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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

yo he asistido la noche víspera <strong>de</strong> este aniversario a ser testigo <strong>de</strong>l entusiasmo popular y he sentido<br />

mi alma inflamarse <strong>de</strong> júbilo. ¡Oh, también esta patria es mía! ¡También yo <strong>de</strong>bo participar<br />

<strong>de</strong> sus glorias y <strong>de</strong> sus recuerdos!<br />

El gentío era inmenso, la luna se ostentaba con toda su belleza, los fuegos artificiales se sucedían<br />

con profusión y las bandas <strong>de</strong> música <strong>de</strong> los dos regimientos <strong>de</strong> esta ciudad alternaban con las<br />

más armónicas piezas. Cuando le cupo su vez a la <strong>de</strong>l 2º Regimiento, <strong>de</strong> que es instructor el<br />

comandante J. b. Alfonseca, pusieron en ejecución la famosa pieza, tan famosa como el hecho<br />

histórico que se celebraba y que representa, titulada: La Batalla <strong>de</strong> las Carreras ¡qué sublime! allí se<br />

ven brillar los <strong>de</strong>stellos <strong>de</strong>l artista, como brillaron los <strong>de</strong>l héroe en el campo <strong>de</strong> batalla. ¡El genio<br />

en todas partes!<br />

Cuando escuché los melodiosos acentos <strong>de</strong> aquella composición y comparé sus pasajes, ora<br />

patéticos como la víspera <strong>de</strong>l triunfo, ora terribles como la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l enemigo, ora tristes<br />

como el quejido <strong>de</strong> un moribundo, ora alegres como la victoria misma; cuando contemplaba<br />

al pueblo que escuchaba silencioso los cantos <strong>de</strong> su gloria reduciendo su entusiasmo a la veneración;<br />

y cuando a cierta distancia veía a aquel mismo héroe que había presidido el triunfo,<br />

mezclado con la naturalidad <strong>de</strong>l libre entre el pueblo que había libertado, no pu<strong>de</strong> menos <strong>de</strong><br />

exclamar con toda la exageración <strong>de</strong>l gozo, acaso con <strong>de</strong>lirio: ¡Oh patria mía! muy gran<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>stinos te aguardan cuando en tu infancia has tenido un héroe que escu<strong>de</strong> tus liberta<strong>de</strong>s,<br />

artistas que canten tus glorias y un pueblo que sepa compren<strong>de</strong>rlo y admirarla. ¡quién sabe si<br />

el <strong>de</strong>stino guarda a la generación que se levanta, la honra <strong>de</strong> construir un Partenón y edificar<br />

hechos <strong>de</strong> tanta magnitud!<br />

¿y por qué no? Aliente el Libertador presi<strong>de</strong>nte el ardor <strong>de</strong> esa juventud que le contempla, vivifique<br />

todas las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> patriotismo que brotan <strong>de</strong> este suelo fecundo en heroicida<strong>de</strong>s, para que<br />

pueda, siguiendo las huellas <strong>de</strong> su gloria, secundar los principios <strong>de</strong> nacionalidad e in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

que con tanto honor ha proclamado y <strong>de</strong>fendido. Aliéntela sí, que esta tierra, que ha sabido<br />

conseguir el triunfo <strong>de</strong> sus enemigos, conseguirá también el triunfo <strong>de</strong> la inteligencia; y el triunfo<br />

<strong>de</strong> la inteligencia es el triunfo <strong>de</strong> la civilización.<br />

A los entierros <strong>de</strong> personajes importantes asistían las bandas <strong>de</strong> música, como también<br />

lo recuerda la crónica, <strong>de</strong> La Española libre, <strong>de</strong> las exequias <strong>de</strong>l Cónsul <strong>de</strong> Francia en Santo<br />

Domingo, Eugene <strong>de</strong> Lamieussens, efectuadas el 9 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1852:<br />

Después <strong>de</strong> una hora se verificó la traslación <strong>de</strong>l cadáver <strong>de</strong> la casa mortuoria a la Iglesia Catedral:<br />

don<strong>de</strong> con la mayor pompa y solemnidad se celebraron las exequias. Durante la vigilia<br />

ejecutó la tropa dos <strong>de</strong>scargas con la mayor <strong>de</strong>streza. Después <strong>de</strong> concluidas éstas se cantó una<br />

misa solemnemente en el altar <strong>de</strong> ánimas, haciendo <strong>de</strong> preste el Canónigo Sr. D. gaspar hernán<strong>de</strong>z.<br />

Acabado el oficio se puso en movimiento la comitiva fúnebre, abriendo la marcha una Brigada<br />

<strong>de</strong> Artillería, a la que seguían algunas compañías <strong>de</strong> preferencia, <strong>de</strong> los primero y segundo<br />

regimientos, marchando por hileras, dos bandas <strong>de</strong> música y otras dos <strong>de</strong> tambores forrados con<br />

paños negros. Seguía <strong>de</strong>spués casi todo el clero con cruz alzada, y entre él los estudiantes <strong>de</strong>l<br />

Colegio <strong>de</strong> Santo tomás, <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l cual iba el féretro enlutado cubierto con la ban<strong>de</strong>ra tricolor y<br />

sobre él tendido el uniforme <strong>de</strong>l finado Cónsul.<br />

Durante la Anexión a España la orquesta militar <strong>de</strong> mayor importancia en Santo Domingo<br />

era la banda <strong>de</strong> música <strong>de</strong>l batallón <strong>de</strong> la Reina, acuartelada en la Casa <strong>de</strong> Jesuitas,<br />

en 1861, a la vez habilitada para teatro.<br />

Después <strong>de</strong> la Restauración, época en que se popularizan los instrumentos <strong>de</strong> viento,<br />

abundan las orquestas: la <strong>de</strong> Carlos Martínez <strong>de</strong>buta el 27 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1872; la <strong>de</strong><br />

Rafael Il<strong>de</strong>fonso Arté, se reorganiza en Santiago en 1874; en 1879 Juan Francisco pereyra<br />

dirige su orquesta La Quisqueyana; y en 1883 José Cabelo dirige la banda <strong>de</strong> música <strong>de</strong><br />

La Vega.<br />

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