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Teología Sistemática - Hodge - Cimiento Estable

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CAPÍTULO VIII - EL PECADO 603condiciones, sino siempre y en todas partes, bajo todas las diferentes circunstanciasde su ser, se considera prueba de su constitución natural. Muestra lo que son pornaturaleza, en distinción a lo que son o puedan ser hechos por circunstancias ycultura externas. El mismo principio se aplica a nuestros juicios acerca de loshombres. Todo lo que sea variable y limitado en sus manifestaciones; todo lo quese encuentre en algunos hombres y no en otros, atribuimos a causas peculiares ylimitadas, pero lo que es universal y dominante es uniformemente atribuido a lanaturaleza del hombre. Algunos de estos modos de acción universalmentemanifiestos entre los hombres son atribuibles a los atributos esenciales de sunaturaleza, como la razón y la conciencia. El hecho de que todos los hombresefectúen acciones racionales constituye una clara prueba de que son criaturasracionales; y el hecho de que ejecuten acciones morales constituye prueba de quetienen una naturaleza moral. Otros modos universales de acción son atribuidos no alos atributos esenciales de la naturaleza humana, sino a su actual estadopermanente. Que todos los hombres busquen la comodidad y los placeres, y que seprefieran a si mismos antes que a otros, no debe atribuirse a nuestra naturalezacomo hombres, sino a nuestro estado presente. Como el hecho de que todos loshombres ejecuten acciones morales es prueba de que tienen una naturaleza moral,así también el hecho de que tal conducta moral es siempre mala, o que todos loshombres pecan desde el más temprano desarrollo de sus capacidades, constituyeprueba de que su naturaleza moral es depravada. Es absolutamente inconsecuentecon todas las ideas justas de Dios que Él haya creado al hombre con una naturalezaque con absoluta uniformidad lo conduzca al pecado y a la destrucción; o que lehaya situado en circunstancias que inevitablemente lo lleven a su ruina. El actualestado de la naturaleza humana no puede ser, por ello, su condición normal yoriginal. Somos una raza caída. Nuestra naturaleza se ha vuelto corrompida pornuestra apostasía de Dios, y por ello es que toda imaginación (esto es, todoejercicio) de los pensamientos del corazón del hombre son sólo y de continuo elmal. Véase también Gn 8:21. Ésta es la solución Escrituraria y la única racional delhecho innegable de la profunda, universal y temprana pecaminosidad manifiesta delos hombres en todas las eras, de cada cIase, y en todas partes del mundo.Evasiones de los anteriores argumentos.Los métodos adoptados por los que niegan la doctrina del pecado original paradar cuenta de la universalidad del pecado son insatisfactorios en sumo grado.1. No será necesario referimos aquí a las teorias que esquivan esta enormedificultad bien negando la existencia del pecado, bien atenuando su mala

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