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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

ADICIóN<br />

INStRUMENtOS MUSICALES<br />

Al ilustre amigo Lic. M. Ubaldo gómez <strong>de</strong>bemos el siguiente noticioso apunte:<br />

Instrumentos <strong>de</strong> música que se usaban en el Cibao en el siglo próximo pasado.<br />

Según un acta <strong>de</strong>l Ayuntamiento <strong>de</strong> Cotuí relatando la celebración <strong>de</strong> la Jura <strong>de</strong> la Constitución <strong>de</strong><br />

Cádiz, para amenizar ese acto llevaron <strong>de</strong> La Vega una orquesta dirigida por Vicente Suárez, maestro<br />

que según me informaron personas <strong>de</strong> aquellos tiempos tocaba violín y su orquesta se componía <strong>de</strong> ese<br />

instrumento, cuatro, mandolina, tiple, tambora y güiro.*<br />

Según le oí a mi padre, en los primeros tiempos <strong>de</strong> la República, en Santiago, el padre <strong>de</strong> los<br />

notables violinistas Vicente y Felipe Jáquez, quienes vivieron hasta <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la Restauración, tocaba<br />

un cuatro con mucha maestría y dirigía una orquesta <strong>de</strong> cuerdas como la que he mencionado,<br />

<strong>de</strong> La Vega.<br />

En los bailes populares se usaban el cuatro, el tiple, el tres, el güiro y el atabalito o balsié. El acor<strong>de</strong>ón<br />

principió a usarse <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> báez <strong>de</strong> los seis años.<br />

En los bailes <strong>de</strong> salón se usaban violín, flauta, guitarra, tambora, pan<strong>de</strong>reta y güiro.<br />

Los instrumentos <strong>de</strong> viento se generalizaron en el Cibao <strong>de</strong> la anexión a España en a<strong>de</strong>lante. El primer<br />

clarinetista dominicano que estuvo en el Cibao, o mejor dicho, el <strong>de</strong> que tuve noticias, fue Alfonseca,<br />

capitaleño; más tar<strong>de</strong> vino Juan Francisco pereyra, quien <strong>de</strong>rrotó en Santiago al clarinetista Arango. por<br />

los mismos tiempos en que estuvo Arango vino también <strong>de</strong> la Capital otro clarinetista <strong>de</strong> apellido Echavarría.<br />

El primer bombardinista que vino al Cibao llegó con el clarinetista pereyra y se nombraba Laíto<br />

prestol o gimbernard, padre <strong>de</strong>l humorista <strong>de</strong> este apellido.<br />

En Santiago hubo un célebre músico natural <strong>de</strong> aquella ciudad, <strong>de</strong> apellido petitón, que tocaba con<br />

mucha maestría una trompa. De ese, como <strong>de</strong> Alfonseca, <strong>de</strong>scien<strong>de</strong>n notables músicos.<br />

El cuatro y el acor<strong>de</strong>ón<br />

Como el merengue suplantó a la tumba, por el año <strong>de</strong> 1855, en nuestros bailes populares,<br />

así por los años <strong>de</strong> 1874 a 1880 el acor<strong>de</strong>ón <strong>de</strong>splazó a los rústicos instrumentos <strong>de</strong> cuerda<br />

usados secularmente en Santo Domingo: el tres, el cuatro, el seis, el tiple.<br />

El nuevo instrumento venía <strong>de</strong> Alemania, como mercancía <strong>de</strong> nuestro comercio <strong>de</strong><br />

entonces con aquel país, en que el tabaco dominicano acababa <strong>de</strong> encontrar atrayente mercado,<br />

produciendo la grave perturbación que ya había causado en el Río <strong>de</strong> la plata. De<br />

fácil manejo y <strong>de</strong> fácil adquisición, se adaptaba maravillosamente a los gustos musicales<br />

<strong>de</strong> nuestros campesinos. Llenaba más el ambiente que el sonoro cuatro y <strong>de</strong>spertaba mejor<br />

la sensualidad y los belicosos instintos <strong>de</strong> los dominicanos, entonces menos apegados al<br />

trabajo que a las armas y a las revoluciones y a los <strong>de</strong>sbordamientos lúbricos <strong>de</strong> las fugaces<br />

treguas. En los campamentos las tropas colecticias podían carecer <strong>de</strong> algunas armas, pero<br />

difícilmente les faltaba el acor<strong>de</strong>ón, la güira y la tambora.<br />

Su aceptación en nuestro medio fue tan completa y rápida, que bien pudo <strong>de</strong>cir el poeta<br />

tomás Morel:<br />

*Las güiras, las <strong>de</strong> bangaño, van <strong>de</strong>sapareciendo, sustituidas por las metálicas. Ver Carlos Vega, Los instrumentos<br />

musicales aborígenes y criollos <strong>de</strong> la Argentina. Un panorama gráfico <strong>de</strong> los instrumentos americanos… Ediciones Centurión,<br />

buenos Aires. pedro henríquez Ureña, Música popular <strong>de</strong> América, en Obra crítica…, pp.627-658; y Curt Sachs, The history<br />

of musical instruments, New york, (c. 1940), 505 p. ilust. xxIV pl. (América Central y <strong>de</strong>l Sur, p.192-203). Interesantes<br />

noticias sobre el tema en la revista Afroamérica, n.º 1-2, 1945, p.51.<br />

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