró en su propia residencia el Seminario
que, al igual que la Universidad, había interrumpido hacía años sus trabajos. 137
135 pérez Caro era hijo del coronel Ignacio pérez Caro de Oviedo y de Catalina Campuzano y Fernández. Su
nombre completo era Francisco Javier pérez Caro Oviedo Campuzano y torquemada. En su biografía de pérez Caro
dice José María Morillas: “Le correspondía el apellido de Oviedo por el Mayorazgo de que era poseedor, fundado en
Santo Domingo por el capitán don gonzalo Fernández de Oviedo, primer cronista de las Indias; y el de torquemada,
por otro mayorazgo que también recayó en él, fundado en burgos por Fray tomás de torquemada, religioso de la
orden de Santo Domingo, inquisidor general de España. Sabido es que por lo general estas vinculaciones imponían
al poseedor la obligación de usar el apellido y las armas del fundador. El apellido del señor Caro por la línea materna
era el de Campuzano, el cual omitía en su firma, quizás por no hacerla demasiado larga. A veces firmaba solamente
Javier Caro”. (El manuscrito de Morillas se encuentra en la biblioteca Nacional de La habana, con otras biografías de
dominicanos que escribió el mismo Morillas, y que en parte recogí en el volumen Siete biografías dominicanas (1947).
136 hijo de Juan gregorio Correa y de Francisca Corzo-Orella. Nació el 21 de diciembre de 1765.
137 Repecto a la personalidad de Valera, véase El Arzobispo Valera, por Max henríquez Ureña, Rio de Janeiro, 1944.
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