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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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CAPÍTULO VIII - EL PECADO 567infligida a ellos. Fue muerte con la promesa de redención. Ahora bien, que estosmales son penales en nuestro caso así como en el de él es cosa clara, porque elcastigo es un sufrimiento infligido en la ejecución de una amenaza y parasatisfacción de la justicia. No importa cuál sea el sufrimiento. Su carácter comopena no depende de ss naturaleza, sino del designio para el que se aplica. Unhombre, como ya se ha observado antes, puede ser encerrado en la cárcel paraprotegerle de la violencia popular; otro, en ejecución de una sentencia legal. En uncaso el encarcelamiento es un favor; en el otro, un castigo. Así, por cuanto losmales que los hombres sufren debido al pecado de Adán son infligidos enejecución de la pena con que fue amenazado, son tan verdaderamente penales ennuestro caso como en el de él; y por consiguiente él fue tratado como la cabezafederal y representante de su raza. Además de la clara suposición de la verdad deesta relación federal, ésta es declarada de manera expresa en la Palabra de Dios. Elparalelo establecido por el Apóstol entre Adán y Cristo se relaciona precisamenteen este punto. Adán era el tipo de Aquel que debía venir, porque como el primeroera el representante de su raza, así el otro es el representante de Su pueblo. Y lasconsecuencias de la relación se muestran como parejamente análogas. Fue porqueAdán era el representante de su raza que su pecado es la base judicial para lacondenación de ellos; y es debido a que Cristo es el representante de su pueblo, quesu justicia es la base judicial de la justificación de los creyentes.El principio representativo en las Escrituras.2. Este principio representativo impregna Ia totalidad de las Escrituras. Laimputación del pecado de Adán a su posteridad no es un hecho aislado. Es sólo unailustración de un principio general que caracteriza las dispensaciones de Diosdesde el comienzo del mundo. Dios se declaró a sí mismo a Moisés como siendo«¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande enmisericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona lainiquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente almalvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos delos hijos, hasta la tercera y cuarta generación» (Éx 34:6, 7). Jeremías dice: «Quehaces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijosdespués de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre» (Jer32:18). La maldición pronunciada sobre Canaán cayó sobre su posteridad. La ventapor parte de Esaú de su primogenitura excluyó a sus descendientes del pacto de lapromesa. Los hijos de Moab y de Amón quedaron excluidos de la congregación deJehová para siempre, porque sus antepasados se opusieron a los israelitas cuandosalieron de Egipto. En el caso de Datán y Abiram, como

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