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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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392 PARTE I - TEOLOGÍA PROPIAalguna en cuanto a la cuestión de que se trata aqui. El decreto sólo hace cierto elacontecimiento; y por ello si la certidumbre no es inconsistente con la libertad,entonces la preordenación no lo es. El hecho de que un acontecimiento pueda serlibre, y sin embargo cierto, puede ser demostrado fácilmente. (1) Es una cuestionde consciencia. A menudo estamos totalmente seguros de cómo vamos a actuar,hasta allí donde somos plenamente libres de actuar en absoluto, y conscientes deque actuamos con libertado ... (2) Se han predicho actos libres, y por ello eraseguro que acontecerian. (3) Nada era más cierto que el hecho de que nuestroSeñor se mantendria santo, inocente y sin mancha, y sin embargo todos sus actosfueron libres. (4) Es seguro que el pueblo de Dios se arrepentirá, creerá yperseverará en santidad para siempre en el cielo, y sin embargo no cesan de seragentes libres. Por ello, los decretos de Dios, que sólo aseguran la certidumbre delos acontecimientos, no son inconsistentes con la libertad en cuanto al modo de suacaecimiento. Aunque su propósito comprende todas las cosas, y es inmutable, sinembargo no por ello «se violenta la voluntad de las criaturas, ni es elimina lalibertad ni la contingencia de las causas segundas, sino que más bien queda todoello establecido».B. La preordenación deo pecado, inconsecuente con la santidad.También se objeta que es inconsecuente con la santidad de Dios que Élpreordene el pecado. ... En cualquier caso, esto queda suficientemente contestadopara nosotros. Es en vano argüir que un Dios santo y benevolente no puedepermitir el pecado y la desgracia, si el pecado y la desgracia realmente existen. ...Y así es absolutamente irracional contender que Dios no puede preordenar elpecado, si Él preordenó [como no lo duda ningún cristiano] la crucifixión deCristo. La presencia del pecado en el plan adoptado por Dios es un hecho palpable;por ello, no se puede negar racionalmente la consistencia de la preordenación [delpecado] con la santidad de Dios. ... El principio sobre el que se basa la objeciónque examinamos es que un agente es responsable por todas las consecuenciasnecesarias o seguras de sus actos. La objeción es que un Dios santo no puededecretar el acaecimiento del pecado, porque su decreto hace que tal acontecimientosea cierto. Esto es, un agente es responsable de todo aquello que su acción asegure.Pero este principio es totalmente insostenible. Un juez justo, al pronunciar susentencia sobre un criminal, puede estar seguro de que causará pensamientosmalvados y amargos en la mente del criminal, o en los corazones de los amigos delmismo, y sin embargo el juez no tiene culpa de ello. Un padre, al echar a un hijoréprobo de la familia, puede ver que la consecuencia inevitable de tal exclusiónserá una maldad aún mayor, y sin embargo el padre puede estar haciendo lo recto.Es la consecuencia cierta de

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