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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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CAPÍTULO VIII - EL PECADO 523experiencia, son explicados de diferentes maneras. (1) Algunos dicen que se debe ala relativa debilidad de los poderes más elevados. Esto se reduce a la doctrina deLeibnitz de que el pecado se debe a las limitaciones de nuestra naturaleza, o a ladebilidad y propensión a errar inherentes a nuestra constitución como criaturas. (2)Otros apelan a la libertad de la voluntad. El hombre, como agente libre, tiene elpoder bien de resistirse, bien de someterse a las seducciones de la carne. Si sesomete, es su propia falta y pecado. No hay necesidad ni coerción en ello. Pero siesta sumisión es universal y uniforme, ha de tener una causa universal y adecuada.Esta causa no se encuentra en la mera libertad del hombre, o en su capacidad desometerse. Debe ser que la causa es uniforme y permanente, y que tal causa sólopuede hallarse en la constitución misma del hombre, al menos en su estado actual,que hace que el elemento sensual en el hombre sea más poderoso que el espiritual.(3) Otros, por su parte, mientras que no niegan la capacidad plenaria del hombrepara resistir a las seducciones de los sentidos, dan cuenta de la ascendenciauniversal de los poderes inferiores mediante una referencia al orden de desarrollode nuestra naturaleza. Estamos constituidos de tal manera, o venimos al mundo ental estado, que la parte inferior o sensorial de nuestra naturaleza alcanza invariabley necesariamente la fuerza antes que se desarrollen los poderes más elevados. Laspropensiones animales del niño son poderosas, mientras que la razón y laconciencia son débiles. Es por ello que lo inferior alcanza tal dominio sobre losuperior que es después siempre mantenido.Pero es evidente que esta teoria, en ninguna de sus formas, no llega a exponerla verdadera naturaleza del pecado, ni a explicar de manera satisfactoria su origen.1. El pecado no es esencialmente el estado o acto de una naturaleza sensorial.Las criaturas presentadas en la Escritura como más pecaminosas son los espírituscaídos, que no tienen cuerpos ni apetitos sensuales.2. En segundo lugar, los pecados más ofensivos en el hombre, y que más ledegradan, y que más cargan a su conciencia, nada tienen que ver con el cuerpo. Lasoberbia, la malicia, la envidia, la ambición, y, por encima de lodo, la incredulidady la enemistad con Dios, son pecados espirituales. Pueden existir no sólo en seresque no tienen constitución material, sino también en el alma separada del cuerpo, ycuando queda extinguida su naturaleza sensorial.3. Esta teoria tiende a disminuir nuestra consciencia de pecado y de culpa. Hacede todo mal moral una mera debilidad, el consentimiento de los poderes másdébiles del espíritu a las más intensas fuerzas de la carne. ..,4. Si el cuerpo es la sede y la fuente del pecado, entonces todo aquello quetienda a debilitar el cuerpo o a reducir la fuerza de sus deseos tenderá a

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