10.05.2013 Views

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO II<br />

Un fino poeta español que pasó buena parte <strong>de</strong> su existencia en Santo Domingo y se incorporó<br />

<strong>de</strong> lleno a la vida dominicana, Juan José Llovet (1895-1940), produjo una sola obra,<br />

que tuvo halagüeño éxito, el boceto teatral En el nido <strong>de</strong>l búho (1924). Un poeta puertorriqueño<br />

que también vivió un tiempo en Santo Domingo, buscó inspiración en la historia dominicana<br />

para escribir un cuadro alegórico, bien versificado y concebido: El 27 <strong>de</strong> Febrero. Era su nombre<br />

Francisco gonzalo Marín, gran<strong>de</strong> y noble corazón antillano, que cuando pocos años <strong>de</strong>spués<br />

estalló nuevamente la guerra <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Cuba, marchó a los campos <strong>de</strong> batalla y allí<br />

ofrendó su vida en aras <strong>de</strong> las liberta<strong>de</strong>s que siempre <strong>de</strong>fendió con indomable tesón.<br />

No es ocioso anotar que, a pesar <strong>de</strong> que, ya en este siglo, el cinematógrafo <strong>de</strong>splazó <strong>de</strong> los<br />

escenarios a las compañías <strong>de</strong> teatro llamadas comúnmente “<strong>de</strong> la legua”, que venían con frecuencia<br />

a Santo Domingo, seguían organizándose y renovándose grupos <strong>de</strong> aficionados que tenían<br />

público propio. A la larga, también esos grupos fueron disminuyendo o <strong>de</strong>sapareciendo, pero la<br />

popularidad que alcanzaron en las dos últimas décadas <strong>de</strong>l siglo xIx se prolongó bastante tiempo.<br />

En los últimos años <strong>de</strong>l siglo XIX las compañías <strong>de</strong> aficionados, entre las cuales no faltaban<br />

actores <strong>de</strong> algún mérito, solían abrir abonos por una temporada que por regla general no pasaba<br />

<strong>de</strong> doce funciones. Contando con la vasta amplitud <strong>de</strong> los antiguos traspatios que abundaban en<br />

las casas solariegas, se levantaban escenarios y se preparaban, en forma un tanto primitiva, juegos<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>coraciones: casa rica, casa pobre, jardín, calle, galería, etcétera. La mo<strong>de</strong>sta organización <strong>de</strong><br />

esas improvisadas empresas no permitía otra cosa. Así se montó el teatro Apolo, en la calle <strong>de</strong>l<br />

Arquillo o Santo tomás (hoy Arzobispo Nouel), a cien pasos <strong>de</strong> la Catedral, en una <strong>de</strong> esas viejas<br />

resi<strong>de</strong>ncias que no había sido reedificada ni mo<strong>de</strong>rnizada y que contaba con un enorme traspatio,<br />

acaso el más vasto <strong>de</strong> la ciudad. Los aficionados que se hacían aplaudir en el Apolo, allá por 1893,<br />

tenían como director a Luis Eduardo betances, a quien admiraban como autor y actor, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

tener fama como orador <strong>de</strong> verbo relampagueante. terminada la temporada <strong>de</strong>l Apolo, se reanudó<br />

en 1895 con esos mismos aficionados, pero en la villa aledaña <strong>de</strong> San Carlos (hoy incorporada a<br />

la capital). Allí fundaron betances y su troupe el teatro quisqueya, que se inició con una brillante<br />

temporada cuyo producto estaba <strong>de</strong>stinado, secretamente, al mantenimiento <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong><br />

in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Cuba, que se había reanudado ese mismo año.<br />

El repertorio incluía obras <strong>de</strong> todo género, aunque la mayor parte <strong>de</strong> ellas la formaban<br />

comedias mo<strong>de</strong>rnas <strong>de</strong> buenos autores incluyendo alguna que otra <strong>de</strong> autor local, como una<br />

<strong>de</strong> betances, que tuvo buena acogida.<br />

Un joven plumífero <strong>de</strong> la propia villa <strong>de</strong> San Carlos, José Eloy Mieses y Jiménez, entregó<br />

a la dirección <strong>de</strong>l teatro quisqueya el manuscrito <strong>de</strong> un drama y solicitó que fuera llevado<br />

a escena. El drama se intitulaba Inocente y culpable y atesoraba algunas tiradas <strong>de</strong> versos tan<br />

estrafalarios como éstos:<br />

¡Oh mi amigo remolón!<br />

tú no sabes el cañón<br />

que yo siento en esta alma,<br />

que cual caja se <strong>de</strong>salma…<br />

O bien este trozo <strong>de</strong> diálogo que no tenía <strong>de</strong>sperdicio:<br />

—¡Ay, qué tienes, papasito,<br />

que te encuentro tan escuálido…?<br />

421

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!