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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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CAPÍTULO XI – PROVIDENCIA 409la naturaleza religiosa del hombre. Por ello se trata de una creencia instintivanecesaria. Sólo es echada de la mente o dominada por medio de un esfuerzopersistente. En primer lugar, no podemos más que considerar como una limitaciónimpuesta a Dios suponerle ausente bien en cuanto al cnoocimiento, bien en cuantoal poder, de ninguna parte de su creación. En segundo lugar, nuestro sentimiento dedependencia involucra la convicción no sólo de que debemos nuestra existencia asu voluntad, sino que es en Él que nosotros y todas sus criaturas vivimos, nosmovemos, y tenemos nuestro ser. En tercer lugar, nuestro sentimiento deresponsabilidad implica que Dios es conocedor de todos nuestros pensamientos, detodas nuestras palabras y de todas nuestras acciones, y que Él controla todasnuestras circunstancias y nuestro destino, tanto en esta vida como en la vidavenidera. Esta convicción es instintiva y universal. Se encuentra en hombres detodas las edades, y bajo todas las formas de religión, y en todos los estados decivilización. Los hombres creen universalmente en el gobierno moral de Dios; yuniversalmente creen que el gobierno moral es administrado, al menos en parte, eneste mundo. Ellos ven que Dios con frecuencia reprime o castiga a los malvados.¿Quién pecó, éste o sus padres, que naciera ciego? fue el pronunciamiento de unsentimiento natural; la expresión, aunque errónea en cuanto a la forma, de laconvicción irreprimible de que todo está ordenado por Dios. En cuarto lugar,nuestra naturaleza religiosa demanda la relación con Dios. Él tiene que ser paranosotros el objeto de la oración y la base de la confianza. Tenemos que mirar a Élen la angustia y en el peligro; no podemos refrenarnos de invocarle por su ayuda,ni de darle las gracias por nuestras misericordias. A no ser que la doctrina de unaprovidencia universal a cierta, todo esto resulta un engaño. Pero ésta es la relaciónen la que las Escrituras y la constitución de nuestra naturaleza suponen queestamos con Dios, y que Él tiene con el mundo. Él está siempre presente,controlándolo todo, oyendo y contestando cada oración, dándonos nuestrasmisericordias diarias, y conduciéndonos en todos nuestros caminos. Esta doctrinade la providencia, por tanto, es el fundamento de toda religión práctica, y sunegación es prácticamente ateísmo, porque entonces quedamos sin Dios en elmundo. Se puede decir que estos sentimientos religiosos se deben a nuestraeducación; ... el hecho de que nuestro conocimiento de lo que es bueno o malo y deque las opiniones humanas acerca de este punto se puedan modificar mediante laeducación y las circunstancias no demuestra que nuestra naturaleza moral se deba ala educación; ni tampoco sacude las convicciones que tenemos de lo correcto denuestros juicios morales. Puede ser, e indudablemente es cierto, que debemos a lasEscrituras la mayor parte de nuestro conocimiento de la ley moral, pero esto nodaña nuestra confianza en la autoridad y veracidad de nuestras perspectivas acercadel deber y de la

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