Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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ban enajenada de los sentidos, con el rostro hermoso como
de un ángel, y los ojos resplandecientes como dos estrellas,
fija en un lugar por muchas horas como si fuese una
eslalua de mármol. Dobló sus ayunos, disciplinas ymortiücacioiies
, poique faltaba el freno de su madre que la
detenia: y siendo consigo tan rigurosa, con todas las monjas
era blanda y suave, especialmente con las enfermas,
á las cuales visitaba á menudo y las servía y consolaba:
para lo cual lela delante de ellas libros devotos, que juntamente
divirtiesen el dolor y amonestasen la paciencia.
Nunca la vieron alterada ni descompuesta , ni decir palabra
injuriosa ó de murmuración contra aquellas que
condenaban su frecuencia en el comulgar; antes disculpaba
la intención sin dejar su propósito. A su prima y
maestra guardaba grande obediencia sin salir en nada de
su volundad , y á todas las monjas trataba con gran reverencia
; porque tenia tan bajo concepto de sí y tan alto
concepto de ellas, que solia decir: Vosotras sois esposas
de Jesucristo por la profesión que habéis hecho, y yo nó:
por lo cual soy indigna de estar en vuestra compañía.
Habíanla oido decir las religiosas que habia de ser religiosa
, y deseaban muchas que tomase su hábito , esperando
que si ántes de ser religiosa era ejemplo de religiosas
, después descrío seria una santa Catalina de Sena,
como ellas decían , y con su ejemplo pondría en gran observancia
aquel numasleno ; pero ella quería entrar en
otro, donde se observase con mas perfección la vida común
: y aunque las monjas codiciosas de tenerla consigo,
pronielhm que lo harían si tomaba su hábito , no pareció
á la humilde virgen , que era esa empresa para sus fuerzas,
y así habiendo vuelto sus padres á Florencia, se la
llevaron á su casa después de haber estado quince meses
en el convento de Malla.
Tenia la santa virgen edad competente para casarse:
propusiéronle sus padres varios casamientos; mas ella que
tenia ya Esposo, y no queria trocarle por ningún hombre
del mundo, los desengañó y habló con tanta resolución,
que llegó á decir que ántes se dejaría cortar la cabeza
que dejar de ser monja. Desistió luego su padre; masía
madre, que la amaba con mas ternura y sentía mucho
apartarla de sí, procuraba con caricias y halagos atraerla
á su voluntad ; y la santa hija se mostraba triste y desconsolada
con su madre, para que se entibiase su amor
para con ella, y le diese licencia para ser religiosa. Alcanzóla
íinalmente, y escogió el monasterio de Santa María
de los Angeles, que es de la órden del Carmen de la
Observancia , por la gran observancia de aquella casa, y
porque se frecuentaba mucho en ella la sagrada comunión.
Fué recibida por diez dias á primera probación en hábito
de seglar, según la loable costumbre de aquel monasterio
, en los cuales las monjas observan el natural y condición
de la pretendiente, ántes do darlo el hábito, y ella
también considera si podrá llevarla vida de aquella religión.
En este tiempo notaron en la santa virgen tantas
virtudes las religiosas, que tenían por particular merced
del Señor que se la trajese á su monasterio. Particularmente
notaron su continua oración , y las muchas horas
que gastaba en ella : y como una religiosa por probar su
espíritu, le dijese que si entraba monja no podría tener
tanta oración porque le seria forzoso dejarla muchas veces
por acudir á los ejercicios de las novicias, respondió la
prudente virgen : Madre , eso no me da pena ninguna;
LA LEYKND A DE ORO. DÍA 25.
porque sé que todas las cosas que se hacen por obediencia
en la religión, son oración. También admiraron mucho
su mortificación; porque estando un día haciendo labor
con otias religiosas, cpyeron de improviso algunas cosas
que hicieron grande ruido, y levantándose todas las monjas
espantadas para ver la causa del ruido, sola ella ni
se levantó ni movió , ni aun volvió los ojos para ver lo
(pie habia caido. No quisiera salir del monasterio ; pero
sus padres la volvieron á su casa por tres meses, mientras
se disponían las cosas necesarias para su entrada. Habíase
introducido en Florencia, que cuando las doncellas estaban
para entrar religiosas, salían ricamente vestidas y aderezadas
á pasear la ciudad, y veían todas las cosas curiosas
, entretenimientos, comedias, juegos y espectáculos,
como despidiéndose del siglo para encerrarse para
siempre: y á la verdad era ir á recoger especies del
mundo, que llevar á la religión, para tener en la religión
el mundo, de que huían entrando en ella. No quiso la purísima
virgen seguir este abuso: ántes decía , que no podía
entender cómo las que deseaban ser religiosas y espesas
de Jesucristo, gustaban de estas vanidades. Solamente
visitó iglesias y lugares devotos, y por pura obediencia de
su madre se puso un vestido blanco de seda, sin oro ni
plata , y mientras que le tuvo puesto, no cesaba de derramar
continuas lágrimas: y preguntada por qué lloraba,
respondió : Lloro, porque no es conveniente que la que
va á dedicarse á Dios, se vista de modo que las criaturas
pongan en ella los ojos.
Entró en el convento el sábado ántes de la primera
dominica de adviento del año de 1582 , que fué el primer
dia del mes de diciembre, y estúvose preparando para
recibir el hábito hasta los 30 de enero. Sus padres, sintiendo
la soledad que les causaba tan amada hija, quisieron
tener á lo ménos un retrato suyo que les sirviese de
consuelo en su ausencia : enviaron un pintor para que lo
sacase ; pero no lo consintió la virgen por ningunos ruegos
, hasta que se lo mandaron por obediencia su confesor
y la superiora del convento : y aunque obedeció, no
dejó de llorar mientras el pintor la retrataba , diciendo:
¡ Es posible, que de una criatura tan vil como yo soy, y
de un poco de polvo, ha de quedar memoria en el mundo!
Los dias inmediatos á recibir el hábito no se dejó ver do
sus parientes, diciendo que aquel no era tiempo de hablar
con los hombres sino con Dios.
Ei día 30 de enero le dio el hábito el confesor del monasterio,
llamado Agustino Campo: y fué tal su devoción
al recibirle, que todos los presentes se compungieron, y
una doncella se movió á dejar el mundo y tomar el hábito
en aquel monasterio, como después lo cumplió. Particularmente
al recibir el Crucifijo en las manos y cantar las
monjas: il/t/íi absit yloriari, nisi in cruce Domini noslri
Jesuchristi, sintió unirse su alma con Cristo por afecto de
amor, con tanta dulzura espiritual, que confesó era la mayor
que habia tenido hasta entonces, y sintió tirarle Cristo
su corazón, como si fuera una piedra imán, de tal manera,
que protestó de no querer otra cosa en toda su vida síno
á Cristo.
En su noviciado dió tal ejemplo de todas virtudes, que
no solo las novicias tenían que aprender de ella; pero aun
su misma maestra, mujer muy espiritual, como tal oficio
requiere, solia decir: que sóror María Magdalena era mejor
para maestra, que para novicia.