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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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112 INTRODUCCIÓNeste caso las mismas normas que se aplican a las decisiones del Concilio de Nicea,se tiene que admitir que la Iglesia externa apostató tan verdaderamente bajoConstancio como había profesado la verdadera fe bajo Constantino. Si muchosfinnaron la fórmula Eusebiana o Arriana de manera insincera, de la misma maneramuchos asintieron hipócritamente a los decretos de Nicea. Si muchos se vieronabrumados por la autoridad y el temor en un caso, asi sucedió en el otro. Si muchosrevocaron su asentimiento al arrianismo, otros tantos prácticamente retiraron suconsentimiento a la doctrina Atanasiana.La evasión romanista de este argumentoAl tratar de este hecho innegable, los romanistas y romanizadores se venobligados a abandonar su principio. Su doctrina es que la Iglesia externa no puedeerrar, que la mayoria de obispos que viven en cualquier época no pueden dejar deenseñar la verdad. Pero es innegable que bajo el reinado del emperador Constanciola inmensa mayoría, incluyendo al Obispo de Roma, renunciaron a la verdad. Perodice Bellarmino 11 que la Iglesia prosiguió y que fue conspicua en Atanasio,Hilario, Eusebio y otros. Y dice Palmer, de Oxford: 12 «La verdad fue preservadaincluso bajo obispos arrianos». Pero aqui de la que se trata no es de si la verdadserá preservada y confesada por los verdaderos hijos de Dios, sino si un cuerpoexterno, organizado, y especialmente la Iglesia de Roma, puede errar en susenseñanzas. No se puede admitir que los romanistas, sólo para afrontar unaemergencia, echen mano de la doctrina protestante de que la iglesia puede consistirde creyentes esparcidos. Es cierto que, como lo afirma Jerónimo, «Ubi fides veraest, ibi Ecclesia est» [Allí donde está la verdadera fe, allí está la Iglesia]; pero éstaes nuestra doctrina, no la de Roma. «Ecclesia manet et manebit» [La Iglesiapermanece y permanecerá]. Pero sea ello en gloria manifiesta, como en los tiemposde David, o como creyentes esparcidos, como en los dias de Elías, no es esencial.La Iglesia de Roma reehaza la doctrina de AgustínUn segundo caso en el que la iglesia externa (y especialmente la Iglesia deRoma) se ha apartado de lo que habia ella misma declarado verdadero es en elrechazo de las doctrinas conocidas históricamente como agustinianas. El hecho deque las peculiares doctrinas de Agustín habían sido reconocidas por toda la Iglesia,y especialmente por la Iglesia de Roma, es algo innegable. Estas doctrinas incluyenla doctrina de la corrupción pecaminosa11. De Ecclesia, lib. III. c. 16.12. On the Church, vol. 11., pág. 187.

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