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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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CAPÍTULO IV – MISTICISMO 77partes. Esta predicación tenta que continuar hasta el fin del mundo. Y por ello, sedio provisión para la continuación del ministerio. Se debían seleccionar hombresllamados y cualificados por el Espíritu, y separados para esta obra por llamamientodivino. Y ha sido de esta manera, hasta ahora, que el mundo ha sido convertido. Enningún caso encontramos a los apóstoles llamando al pueblo, ni a judíos ni agentiles, a que miraran dentro de ellos para escuchar a la Palabra interior. Debíanescuchar la Palabra exterior; creer lo que oían, y orar que el Espíritu Santo lescapacitara para comprender, recibir y obedecer lo que se les daba así a conocer demanera externa.Contrario a los hechos de la experiencia3. La doctrina en cuestión no es menos contraria a los hechos que a la Escritura.La doctrina enseña que mediante la revelación interior del Espíritu se da a todohombre conocimiento salvador de la verdad y del deber. Pero toda la experienciademuestra que sin la Palabra escrita, los hombres en todas partes y en toda edadson ignorantes de las cosas divinas,- sin Dios, sin Cristo y sin esperanza en elmundo. ... Es increíble que el Espíritu Santo dé a todo hombre una revelacióninterior de la verdad salvadora si no se manifiestan por ningún lugar los efectosapropiados de tal revelación. Se debe recordar que sin el conocimiento de Dios nopuede haber religión. Sin un conocimiento correcto del Ser Supremo no puedehaber afectos rectos para con é1. Sin el conocimiento de Cristo, no puede haber feen él. Sin verdad no puede haber santidad, como tampoco puede haber visión sinluz. Y como no se cncuentra un conocimiento verdadero de Dios, ni santidad decorazón y de vida, allí donde no se conocen las Escrituras, está claro que son lasEscrituras, por ordenanza de Dios, la única fuente que tenemos de conocimientosalvador y santificador, y no una luz interior común a todos los hombres.Hay un sentido en el que, como creen todos los cristianos evangélicos, elEspíritu es dado a todo hombre. Él está presente con cada mente humana,impulsando al bien y reprimiendo el mal. Es a ello que se debe el órden en elmundo y lo que haya de moralidad. Sin esta «gracia común», o influencia generaldel Espíritu, no habría diferencia entre nuestro mundo y el infierno; porque elinfierno es un lugar o estado en el que los hombres son finalmente abandonadospor Dios. De una manera similar, hay una eficiencia providencial general de Diospor la que Él coopera con causas segundas, en las producciones de los maravillososfenómenos del mundo externo. Sin esta cooperación - la continua conducción de lamente - el cosmos se transformaría en caos. Pero el hecho de que esta eficienciaprovidencial de Dios es universal no constituye prueba de que Él obre milagros entodas partes, de que constantemente opere sin la intervención de causas segundas.

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