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Crítica y Arte. Filosofía - Banco de Reservas

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COLECCIóN pENSAMIENtO DOMINICANO | Vo l u m e n IV | CRítICA DE LItERAtURA y ARtE. FILOSOFíA<br />

existencia, y resta o divi<strong>de</strong>, y se resigna y sigue tranquilamente su camino; la edad viril<br />

clasifica plácidamente sus proyectos hueros y sus proyectos logrados, según los buenos o<br />

malos cálculos que basó en la realidad; y la edad senil contempla el principio y medio y fin<br />

<strong>de</strong> su existencia como evoluciones necesarias que para nada tienen que turbar su tranquilo<br />

<strong>de</strong>scenso hacia la tumba, siempre que, habiendo reconocido también como una realidad<br />

natural a su conciencia, no la haya inquietado y perturbado.<br />

El arma <strong>de</strong> la verdad no lastima las creencias, como lastima la fe dogmática la conciencia<br />

imbuida en otra fe. El arma <strong>de</strong> la verdad ni hiere ni mata ni extermina como el ejemplo <strong>de</strong>l<br />

mundo, cuando nos abandonamos a él sin otro guía que la fe.<br />

La verdad es un arma, porque nos protege contra el error, nos <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> contra la duda<br />

que no nace en la razón, sino que es sugerida a la razón por la voluntad o las pasiones, y<br />

nos salva <strong>de</strong>l mundo y sus insidias, y nos alienta y nos sostiene en nuestras vacilaciones y<br />

caídas.<br />

Armados <strong>de</strong> la verdad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> temprano, contemplamos el mundo como el escenario <strong>de</strong><br />

las fuerzas activas <strong>de</strong> la naturaleza; la vida, como una resultante <strong>de</strong> esas fuerzas; el hombre,<br />

como último miembro <strong>de</strong> una serie; la sociedad, como un medio necesario; trabajo, libertad<br />

y progreso, como leyes <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>sarrollo; el <strong>de</strong>ber, como un fin <strong>de</strong> nuestra naturaleza;<br />

el bien, como una justificación <strong>de</strong> nuestra vida.<br />

Así, por medio <strong>de</strong> la verdad, elevamos el nivel <strong>de</strong> nuestra especie y fortalecemos en<br />

cada uno <strong>de</strong> nosotros aquel hondo sentimiento <strong>de</strong> la dignidad humana que coadyuva al<br />

plan <strong>de</strong> la naturaleza, pues que hace cada vez más consciente <strong>de</strong> sí mismo al ser para quien<br />

ella construyó el planeta.<br />

pero aun así, consagrado por la educación <strong>de</strong> la verdad a la alteza natural <strong>de</strong> su <strong>de</strong>stino,<br />

el hombre no es hombre si no es bueno.<br />

Más alta que la verdad, objeto <strong>de</strong> razón, está la justicia, objeto <strong>de</strong> la conciencia. Más alto<br />

que el sabio, vive el justo, más alta que la ciencia es la moral. Si somos racionales es para<br />

que seamos responsables.<br />

El criterio más infalible para conocer si un hombre se ha <strong>de</strong>sarrollado en toda la fuerza<br />

<strong>de</strong> su razón, está en su vida; si hace el mal, no es suficientemente racional.<br />

Cultivar la razón para aplicarla al mal es el crimen más odioso que comete el hombre;<br />

pero es también su mayor falta <strong>de</strong> razón. Elevarse en la escala <strong>de</strong> los seres para no tener conciencia<br />

<strong>de</strong> su altura, es <strong>de</strong>mostrar lo inmerecido <strong>de</strong> la elevación. Si por algo es la historia la<br />

eterna penitenciaría <strong>de</strong> los malvados po<strong>de</strong>rosos, es porque po<strong>de</strong>mos acercarnos a sus celdas<br />

a preguntar a Alejandro, a Augusto, a Julio II, a torquemada, a Felipe II, a Enrique VIII, a<br />

Luis xIV, al Duque <strong>de</strong> Alba, a pizarro, a Napoleón primero y al segundo, qué hicieron <strong>de</strong> la<br />

razón cuando no supieron aplicarla a dirigir con ella su conciencia. y si para algo es necesario<br />

educar tempranamente en la verdad al hombre, es para que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> temprano <strong>de</strong>scubra la<br />

realidad <strong>de</strong> su conciencia y reconozca que la más alta entre todas las verda<strong>de</strong>s que están al<br />

alcance <strong>de</strong> la razón humana, es que el hombre no ha sido concebido para ser instrumento<br />

<strong>de</strong>l mal, sino para ser obrero concienzudo <strong>de</strong>l bien.<br />

Esta no es una afirmación <strong>de</strong>l entusiasmo. Es una verdad <strong>de</strong> razonamiento y <strong>de</strong> experiencia.<br />

De razonamiento, porque todas las investigaciones que tienen por objeto el explicarnos<br />

para qué vivimos, nos llevan al reconocimiento y a la afirmación <strong>de</strong>l bien. De experiencia,<br />

porque si alguna vez nos sentimos completamente felices, es porque nos hemos sentido<br />

capaces <strong>de</strong> realizar un bien.<br />

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