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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

No es más que la unión <strong>de</strong> las Antillas en las liberta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho; en los a<strong>de</strong>lantos <strong>de</strong> la<br />

riqueza y el bienestar <strong>de</strong> las Antillas; en el progreso <strong>de</strong> la verdad, hecho conocimiento útil;<br />

<strong>de</strong>l bien, hecho virtud económica, social e individual. La fuerza <strong>de</strong> las cosas es tan avasalladora,<br />

que ese programa sencillísimo <strong>de</strong> vida para las Antillas, tendrá que ser el programa<br />

<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los partidos políticos que la lógica espontánea hará nacer.<br />

Luperón fue el primer jefe intencional <strong>de</strong> ese partido no nacido, al menos, si nacido en el espíritu<br />

<strong>de</strong> algunos, no en el medio natural en que tendrá algún día que <strong>de</strong>splegar su actividad.<br />

Es indudable que en él, como en el ya consi<strong>de</strong>rable número <strong>de</strong> quisqueyanos que<br />

son antillanistas o partidarios <strong>de</strong> la Confe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las Antillas, entraba por bastante el<br />

sentimiento, perfectamente legítimo, <strong>de</strong>l interés nacional; pero no menos cierto es que lo<br />

emocionaba la previsión <strong>de</strong> gloria y la provisión <strong>de</strong> alabanzas históricas que tocaría a los<br />

que hubieran <strong>de</strong> llegar a tan alta meta.<br />

héroe en la lucha por la patria, fundador entre los más efectivos <strong>de</strong> la República, ambicioso<br />

<strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> hermanar en una sola nación las que han <strong>de</strong> acompañar a quisqueya<br />

en la realización <strong>de</strong> los fines que Geografía e Historia reservan a las Antillas, Luperón es<br />

digno <strong>de</strong>l llanto que ha llamado a los ojos <strong>de</strong> su patria, a los ojos <strong>de</strong> sus amigos, a los ojos<br />

<strong>de</strong> los íntimamente ligados a él por altísimos propósitos y fines.<br />

En Puerto Plata<br />

Como tímida retribución a la señora Lovatón <strong>de</strong> Meunier por la <strong>de</strong>dicatoria <strong>de</strong> su himnito a Puerto Plata.<br />

Este es, señora, el monólogo <strong>de</strong> un taciturno: al himno contesta con el monólogo.<br />

taciturno. “…Otra vez en tu seno, querida puerto plata; otra vez a la orilla <strong>de</strong> tu océano;<br />

otra vez al amparo <strong>de</strong> tu cielo. ¡Cuántas horas transcurrieron en el tiempo! ¡cuántos<br />

horrores en la vida <strong>de</strong> esta bien amada nacioncita! ¡cuántos trastornos en la historia <strong>de</strong> estos<br />

pueblos! Des<strong>de</strong> que por primera vez <strong>de</strong>scubrí en el horizonte la colina monumental que<br />

modifica la luz, el calor y la electricidad <strong>de</strong> los que viven a su falda, el tiempo ha <strong>de</strong>corado<br />

al tiempo en la existencia <strong>de</strong> millones nacidos para sólo morir; la vida ha espoleado a la<br />

vida en las entrañas <strong>de</strong> quisqueya; la historia ha pervertido a la historia en la extensión<br />

<strong>de</strong>l Continente.<br />

Aquí, bailándose en el baño <strong>de</strong> la vida que es la brisa <strong>de</strong> ese mar, dominicanos, cubanos<br />

y puertorriqueños fabricamos un día el i<strong>de</strong>al. por aquí pasó betances; por aquí pasó<br />

Martí; por aquí pasó Luperón. De aquí, unas tras otras, salieron voces <strong>de</strong> estímulo para<br />

borinquen; voces <strong>de</strong> entusiasmo para Cuba; voces <strong>de</strong> libertad para quisqueya. Aquí se<br />

forjó la re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> puerto Rico; aquí se fulminó la sentencia <strong>de</strong> muerte <strong>de</strong>l coloniaje<br />

español en las Antillas; aquí se <strong>de</strong>cretó la regeneración <strong>de</strong> quisqueya por la libertad, por<br />

la verdad, por la justicia. Des<strong>de</strong> aquí se predicó la doctrina <strong>de</strong>l bien para los hombres <strong>de</strong><br />

nuestra familia histórica; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí se preceptuó el principio <strong>de</strong> tolerancia para todos los<br />

pareceres contrarios a la reforma <strong>de</strong> la vida en estos pueblos; <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí se promulgó el<br />

dogma <strong>de</strong> la Confe<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las Antillas como objetivo final <strong>de</strong> nuestra historia. Campos,<br />

aguas, lomas, gentes, cuando queda respetado por la muerte, todo conserva aquí la<br />

sombra <strong>de</strong>l i<strong>de</strong>al que aquí nació.<br />

¡Ah! ¡quién pudiera volver a la vida aquellos hombres, volver a la historia aquellos<br />

objetivos, volver a la luz aquel i<strong>de</strong>al que entonces se fabricaba en puerto plata! (con voz<br />

sorda)… ¡quién pudiera…!<br />

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