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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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UO LA LEYKNDA DE ORO.<br />

<strong>de</strong> ella, y cogiéndola por los cabollos, le esmpió en el rostro,<br />

diciendo al <strong>de</strong>monio: ¿Gonócesme tú? Respondió el<br />

mal espíritu: iAh, si yo note conociera! Y al punto salió<br />

<strong>de</strong> la mujer, <strong>de</strong>jándola como muerta. A otros muchos en<strong>de</strong>moniados<br />

sanó con la eficacia <strong>de</strong> su oración, y fuera cosa<br />

muy larga escribir las maravillas que por medio <strong>de</strong> ella<br />

bizo este siervof'dé Dios.<br />

Fué singular la luz <strong>de</strong>l cielo que por ella alcanzó: sabia<br />

las cosas ausentes, y para que sus penitentes dispusiesen<br />

mejor sus cosas, les advertía lo que en partes muy lejos<br />

babia sucedido. Tuvo singular don <strong>de</strong> profecía : dijo muy<br />

antes como hablan <strong>de</strong> ser sumos pontífices Pió V, Gregorio<br />

XIII, Gregorio XIV y Glemenle VIII, porque en las se<strong>de</strong>s<br />

vacantes sucedía casi siempre oir una voz <strong>de</strong>l cielo,<br />

que<strong>de</strong>cia qué car<strong>de</strong>nal babia <strong>de</strong> ser papa, Tenia pintadas<br />

en su aposento dos armas <strong>de</strong> car<strong>de</strong>nales, con una calavera<br />

en el campo <strong>de</strong>l escudo: una vez, yendo á ver al santo el<br />

car<strong>de</strong>nal Aldobrandino, sobrino <strong>de</strong> Clemente VIII, le preguntó<br />

¿qué significaba aquello? Tanlo le importunó, que<br />

se lo vino á <strong>de</strong>clarar, diciendo que aquello significaba que<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte babia <strong>de</strong> tener dos car<strong>de</strong>nales <strong>de</strong> su<br />

Congregación; y así fué, porque al a fio siguiente <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> muerto san Felipe, fueron creados car<strong>de</strong>nales el P. Francisco<br />

María Tarusio, y el P. César Baronio. A otros que estaban<br />

bien lejos <strong>de</strong> esta dignidad, se la pronosticó mucho<br />

antes. Pronosticó también la muerte <strong>de</strong> san Carlos Borromeo.<br />

A muchos prevonia que se aparejasen para la muerte,<br />

diciéndoles cuando babia <strong>de</strong> ser. Dijo también otras<br />

mochas cosas que sucedieron como el sanio lo hahia dicho,<br />

porque Dios hablaba por su siervo, y le manifestaba sus<br />

secretos como á su amigo fiel: y nó sin espíritu proféíico<br />

or<strong>de</strong>nó al car<strong>de</strong>nal Baronio, siendo <strong>de</strong> la Congregación,<br />

que las pláticas que hacia <strong>de</strong> los novísimos y otras materias<br />

á propósito para engendrar temor <strong>de</strong> Dios, las hiciese<br />

<strong>de</strong> las historias eclesiásticas, y que se aplicase á esle estudio<br />

; y <strong>de</strong>spués le animó á que siguiese con ellas, y sacase<br />

los Anales eclesiásticos que han sido tan admirables<br />

en el mundo, y <strong>de</strong> tanto provecho contra los herejes, en<br />

los cuales tuvo tanta parte san Felipe con sus oraciones,<br />

que el mismo car<strong>de</strong>nal Baronio se los atribuye á este siervo<br />

<strong>de</strong> Dios; el cual dijo también al mismo car<strong>de</strong>nal que no<br />

tenia que gloriarse <strong>de</strong> ello, porque babia sido obra <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

Tuvo muchos favores <strong>de</strong>l cielo, apareciéndoscle Cristo<br />

en el santísimo Sacramento: visitóle la Virgen santísima<br />

algunas veces, y en una le dió salud <strong>de</strong> repente, estando<br />

<strong>de</strong>sahuciado <strong>de</strong> los médicos llenando al santo <strong>de</strong> gran gozo<br />

y consuelo con su soberana presencia. De los ángeles también<br />

fué visitado, y <strong>de</strong> otros bienaventurados; veia á los<br />

hombres santos, que aun vivían en su tiempo, con gran<strong>de</strong>s<br />

resplandores, entre los cuales vió al glorioso patriarca<br />

san Ignacio <strong>de</strong> Loyola, á san Garlos Borromeo, al P. Claudio<br />

Aquaviva, general <strong>de</strong> la compañía, y á otro santo religioso<br />

<strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Predicadores. Hablando <strong>de</strong> san Ignacio<br />

<strong>de</strong>cía á los suyos, que era tal y tan gran<strong>de</strong> la hermosura<br />

