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176 LA LEYENDA DE ORO DIA 4,<br />
cion, don<strong>de</strong> le vieron varias veces en éxtasis con los brazos<br />
en cruz, prorumpiendo, cuando volvía en sí, en<br />
amorosos suspiros y dulces coloquios. La tierna <strong>de</strong>voción<br />
que tuvo á María santísima, le hacia <strong>de</strong>sear ir á<br />
visitarla en su santa casa <strong>de</strong> Lorelo: expuso estos <strong>de</strong>seos<br />
al padre general, al cual le dió grata licencia para pasar<br />
á aquella santa casa, y <strong>de</strong>spués á la ciudad do Añon, á<br />
tratar algunos asuntos <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios. Llegado á la<br />
santa casa <strong>de</strong> Lorelo, junto con su hermano el padre<br />
don Antonio, que era religioso <strong>de</strong> la esclarecida ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />
los clérigos regulares <strong>de</strong> san Cayetano, que le acompañó<br />
en aquel viaje, alcanzó licencia para pasar toda la noche<br />
velando <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> María santísima, y al amanecer se halló<br />
que tenía en los piés una eslraña <strong>de</strong>bilidad y gran falta <strong>de</strong><br />
fuerza en las piernas, causada tal vez <strong>de</strong> la torpeza <strong>de</strong> los<br />
nervios, por haber pasado toda la noche <strong>de</strong> rodillas. Entre<br />
otros favores que <strong>de</strong>l cielo recibió Francisco en esta casa,<br />
fué la noticia <strong>de</strong> su cercana muerte: <strong>de</strong> aquí pasó á la ciudad<br />
<strong>de</strong> Añon, don<strong>de</strong> fué á hospedarse en la casa <strong>de</strong> los padres<br />
<strong>de</strong>l Oratorio <strong>de</strong> san Felipe Neri, que le recibieron con extraordinaria<br />
alegría : el siervo <strong>de</strong> Dios asistía en esta casa<br />
á todos los actos <strong>de</strong> comunidad, y predicaba al pueblo con<br />
extraordinario fervor la palabra <strong>de</strong> Dios; pero al cabo <strong>de</strong><br />
pocos dias se sintió acometido <strong>de</strong> una calentura, que aunque<br />
al principio parecía cosa leve, se le agravó <strong>de</strong> tal manera,<br />
que se reconoció <strong>de</strong> mucho peligro. Viendo el siervo<br />
<strong>de</strong> Dios que le quedaban pocos dias <strong>de</strong> vida, dictó tres<br />
cartas, que escribió su hermano el padre don Antonio, y<br />
él firmó <strong>de</strong> su mano: la una dirigida á sus hermanos religiosos<br />
; y las oirás dos dirigidas á los car<strong>de</strong>nales Monlalto<br />
y Gimnasio, en las cuales les recomendaba su religión.<br />
Preguntó al religioso enfermero que le asistía: ¿En qué<br />
dia estamos? y respondió: En martes, 3 <strong>de</strong> junio, antevíspera<br />
<strong>de</strong> Corpus. Dijo Francisco: Pues según eso mañana<br />
saldré <strong>de</strong> este mundo; y para disponerse con mas fervor<br />
á este paso, se confesó generalmente <strong>de</strong> toda su vida con<br />
su hermano el padre don Antonio, llorando ambos, el padre<br />
Francisco <strong>de</strong> contrición , y su hermano <strong>de</strong> admiración<br />
y ternura, viendo cuan inocente había sido toda su vida:<br />
pidió <strong>de</strong>spués con muchas ansias que le diesen su Majestad<br />
por viático, y al entrar en su aposento el sacerdote que<br />
lo llevaba, salló <strong>de</strong> la cama, y puesto en tierra <strong>de</strong> rodillas<br />
dijo la confesión , y pidió perdón á todos <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>fectos,<br />
perdonando al mismo lierapo á los que le hubiesen agraviado,<br />
y exhalando su afecto en tiernas y afectuosas jaculatorias,<br />
recibió su Majestad con tranquilidad extraordinaria.<br />
Pidió <strong>de</strong>spués con muchas instancias el sacramento<br />
<strong>de</strong> la extremaunción, que recibió con in<strong>de</strong>cible sosiego <strong>de</strong><br />
ánimo, y á las siete <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>l mismo dia 4 <strong>de</strong> junio,<br />
víspera <strong>de</strong>l Corpus <strong>de</strong>l año 1608, plácidamente espiró. Su<br />
sagrado cuerpo fué trasportado <strong>de</strong>spués á Ñápeles, honrándole<br />
Dios con repelidos milagros, que obró por intercesión<br />
<strong>de</strong> su siervo. Nuestro santísimo padre Clemente XIV<br />
puso á nuestro Francisco en el catálogo <strong>de</strong> los beatos, á<br />
cuyo efecto se hallaban ya aprobados por sus antecesores<br />
Benedicto XIV y Clemente XIII, los cuatro milagros siguientes.<br />
En el año <strong>de</strong> 1721 Genaro Capelo pa<strong>de</strong>cía en las narices<br />
una llaga que le consumia lo mas <strong>de</strong> la parle exterior, la<br />
cual empeorándose cada dia, <strong>de</strong>generó en una mortal gangrena,<br />
