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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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660 PARTE II - ANTROPOLOGÍAsupone tanto razón como poder activo. La mera espontaneidad no constituye ellibre albedrío, porque se halla en los brutos, en los idiotas y en los maníacos. Nohay controversia en cuanto a lo que se significa por razón como uno de loselementos del libre albedrío; y por lo que respecta al poder activo, que es susegundo elemento, se concuerda que significa o incluye la eficiencia. En otraspalabras, se concuerda en que un agente libre es la causa eficiente de sus propiasacciones.3. Se admite, por ambos lados, que en todos los casos importantes, los hombresactúan influenciados por motivaciones. Reid, desde luego, trata de mostrar que enmuchos casos la voluntad decide sin motivo alguno. Cuando no hay base para unapreferencia, dice él que éste tiene que ser eI caso, como en el caso en que unhombre decide qué moneda de cincuenta chelines va a dar. Admite, sin embargo,que estas decisiones arbitrarias tienen que ver sólo con cosas irrelevantes. Otros dela misma escuela reconocen que nunca se llega a una volición racional exceptobajo la influencia de motivos.4. Se concuerda además en que la voluntad no está determinada concertidumbre por motivos externos. Todos los Agustinianos niegan que el estadointerno de la mente que determina la voluntad sea él mismo determinado cierta onecesariamente por nada externo a la mente misma.5. También se puede dar por sentado que las partes concuerdan en que lapalabra voluntad debe ser tomada en su sentido propio, restringido. No se trata desi los hombres tienen poder sobre sus propios afectos, sobre lo que les agrada odesagrada. Nadie lleva la capacidad de la voluntad hasta tan lejos como para decirque podemos, mediante una volición, cambiar nuestros sentimientos. Lo quetratamos sólo trata de nuestras voliciones. Es la base o razón de los actos de autodeterminaciónlo que está bajo discusión. Y, por ello, lo que tenemos a la vista esla voluntad considerada como la facultad de la auto-determinación, y no como lasede de los afectos. La pregunta de por qué un hombre es llevado a amar a Dios, oa Cristo, o a sus semejantes, o la verdad y la bondad; y otro llevado a amar elmundo, el pecado, es muy diferente de la pregunta de qué es lo que le determina aefectuar este o aquel acto en particular. La voluntad es aquella facultad mediante laque decidimos hacer algo que consideramos está en nuestro poder hacer. Lacuestión de si alguien tiene capacidad para cambiar su propio carácter en cualquiermomento, o de darse a sí mismo lo que en el lenguaje de la Escritura es un nuevocorazón, tiene que ver con la magnitud de su capacidad. Esto es, se trata de unacuestión que concierne a la capacidad o incapacidad del pecador: y es una cuestiónde suma importancia; pero no debiera ser confundida con la cuestión del librealbedrío, que es lo que estam os ahora considerando.Asi, todo lo que estamos considerando es si, cuando alguien decide hacer algo,su voluntad está determinada por el estado previo de su mente; o si, con

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