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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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años venerables y su aspecto <strong>de</strong> no habituado a tales faenas, dirigía con celo aquel trabajo, y<br />

me dieron el nombre <strong>de</strong> un doctor, y me dijeron que era uno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> la comisión<br />

nombrada por el Ayuntamiento para la dirección gratuita y honoraria <strong>de</strong> la obra. “Espérese<br />

hasta el sábado”, me <strong>de</strong>cían con instancia “y verá lo que es el pueblo <strong>de</strong> baní: ese es el día en<br />

que las señoras y señoritas contribuyen con su cuerpo <strong>de</strong>licado a la obra <strong>de</strong> todos: por la tar<strong>de</strong><br />

se establece una procesión <strong>de</strong>l pueblo al cerro en la que todas las damas toman parte: van al<br />

cerro a buscar la piedra, y vienen a la fábrica a <strong>de</strong>positarla. Sólo así podrá baní empobrecido<br />

tener su iglesia”.<br />

Sólo así <strong>de</strong>bieran tenerla todos los pueblos que quieren tener espíritu municipal y <strong>de</strong>berse<br />

la fuerza <strong>de</strong> iniciativa que, como sirve para aglomerar materiales para una construcción <strong>de</strong> cal<br />

y piedra, sirve también y es lo mejor para que sirve, para congregar elementos intelectuales<br />

y morales, y con ellos, construir el templo <strong>de</strong> las liberta<strong>de</strong>s regionales.<br />

porque esa construcción popular <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong> baní será sin duda, y me complace que<br />

así sea, inspiración <strong>de</strong>l sentimiento religioso: ese, como los sentimientos fundamentales <strong>de</strong><br />

la naturaleza humana, bueno en su esencia como es, es un sentimiento fecundo, constructor,<br />

organizador y civilizador, siempre que lo dirige la razón, siempre que lo ilumine la conciencia:<br />

como el maravilloso cometa que en estas madrugadas benditas es benéfico pasmo <strong>de</strong><br />

la razón indagadora, el sentimiento religioso que, <strong>de</strong>sviado <strong>de</strong> su órbita, es compañero <strong>de</strong><br />

catástrofes, es obrero <strong>de</strong> progreso, coeficiente <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo social, transportador <strong>de</strong> materiales<br />

<strong>de</strong> construcción inmortal cuando retenido por el sol <strong>de</strong> la conciencia en su órbita <strong>de</strong><br />

atracción provi<strong>de</strong>ncial en vez <strong>de</strong> perturbar concurre a la armonía. Así como en la mecánica<br />

celeste son necesarias millonadas <strong>de</strong> astros cada uno <strong>de</strong> ellos encerrado inflexiblemente<br />

en su órbita <strong>de</strong> movimiento, así, en la mecánica social, son necesarias las millonadas <strong>de</strong><br />

aspiraciones espontáneas <strong>de</strong> la naturaleza humana, para dar por resultante el concierto <strong>de</strong><br />

la vida colectiva.<br />

pero, si me complazco en reconocer la intervención loable que el sentimiento religioso<br />

tiene en la construcción <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> baní, aun me complazco más, por darme así esperanzas<br />

más próximas <strong>de</strong> bien para aquella excelente población, en reconocer que hay en su<br />

empeño y en sus faenas <strong>de</strong> estos días, un sentimiento vigoroso <strong>de</strong> municipalismo: sólo quien,<br />

individuo o localidad, quiere a toda costa ser lo que aspira a ser, es capaz <strong>de</strong> tomar con tanto<br />

ardor una empresa que la ignorancia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres municipales encomienda cuando no<br />

hay un tesoro municipal bien repleto, a los tiempos veni<strong>de</strong>ros.<br />

pero ese mismo espíritu municipal <strong>de</strong> baní ¿<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> sale? De la fuente misma <strong>de</strong> don<strong>de</strong><br />

brota plácidamente el encanto <strong>de</strong> la sociedad banileja: <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> familia.<br />

baní es una familia. Lo que tiene <strong>de</strong> encantador baní, es que todo él constituye una familia;<br />

que todo él obe<strong>de</strong>ce al principio <strong>de</strong> familia, que en él la familia es un principio, un verda<strong>de</strong>ro,<br />

un visible, un palpable principio <strong>de</strong> organización; no la monstruosa, la repugnante agregación<br />

contra la cual tiene la conciencia honrada que protestar a cada paso, en los continuos pasos<br />

que hay necesidad <strong>de</strong> dar por en medio <strong>de</strong> esas agrupaciones <strong>de</strong> la procacidad y el vicio,<br />

contra las cuales es preciso amurallar el hogar <strong>de</strong> la familia verda<strong>de</strong>ra, encasillándola en su<br />

orgullo, cuando no baste encastillarla en el sentimiento <strong>de</strong> su dignidad y su virtud.<br />

Ese principio <strong>de</strong> familia, ese santo principio, sin el cual no hay nada, ni aun vergüenza<br />

pública, es la base <strong>de</strong> la sociedad banileja, y él y sólo él, explica el municipalismo <strong>de</strong> baní.<br />

¡Ah! ¡llegue pronto la república entera a ser baní!…<br />

Septiembre <strong>de</strong> 1882.<br />

EUgENIO MARíA DE hOStOS | pÁgINAS DOMINICANAS<br />

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