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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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556 PARTE II - ANTROPOLOGÍAsentido no considera una acción como de la voluntad si no es un acto de deliberadaautodeterminación, algo que es llevado a cabo sciente et volente [sabiendo yqueriendo]. Segundo, todos los ejercicios espontáneos e impulsivos de lossentimientos y de los afectos son en cierto sentido voluntarios. Y tercero, todo loque sea inherente en la voluntad como um hábito o disposición se llama voluntariocomo perteneciente a la voluntad. La doctrina de la Iglesia de Roma acerca deestos puntos, como se muestra en la sección precedente, es asunto de disputa entrelos mismos Romanistas. La mayoria de los escolásticos y de los teólogosRomanistas niegan que nada sea de la naturaleza de pecado sino las accionesvoluntarias en el primer sentido de la palabra «voluntario» que se ha mencionadoanteriormente. Ya se ha visto cómo tratan de conciliar la doctrina de la corrupciónhereditaria e inerente, o pecado original, con este principio. Pero manteniendo esteprincipio, negan rotundamente que los meros impulsos, los motus primo primi,como se les llama, de las malas disposiciones sean de naturaleza pecaminosa. Seven forzados a adoptar esta doctrina por su postura acerca del bautismo. En estaordenanza, según la teoria que mantienen, se elimino todo lo que sea de naturalezade pecado. Pero la concupiscencia, con sus inclinacionec, permanece. Éstas, sinembargo, si no son deliberadamentc seguidas y obedecidas, no son pecaminosas.Que lo sean o no, naturalmente depende del alcance de la ley. Nada es pecaminososino lo contrario a la ley divina. Si esta ley demanda perfecta conformidad a laimagen de Dios, entonces estos impulsos al mal son claramente pecaminosos. Perosi la ley sólo toca actos deliberados, no lo son. La doctrina Protestante quepronuncia que estos actos impulsivos son de la naturaleza de pecado quedaconfirmada por la conciencia del creyente. Reconoce como un mal en su propianaturaleza los pnmeros impulsos de malicia, envidia, orgullo o codicia. Sabe quesurgen de una naturaleza mala, o imperfectamente santificada. Constituyen parteque la carga de corrupción que espera abandonar en la tumba; y sabe que estarálibre de ello en el cielo; jamás perturbaron el alma perfectamente santa de subendito Señor, a cuya imagen siempre está ahora obligado a conformarse.5. Sigue del principio de que la ley condena toda carencia de conformidad a lanaturaleza de Dios, que condena las malas disposiciones o hábitos, así como todoslos pecados voluntarios, sean deliberados o impulsivos. Según la Biblia y losdictados de la conciencia, hay pecaminosidad además de pecados; existe el carácteren distinción de los actos fugaces mediante los que este carácter se revela; esto es,un estado pecaminoso, permanente, inherente, formas inmanentes de mal, que sonverdadera y propiamente de la naturaleza de pecado. Asi, no todo pecado es unaagencia, actividad o acto: puede ser y es también una condición o estado de lamente. Esta distinción

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