y el cirujano, temeroso <strong>de</strong> que no pasase el mal á<br />
inflamar las partes contiguas y sanas <strong>de</strong>l rostro, <strong>de</strong>terminó<br />
usar con él el üllimo remedio <strong>de</strong>l fuego, para cuya dolorosa<br />
operación señaló el dia 3 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong>l mismo<br />
año. Viéndose Genaro en tan miserable estado, se encomendó<br />
con mucho fervor al venerable padre Francisco<br />
Caracciolo, cuya estampa tenia en frente <strong>de</strong> la cama, suplicándole<br />
le alcanzase <strong>de</strong> Dios la salud; durmióse plácidamente,<br />
y dispertando al cabo <strong>de</strong> dos horas, se halló perfectamente<br />
sano, restablecidas las narices en su natural y<br />
perfecta figura, como si no hubiese pa<strong>de</strong>cido en ellas mal<br />
alguno.<br />
En el dia 16 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> lili, Felipe Rubinacci,<br />
napolitano, jardinero, fué al convento <strong>de</strong> religiosas <strong>de</strong> san<br />
Juan Bautista, á componer un empedrado <strong>de</strong>l jardín <strong>de</strong><br />
aquel monasterio, y quebrándosele un ma<strong>de</strong>ro por dondo<br />
pasaba , cayó <strong>de</strong> diez y seis palmos <strong>de</strong> alto, dando con<br />
mucho ímpetu en una fuerte piedra con el lado izquierdo:<br />
á la violencia <strong>de</strong>l golpe cayó casi muerto, arrojando gran<br />
copia <strong>de</strong> sangre por la boca, narices y orejas; reconocido<br />
por un famoso cirujano, se halló que tenia dislocado el<br />
hueso <strong>de</strong>l muslo izquierdo , contiguo á la ingle, y rolo el<br />
hueso subyacente al músculo temporal, y con la misma<br />
fractura el hueso <strong>de</strong> la clavícula : habiendo <strong>de</strong>spués llamado<br />
á un médico y á otro cirujano, resolvieron no hacerle<br />
ninguna operación, <strong>de</strong> miedo <strong>de</strong> que no se quedase muerlo<br />
en ella. En este estado invocó al beato Francisco, y empezó<br />
á moverse con libertad en la cama, sin sentir dolor alguno,<br />
y le parecía que le <strong>de</strong>cian al oido: levántale, levántale<br />
; pero él no se atrevía: apareciéndosele en esta sazón<br />
el beato cercado <strong>de</strong> luz, tomándolo por la mano le dijo:<br />
¿Cuánlas veces te he dicho que ya podías levanlarle y no<br />
has querido vestirte? ¿Esperabas á que yo le sacase <strong>de</strong> la<br />
cama? En fuerza <strong>de</strong> eslas palabras se sintió <strong>de</strong>l lodo sano,<br />
y gritando milagro , se vistió, saltó <strong>de</strong> la cama, añiló por<br />
la sala mas firme que ántes <strong>de</strong> la caida, y el día inmediato<br />
continuó en trabajar en su oficio <strong>de</strong> jardinero, como si<br />
ningún mal hubiese pa<strong>de</strong>cido.<br />
El tercero acaeció con Cárlos Vivís, religioso <strong>de</strong> la misma<br />
religión <strong>de</strong> clérigos menores, quien habiendo pa<strong>de</strong>cido<br />
por espacio <strong>de</strong> ano y medio una grave enfermedad en el<br />
pecho, á 8 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> ílli% vomitó muchísima sangro,<br />
con algunos pedazos <strong>de</strong> membranas, que el médico dijo ser<br />
parle délos pulmones, y empeorando siempre mas, en el<br />
dia 11 <strong>de</strong>l mismo mes se halló tan agravado con los copiosos<br />
vómitos <strong>de</strong> sangre, gran calentura, los, dolor <strong>de</strong><br />
pecho y mucha dificultad en respirar, que el médico juzgó<br />
]e quedaban pocas horas <strong>de</strong> vida, pues su figura era ya<br />
cadavérica. Mientras le estaban ausiliando y confortando<br />
para el úllimo paso, le persuadió uno <strong>de</strong> los enfermeros<br />
que se encomendase al beato Francisco, cuya eslampa le<br />
llevaron, junto con un vaso <strong>de</strong> agua, en que echaron unos<br />
polvos <strong>de</strong> su sepulcro: bebióla el enfermo con mucha fé,<br />
pidiendo con mucha confianza la salud al beato: mientras<br />
la pedia, se quedó apaciblemente dormido, y oyó entonces<br />
que le <strong>de</strong>cian: Hijo, me has llamado, vesme aquí ¿qué<br />
se te ofrece? Padre, respondió el enfermo, la salud <strong>de</strong>l<br />
cuerpo, si es <strong>de</strong> vuestro agrado. Sí, le dijo el beato, ya<br />
estás bueno, levántate, obe<strong>de</strong>ce: con esto se dispertó<br />
perfectamente sano, sin la mas leve señal <strong>de</strong> su enfermedad,<br />
vistióse, barrió la celda , bajó y subió las escaleras<br />
como el hombre mas robusto, siguió el mismo día toda la<br />
vida <strong>de</strong> la comunidad, y fué en a<strong>de</strong>lante uno <strong>de</strong> los mas<br />
incansables obreros <strong>de</strong> esta santa religión.