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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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642 PARTE II - ANTROPOLOGÍAque, por lo que respecta a los últimos, los hechos tienen que ser primero recogidos.Asi, en cuestiones que tengan que ver con la mente, con frecuencia todo lo que sedemanda, y todo lo que se puede dar, es un mero enunciado de la cuestión. Si esteenunciado es correcto, los hechos de la consciencia se disponen espontáneamenteen orden a su alrededor; si es incorrecto, rehusan obstinadamente quedar dispuestosasi. Si esto es asi, ¿a qué se debe que los hombres difieran tanto acerca de estacuestión? A esto se puede responder:1. Que no difieren tanto como parecen. Cuando la mente es dejada sinperturbaciones, y se le permite que actúe en base de sus propias leyes, los hombres,en la gran mayoría de los casos, piensan de manera semejante acerca de todas lasgrandes cuestiones que dividen a los filósofos. Es sólo cuando agitan el plácidolago, e intentan sondear sus profundidades, analizar sus aguas, determinar las leyesde sus corrientes y determinar lo que contienen, que ven y piensan de manera tandiferente. Por mucho que los hombres difieran en sus opiniones especulativasacerca de la naturaleza última de la materia, todos ellos, en la práctica, sienten yactúan de la misma manera en todo lo que concieme a su aplicación y uso. Y pormucho que puedan diferir en cuanto a la cuestión de la libertad o de la necesidad,concuerdan en cuanto a considerarse a sí mismos o a otros como agentesresponsables.2. En ninguna cuestión es la ambigüedad del lenguaje un impedimento másserio, para llegar a un acuerdo consciente, que con referencia a toda esta cuestión,y especialmente por lo que respecta a la cuestión del libre albedrío. La mismadeclaración frecuentemente aparece como cierta para una mente, y falsa para otra,porque es entendida de manera diferente. Esta ambigüedad surge en parte de laimperfección inherente al lenguaje humano. Las palabras tienen y tienen que tenermás de un sentido; y aunque definamos nuestros términos, y digamos en cuál desus varios distintos significados estamos empleando una palabra, sin embargo lasexigencias del lenguaje, o la falta de atención, conducen casi indefectiblemente aque sea empleado en alguno de sus otros legítimos significados. Además, losestados de mente que estas palabras quieren describir son por si mismos tancomplejos que ninguna palabra los puede describir con precisión. Tenemostérminos para expresar las operaciones del intelecto, otros para designar lossentimientos, y aún otros para acciones de la voluntad; pero miles de nuestrasacciones incluyen el ejercicio del intelecto, de la sensibilidad y de la voluntad, y esabsolutamente imposible encontrar palabras para todos estos complejos y variablesestados de la mente. Por tanto, no es nada asombroso que los hombres se malinterpreten unos a otros, y que fracasen en sus más intensos esfuerzos por expresarlo que quieren decir de manera que otros le den precisamente el mismo sentido alas palabras que ellos emplean.

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