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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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446 PARTE I - TEOLOGÍA PROPIAmueren al seno de Abraham (Lc 16:22); ellos acompañarán a Cristo en su segundavenida, y recogerán a su pueblo en su reino (Mt 13:39; 16:27; 24:31). Tales son lasdeclaraciones generales de las Escrituras acerca de esta cuestión, y con ellasdeberíamos contentamos. Sabemos que son los mensajeros de Dios; que ellos sonahora, como siempre lo han sido, empleados en la ejecución de Sus mandatos, peromás que esto no se revela positivamente. Que cada creyente individual tenga unángel guardián no es algo que se declare con ninguna claridad en la Biblia. Laexpresión empleada en Mt 18:10, con referencia a los niños pequeños, «cuyosángeles» se dice que ven el rostro de Dios en el cielo, es entendida por muchoscomo favorecedora de esta suposición. Lo mismo sucede con el pasaje en Hch12:7, donde se menciona el ángel de Pedro (v. 15). Pero este último pasaje nodemuestra que Pedro tuviera un ángel guardián como tampoco si la criada hubieradicho que era el fantasma de Pedro demostraría la superstición popular acerca deesta cuestión. El lenguaje registrado no es el de una persona inspirada, sino el deuna sierva no instruida, y no puede ser tomado como de autoridad didáctica. Sólodemuestra que los judíos de aquellos tiempos creian en apariciones espirituales. Elpasaje en Mateo tiene más relevancia, enseñando que los niños tienen ángelesguardianes; esto es, que hay ángeles encomendados a cuidar de su bienestar. Perono demuestra que cada niño, ni que cada creyente, tenga su propio ángel de laguarda. En Daniel 10 se hace mención del Príncipe de Persia, del Príncipe deGrecia, y, hablando a los hebreos, de Miguel vuestro Príncipe, en tal sentido que hallevado a la gran mayoría de los comentaristas y teólogos de todas las eras de laIglesia a adoptar la opinión de que se ha encomendado a ciertos ángeles la especialsupervisión de unos reinos en particular. Por cuanto Miguel, que es llamadoPríncipe de los Hebreos, no era el increado Angel del Pacto, ni un príncipehumano, sino un arcángel, parece natural la inferencia de que el Príncipe de Persiay el Príncipe de Grecia eran también ángeles. Pero esta opinión ha sidocontrovertida por varias razones. (1) Por el silencio de la Escritura acerca de estacuestión en otros pasajes. Ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamentoencontramos indicación alguna de que las naciones paganas tengan o tuvieran unángel guardián o un mal espiritu puesto sobre ellas. (2) En el v. 13 del décimocapítulo de Daniel los poderes enfrentados contra el ángel Miguel que se aparecióal profeta son llamados «los reyes de Persia», al menos según una interpretación deaquel pasaje. (3) En el capítulo siguiente se introducen soberanos terrenales de talmanera que se hace patente que son ellos, y no los ángeles, buenos o malos, lospoderes contendientes indicados por el profeta. l Es desde luego desaconsejable1. Véase Hävenick acerca de Daniel 10:13.

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