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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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348 PARTE I - TEOLOGÍA PROPIAperdidos los que no tienen ojos para verLa. El que no cree ya ha sido condenado,porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. El que cree en elHijo tiene vida eterna; y el que no cree en el Hijo no verá la vida, sino que la ira deDios permanece sobre él. Ésta es, por tanto, la doctrina del Nuevo Testamento, quela aprehensión espiritual y el sincero reconocimiento de la Deidad del Redentorconstituye la vida del alma. Es en su propia naturaleza vida eterna; y la ausencia ocarencia de esta fe y conocimiento es muerte espiritual y eterna. Cristo es nuestravida; por tanto, quien no tiene al Hijo no tiene la vida.C. Las relaciones que Cristo tiene con Su pueblo y con el mundo.Como la relación que los creyentes tienen conscientemente con Cristo esaquella que podemos sustentar sólo con Dios, igualmente la relación que Él asumecon nosotros y que demanda como suya en virtud de su naturaleza y de su obra, esaquella que sólo Dios puede mantener con criaturas racionales.Su autoridad como Maestro.Esto está claro en cuanto a la autoridad que Él asume como maestro tanto de laverdad como del deber. Todo lo que Él ha declarado cierto, todo lo que loscrstianos siempre se han sentido ligados a creer, sin examen, y todo lo que Él losha mandado hacer o evitar, lo han considerado siempre como vinculante para laconciencia. Su autoridad es la base última y más elevada de la fe y de la obligaciónmoral. Como la razón infinita y absoluta moraban en Él corporalmente, suspalabras eran las palabras de Dios. Él declaró ser la Verdad, y por ello cuestionarlo que Él decía era rechazar la verdad; desobedecerle era desobedecer la verdad. Élfue anunciado como el Logos, la Razón personal y manifestada, que era y es la luzdel mundo; la fuente de toda razón y de todo conocimiento para las criaturasracionales. Por ello, Él habló como jamás nadie había hablado. Enseñaba conautoridad. No hacía como Moisés y los profetas, hablar en nombre de Dios,diciendo: Así dice el Señor, apoyándose en una autoridad fuera de sí mismos. Élhablaba en su propio nombre, y los Apóstoles en nombre de Cristo. Él era laautoridad última. Él se pone uniformemente a Sí mismo en la relación de Dios consu pueblo. Vosotros seréis salvos «si hacéis todo lo que os mando». Él que a mí meoye, a Dios oye. Yo y el Padre uno somos; Él en mí, y Yo en Él. El cielo y la tierrapasarán, mas mis palabras jamás pasarán. Moisés os dijo esto y aquello, pero yo osdigo a vosotros. Él no negaba la misión divina de Moisés, pero Él asumió elderecho de modificar o derogar las leyes que Dios había dado a su pueblo bajo laantigua economía. El todo de la verdad revelada en el Antiguo así como en elNuevo Testamento es atribuido a Él como su fuente. Porque los antiguos profetasno enseñaron nada más que aquello que

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