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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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656 PARTE II - ANTROPOLOGÍAqueda perdida desde la Caída. Una vez es restaurada por la gracia, como dicenellos, debe perderse de nuevo en aquella libertad para lo bueno que es idéntica conla necesidad. Si la libertad y la capacidad son así distintas, ¿por qué habrían deconfundirse? Estamos conscientes de nuestra libertado Sabemos que somos libresen todas nuestras voliciones. Ellas se nos revelan en lo más íntimo de nuestraconsciencia como actos de autodeterminación. No podemos rechazarlas ni escapara nuestra responsabilidad acerca de ellas, aunque lo intentemos. Y nadie, sinembargo, está consciente de una capacidad para cambiar su propio corazón. Ellibre albedrío pertenece a Dios, a los ángeles, a los santos glorificados, a loshombres caídos, y a Satanás; y es lo mismo en todos. Y sin embargo Dios nopuede, en el sentido más estricto de la palabra, hacer lo maIo; ni tampoco puedeSatanás, por una volición, recuperar su herencia perdida de santidad. Es un granmal confundir así cosas tan esencialmente distintas, que produce una confusión sinfin. Agustín dice que el hombre no es libre desde la caída, porque no puede sinopecar; los santos son libres porque no pueden pecar. ¡En el primer caso, laincapacidad destruye la libertad; y en el segundo constituye la perfección de lalibertad! La necesidad es lo precisamente contrario a la libertad, y sin embargo sedice que ambas cosas son idénticas. Un hombre, al afirmar el libre albedrío, tienela intención de afirmar la libre acción, en tanto que niega la capacidad; otrosignifica por lo mismo una plena capacidad. Desde luego, es importante noemplear las mismas palabras para expresar ideas contrarias. Sin embargo, laconfusión de pensamiento y de lenguaje no es el principal mal que surge de haceridénticas la libertad y la capacidad. Necesariamente nos lleva a un conflicto con laverdad, y con los juicios morales de los hombres. Hay tres verdades de las quecada hombre está convencido por la misma constitución de su naturaleza. (1) Quees un agente libre. (2) Que nadie sino los agentes libres son responsables por sucarácter y conducta. (3) Que no posee la capacidad para cambiar su estado moralmediante un acto de la voluntad. Ahora bien, si para expresar el hecho de suincapacidad decimos que no es un agente libre, contradecimos su consciencia; o, siél cree lo que le decimos, destruimos su sentido de responsabilidad. O, si ledecimos que por cuanto es un agente libre tiene poder para cambiar su corazón avoluntad de nuevo entramos en conflicto con sus convicciones. Él sabe que es unagente libre, y sin embargo sabe que no tiene capacidad para hacerse santo a simismo. La libre agencia es la potestad de decidir según nuestro carácter; lacapacidad es la potestad para cambiar nuestro carácter mediante una volición. Delo primero tanto la Biblia como la conciencia afirman que pertenece al hombre encada condición de su ser; de lo último, tanto la Bíblia como la conciencia afirmanigual de explfcitamente que no pertenecen al hombre caído. Por ello, no debiera deconfundirse entre ambas cosas.

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