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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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630 PARTE II – ANTROPOLOGIAlos que se dirige son criaturas racionales, capaces de obligaciones morales, y queson agentes morales libres. No Implica nada más. El mandamiento no es nada másque la declaración autoritativa de lo que es obligatorio para aquellos a los que sedirige; Se nos demanda que seamos perfectos como nuestro Padre en el cielo esperfecto. La obligación es imperativa y constante. Pero nadie en su sano juiciopuede afirmar su propia capacidad para hacerse perfecto de esta manera. Por ello, apesar de los repetidos mandamientos dados en la Biblia a los pecadores para queamen a Dios con todo el corazón, a que se arrepientan y crean el evangelio, y a quevivan sin pecar, se mantiene la verdad de que las Escrituras en ningún lugarafirman ni reconocen la capacldad del hombre caído para cumplir estas demandasdel deber.Declaraciones expresas de las Escrituras.2. .Además de este testimonio negativo de las Escrituras, tenemos las repetidasy explícitas declaraciones de la Palabra de Dios acerca de esta cuestión nuestroSeñor compara la relación entre él mismo y su pueblo con la que existe entre lavida y sus ramas. El punto de la analogía es la total dependencia comun a ambasrelaciones. «Como el pámpano no puede llevar fruto por si mismo, si nopermanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. .., separadosde mí, nada podéis hacer» (Jn 5:4,5). Aquí se nos enseña que Cristo es la únicafuente de la vida espiritual; que los que están fuera de él están destituidos deaquella vida y de toda capacidad para producir sus frutos propios; e incluso conrespecto a los que están con Él, esta capacidad no les pertenece a ellos mismos,sino que se deriva por entero de Él, de manera semejante, el Apóstol afirma suinsuficiencia (o incapacidad) para hacer nada por sí mismo.· «Nuestracompetencia», dice él, «proviene de Dios» (2 Co 3:5). Cristo les dice a los judíos(Jn 6:44): «Nadie puede venir a mí. Si el Padre que me envió no le atrae». Esto noqueda debilitado ni desvirtuado por el hecho de que él diga, en otro lugar, «y noqueréis venir a mí, para que tengáis vida». El alma arrepentida y creyente acudecreyendo a Cristo. Quiere venir. Pero esto no implica que pueda por ella, mismaproducir aquella disposición de acudir. El pecador quiere no venir; pero esto nodemuestra que venir esté en la capacidad de su voluntad. No puede tener lavoluntad de acudir para salvación de su alma, a no ser que tenga un verdaderosentimiento de pecado, y una apropiada comprensión de la persona, del carácter yde la obra de Cristo, y unos afectos correctos hacia Él. ¿Cómo los va a conseguir?¿Están todos estos complejos estados mentales, este conocimiento, estasaprehensiones y estos afectos sujetos al poder imperativo de la voluntad? En Ro8:7 el Apóstol dice: «La mentalidad de la carne es enemistad contra Dios; porqueno se somete a la ley de Dios, ya que ni siquiera puede; y los que viven según lacarne no pueden agradar a

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