Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

de un medio insustituible para lograr ciertos efectos, si nunca el arte trajese en su auxilio el
maravilloso poder i la única eficacia con que llega a lo hondo de los corazones i los enlaza
en comunión de simpatía”.
En este gran escritor no hubo nunca fermentos de pueriles vanidades ni alardes de
exhibicionismos soberbios. Se placía en el sereno aislamiento de su cuarto de estudio, en el
ambiente grato de sus libros. Pero en él, lo que es en gran parte producto o reflejo de éstos, lo
puramente libresco, no se ve nunca o casi nunca en la urdimbre fundamental de su obra. En sus
producciones se descubre siempre un límpido i sereno raudal de bien aquilatada erudición
jamás enturbiada por modos fragmentarios o incompletos de apreciar determinadas manifestaciones
de lo que fue en el tiempo. Le gustaba el silencio, el noble silencio propio de las
grandes almas temerosas siempre de la brega con tormentosas o repugnantes realidades del
tráfago humano. por eso huía de llamar la atención de un modo ostensible sobre su persona,
lo contrario de lo que hacen muchas mediocridades torpemente henchidas de torpe e injustificada
vanidad. Fue siempre discreto, equilibrado, modesto, sin que la gloria ininterrumpida
que le sonrió desde sus primeros tiempos de escritor, lo deslumbrase jamás perturbando su
indestructible concepto de una vida de austeridad i de edificante grandeza cívica.
VIII
La juventud dominicana, el grupo selecto de esa juventud que piensa, que estudia, que
sigue con mayor o menor asiduidad las palpitaciones culturales de la vida mundial, sintió
siempre apasionada admiración por Rodó, viendo en él la figura más alta i representativa
de las letras hispano-americanas. I no sólo en el terreno más o menos restringido de la
producción literaria sino en algo de más alcance i efectiva trascendencia: en la obra de vincular
los esfuerzos de todos estos pueblos para la realización de ideales enderezados a una
necesaria unidad de finalidades de organización jurídica i económica. Porque Rodó, i así lo
proclamaba él, sobre la patria chica, sobre las demarcaciones fronterizas de estas repúblicas
de civilización latina, puso siempre la patria grande, inmensa, esa América que soñó bolívar
intensamente unida para constituir en lo posible un todo orgánico fuertemente estructurado
para el cumplimiento gradual i efectivo de altos propósitos de regeneración interior i de
perdurable influencia civilizadora.
Estudio escrito por encargo de la Asociación de Estudiantes de Santo Domingo, 1917.
Inédito.
De otros tiempos
F. gARCíA gODOy | ANtOLOgíA
No existe ya la casita blanca, de persianas verdes, embalsamada de continuo por el
aroma de las flores que, en el jardinito contiguo, exhibían su pompa policroma, alegrando
la vista con el lujo desbordante de sus variados colores y matices. ¡Oh la poesía melancólica
de los recuerdos! Experimento cierto goce, salpicado de vaga tristeza, cada vez que con el
pensamiento trato de reconstruir algo de lo pasado, algo de lo que aún vive, con fuerza
inextinguible, en no sé qué ocultos rincones de mi alma. Esos recuerdos, en veces, se acumulan
en ella de tal modo, que es fuerza despojarles, siquiera por un instante, del sudario
que los cubre, para que, en alado tropel, levanten otra vez el vuelo trayendo a mi espíritu
los acariciadores efluvios de músicas lejanas, de anhelos extinguidos, de amores muertos
para siempre…
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