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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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346 PARTE I - TEOLOGÍA PROPIAél iría delante de la faz del Señor; pero en Malaquías 3:1, del que este pasajedeclara el cumplimiento, la persona que habla es Jehová. El día de Cristo, en elNuevo Testamento, es llamado «el día del Señor»; en el Antiguo Testamento esllamado «el día de Jehová, el gran día». Romanos 10: 13 cita a JoeI 2:32, que hablade Jehová, y lo aplica a Cristo, diciendo: «Porque todo aquel que invocare elnombre del Señor, será salvo». Romanos 14:10, 11 cita Isaías 45:23, «Porque todoscompareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice eISeñor, que ante mí se doblará toda rodilla», etc. Esto es común a lo largo de todo elNuevo Testamento, y por ello Cristo es allí expuesto como Señor en el mismosentido en que el Supremo Dios es Señor. Quedando establecido de esta manera elsentido de la palabra en su aplicación a Cristo, pone en evidencia cuán constante yfamiliar es el reconocimiento de su divinidad por parte de los escritores sagrados.Ellos lo reconocen como Dios cada vez que le llaman Señor.B. Cristo es presentado como el Objeto de nuestros afectos religiososOtra característica general del Nuevo Testamento, íntimamente ligada con laacabada de mencionar, y que sigue a ella, es que Cristo es en todo lugar reconocidocomo el objeto apropiado de todos los afectos religiosos. Como Él es nuestroSeñor, en el sentido de ser nuestro propietario absoluto, nuestro hacedor,preservador y redentor, y nuestro soberano, poseyendo el derecho de hacer connosotros lo que le parezca bien, somos llamados a hacer de Él el supremo objeto denuestro amor, de su voluntad la más elevada norma del deber, y de su glória el granfin de nuestro ser. Debemos ejercitar la misma fe y confianza en Él que en Dios;darle a Ella misma obediencia, devoción y homenaJe. Y asi vemos que éste es elcaso de comienzo a fin en los escritos del Nuevo Testamento. Cristo es el Dios delos Apóstoles y de los cristianos primitivos, en el sentido de que Él es el objeto detodos sus afectos religiosos. Ellos le consideraban a Él como aquella persona a laque pertenecían de una manera especial; ante la que eran responsables por suconducta moral; ante quien tenian que dar cuenta de sus pecados; ante quienresponder por el uso de su tiempo y talentos; que siempre estaba presente con ellos,morando en ellos, controlando su vida interior, así como la exterior; cuyo amor erael principio animador de su ser; en quien ellos se gozaban como su gozo presente ysuerte eterna. Este reconocimiento de su relación con Cristo como su Dios esconstante y siempre presente, de manera que la evidencia de lo mismo no puede serrecogida y enunciada de una manera polémica o didáctica. Pero cada lector delNuevo Testamento para el que Cristo sea una mera criatura, por exaltada que sea,tiene que sentirse fuera de comunión con los Apóstoles y cristianos apostólicos,que se reconocían a sí mismos y que eran universalmente reconocidos por losdemás hombres como

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