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MAx hENRíqUEz UREñA | pANORAMA hIStóRICO DE LA LItERAtURA DOMINICANA - tOMO I
¡Sí, yo te amé! Del impetuoso Ozama
en la azotada orilla, un tiempo honor
de la aurífera haití, tu infantil llama
a mi alma nueva trasmitió su ardor.
y en la más correcta e inspirada de todas, El verano en La Habana, no faltan prosaísmos
y conceptos pueriles:
Siente el cuerpo abatirse en proporción… La habana aún es muy joven. No existe aquí
el pasado… No le faltan, empero, descripciones e imágenes felices:
El sol en Cáncer sus caballos lanza
por las llanuras del desierto cielo,
y su aliento de llama enciende el suelo
y lo tuesta su soplo abrasador.
y arde el monte, y la loma, y la sabana,
y la radiosa palma llama al trueno,
y en la flecha que nace de su seno
hunde el rayo su fuego aterrador.
Y la tímida flor su cáliz cubre
cerrando su corola perfumada,
como virgen que oculta avergonzada
con sus manos el seno encantador.
Muñoz del Monte, que fue al mismo tiempo escritor académico y polemista de tendencias
liberales, no brilló solamente en las letras, sino también en el foro y en la vida pública. En 1836
era amigo y consejero del general Manuel Lorenzo, gobernador de Santiago de Cuba que
decretó allí la jura de la Constitución liberal, restablecida en España por obra del Motin de la
Granja. Muñoz del Monte influyó en esa determinación, y en su calidad de auditor honorario
de guerra fue una de las personas que leyeron el primero de octubre, en diferentes plazas de la
ciudad, el texto constitucional, y tomaron juramento al pueblo allí congregado. Escribió además
un Himno a la Milicia Nacional de Cuba, exhortando a los milicianos en versos ramplones:
A las armas, volad, Nacionales,
a las armas de nuevo volad;
sostened la Gran Carta leales,
¿qué es la vida sin la libertad?
A su pluma se debieron también, en apoyo de la proclamación hecha por el general
Lorenzo, diversos artículos publicados en la prensa local, respaldados algunos con su firma,
como uno en que estudia la Cuestión relativa a la legislación de la imprenta y otro sobre La Constitución
y Cuba. En este último hace la siguiente profesión de fe: “El que escribe estas líneas
no ha tenido desde su infancia otro culto que el de la libertad. La libertad fue su ídolo en
los primeros años: eslo en la juventud: serálo en sus últimos días. No prostituyó su pluma
en la infausta década, no quemó incienso ante el poder…”. 129
129 Diario Constitucional de Santiago de Cuba n.º 6, 6 de octubre, 1836. En el n.º 13 del mismo periódico, del 13 de
octubre, el Himno a la Milicia Nacional, y en el n.º 21, el artículo sobre la legislación de imprenta.
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