<strong>de</strong> su alma, que se le parecia exteriormente y q^c<br />

le había visto los ojos, y el rostro claro y resplan<strong>de</strong>ciente,<br />

y que <strong>de</strong>spedía gran<strong>de</strong>s rayos <strong>de</strong> luz; por lo cual comunicó<br />

con gran<strong>de</strong> confianza con san Ignacio, y consultaba con él<br />

sus dudas. El mismo san Felipe fué visto con gran<strong>de</strong>s<br />

resplandores: tuvo admirables éxtasis y raptos: viósemurha$<br />

veces, cuando dceja misa, levantado en el aire mu-<br />

DIA 26.<br />

chos palmos en alio, y ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una nube blanquecina<br />

y resplan<strong>de</strong>ciente. Fué cosa muy rara y notada, que echaba<br />

<strong>de</strong> su cuerpo un olor suavísimo que confortaba á los<br />

que trataban con él: señal <strong>de</strong> la limpieza <strong>de</strong> su cuerpo y<br />

alma, y buen olor <strong>de</strong> Cristo que en todas sus obras esparcía.<br />

Muchos <strong>de</strong> sus hijos espirituales confesaban haber recibido<br />

espíritu do <strong>de</strong>voción con solo el olor que salia do<br />

sus manos. Una persona principal, yendo á ver al santo,<br />

le halló enfermo, y temiendo que por ser viejo ya y oslar<br />

enfermo no le hiciese daño el mal olor, no quería llegarse,<br />

á él; pero al fin acercándose al santo, le tomó por la cabeza<br />

y se la puso al pecho, apretándole allí: entonces sintió<br />

un olor tan suave que quedó asombrado sin saber á quó<br />

cosa compararle; mas oyendo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>cir que Felipe<br />

era virgen, lo atribuyó á su virginal pureza. Lo mismo<br />

pasó con otros que quedaban admirados <strong>de</strong> la fragancia<br />

que salía <strong>de</strong> su pecho.<br />

Sobre tantos y tan celestiales favores, lo que hizo mas<br />

admirable á san Felipe fueron sus raras virtu<strong>de</strong>s y singularmente<br />

su humildad y caridad: teníase por el mayor pecador<br />

y mas inútil hombre <strong>de</strong>l mundo : cada dia hacia á<br />

Dios esta protesta: Sefior, guardaos <strong>de</strong> mí boy, porque os<br />

seré traidor; otras veces <strong>de</strong>cía: Desespero <strong>de</strong> mí mismo;<br />

por la poca satisfacción que <strong>de</strong> sí tenia. También solia <strong>de</strong>cir:<br />

La llaga <strong>de</strong>l costado <strong>de</strong> Cristo es muy gran<strong>de</strong> ; pero<br />

si Dios no me tuviese <strong>de</strong> su mano yo la baria mayor. Estando<br />

una vez á punto <strong>de</strong> muerte, dijéronle*los <strong>de</strong> la Congregación,<br />

que dijese aquellas palabras <strong>de</strong> san Martin: .si<br />

adhuc populo íao sum necessarius non, recuso laborem : Si<br />

aun soy, Sefior, necesario para tu pueblo, no rehuso el<br />

trabajo; el santo respondió con gran<strong>de</strong> sentimiento: Dios<br />

me libre <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir tal cosa, nó, nó; ¿y quién soy yo, que<br />

pueda presumir que soy necesario para nada? No podia<br />

llevar que le tuviesen por bueno: haciendo, para que lo<br />

<strong>de</strong>spreciasen, tan notables extremos como quedan dichos.<br />

Con ser tan gran maestro <strong>de</strong> espíritu, se sujetaba como un<br />

novicio á su confesor. Siendo general, se confesaba con el<br />

siervo <strong>de</strong> Dios el P. Juan Bautista Perusio, <strong>de</strong> la Compañía<br />

<strong>de</strong> Jesús, á quien daba muy á menudo cuenta <strong>de</strong> la<br />

conciencia; y <strong>de</strong>spués que <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser geieral, aunque so<br />

confesaba ordinariamente con el P. César Baronio, que lo<br />

sucedió en el cargo, no por eso <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> tener al mismo<br />

P. Perusio por padre espiritual, ántes estando muy enfermo<br />

y siendo viejísimo, ¡ha muy léjos á la Compañía <strong>de</strong> Jesusa<br />

dar cuenta <strong>de</strong> la conciencia á dicho padre, y confesarse<br />

con él generalmente.<br />

Huia <strong>de</strong> las honras, como <strong>de</strong> la muerte, y no pudieron<br />

acabar con él los santos pontífices Gregorio XIV y Clemente<br />

VIII, que recibiese el capelo que le daban; queriéndose<br />

siempre conservar en su santa pobreza y humildad.<br />

Su caridad fué grandísima con Dios y con los hombros,<br />

empleándose lodo en el bien <strong>de</strong> los prójimos, consolando á<br />

los afligidos, sosegando á los tentados, aconsejando á los<br />

dudosos, en<strong>de</strong>rezando á los errados, levantando á los caldos,<br />

a<strong>de</strong>lantando á los aprovechados, librando á ios que<br />

peligraban, compungiendo á los pecadores, perfeccionando<br />

losjustos, convirtiendobcrejesyjudíos, quefueron muchos<br />

los que por su medio se redujeron ; y con no tener nada,<br />

dando muy largas limosnas á los necesitados. Fuera nunca<br />

acabar si hubiéramos <strong>de</strong> referir los casos particulares quo<br />

en todas estas cosas le sucedieron, y las heroicas virtu<strong>de</strong>s<br />

que ejercitó por lodasu vida. Al cabo <strong>de</strong> ochenta años quiso

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