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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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ton su predicación y autoridad los sosegó, y ganó para su<br />

religión al capitán <strong>de</strong> la facción gibol'ma, UaiuadoUuenaventura<br />

I'rogii, que en la religión se llamó Buenaventura<br />

Bonacursio, y fué lanto lo que se a<strong>de</strong>lantó en la perfección<br />

, y tal la paz <strong>de</strong> su alma, que en vida le llamaban<br />

«bienaventurado.» Sosegó también los bandos <strong>de</strong> Florencia<br />

en compañía <strong>de</strong> Fr. Latino, car<strong>de</strong>nal legado <strong>de</strong> laór<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> santo Domingo, y prolector <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n délos<br />

Servilas.<br />

Estando en Florencia le escribió el car<strong>de</strong>nal Otobono,<br />

que le llamaba el sumo pontífice, para dar razón <strong>de</strong> su<br />

religión: afligióse el santo, temiendo alguna grave tribulación<br />

para su ór<strong>de</strong>n : encomendóse á la Reina <strong>de</strong> los ángeles<br />

, la cual le consoló y animó á tener paciencia en los<br />

trabajos, prometiéndole su favor. Mandó el santo secretamente<br />

llamar á algunos priores délos convenios mas vecinos,<br />

y á los padres mas ancianos <strong>de</strong> la religión, para comunicarles<br />

el trabajo en que estaban. Teniéndolos juntos,<br />

leyó las cartas <strong>de</strong>l car<strong>de</strong>nal Otobono, y <strong>de</strong> ellas infirieron<br />

que el sumo pontífice estaba inclinado á extinguir su religión,<br />

quizá por algunas siniestras informaciones, fundándose<br />

en el <strong>de</strong>creto <strong>de</strong>l concilio lateranense, celebrado en<br />

tiempo <strong>de</strong> Inocencio III, en que mandaron los padres <strong>de</strong><br />

aquel concilio que no se permitiesen nuevas religiones en<br />

la Iglesia. Lloraban los santos padres el peligro que amenazaba<br />

á su ór<strong>de</strong>n, temiendo que por sus culpas los castigaba<br />

Dios, y solamente los alentaba consi<strong>de</strong>rar que no<br />

habían sido ellos los inventores <strong>de</strong> aquel instituto , sino la<br />

Beina <strong>de</strong> los ángeles, <strong>de</strong> quien esperaban que los <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>ría,<br />

no solo como protectora, mas también como fundadora<br />

<strong>de</strong> su religión.<br />

Mandó san Felipe que en todos los conventos se ofreciesen<br />

á Dios ayunos, oraciones y penitencias, para implorar<br />

el favor <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> María santísima: pero muriendo<br />

luego el sumo pontífice, cesó esta tribulación , y poco á<br />

poco fué gozando <strong>de</strong> entera paz la religión <strong>de</strong> los Siervos<br />

<strong>de</strong> María,<br />

AGOSTO.<br />

Poco tiempo <strong>de</strong>spués á petición <strong>de</strong> Rodulfo, emperador,<br />

le envió Nicolao III áAlemania para queconsu predicación<br />

<strong>de</strong>sterrase las herejías que se habían levantado, y pacificase<br />

las guerras civiles que tcnian muy afligido el imperio.<br />

En este camino, entre Bolonia y Mó<strong>de</strong>na, estando el santo<br />

á la sombra <strong>de</strong> un árbol para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> los calores<br />

<strong>de</strong>l sol, oyó blasfemar á ciertos hombres que estaban allí<br />

con él: reprendiólos <strong>de</strong> su impiedad; y no bastando, los<br />

amenazó con el castigo <strong>de</strong>l cielo si no se enmendaban.<br />

Hiciéronse ellos sordos á las palabras <strong>de</strong> san Felipe: y<br />

apartándose él <strong>de</strong>l árbol, bajó al punto fuego <strong>de</strong>l cielo á<br />

manera <strong>de</strong> un torbellino arrebatado, y los convirtió á<br />

ellos y al árbol en ceniza. Fué el santo muy bien recibido<br />

<strong>de</strong>l emperador, y es increíble el fruto que hizo en<br />

su predicación enlodo el imperio, <strong>de</strong>sterrando las herejías<br />

, sosegando las guerras y aumentando su religión<br />

en conventos y religiosos. Volviendo do Alemania á Ila-<br />

^a, entrando con su compañero en una selva, como no<br />

Pudiesen pasar a<strong>de</strong>lante con el hambre y flaqueza, por<br />

haber comido nada, en tres días, se puso el santo<br />

eri oración; y luego oyendo unas voces , sin saber <strong>de</strong><br />

^uién eran, se entraron en seguimiento <strong>de</strong> ellas mas<br />

a<strong>de</strong>ntro en la selva, y hallaron pan y aguí con que se<br />

recrearon y pudieron proseguir su camino. %n Arezzo,<br />

ciudad <strong>de</strong> Toscana, le sucedió otro milagro semejante, no<br />

sé en qué tiempo: porque pa<strong>de</strong>ciendo sus frailes grand»<br />

hambre y necesidad, por no tener nuda que comer, el<br />

santo los consoló y animó; y haciendo oración <strong>de</strong>lanlc do<br />

una imágen <strong>de</strong> la Virgen, fueron halladas á la puerta <strong>de</strong>l<br />

convento dos canastas <strong>de</strong> pan blanquísimo, traído allí milagrosamente.<br />

Antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar <strong>de</strong> su larga peregrinación,<br />

le envió el papa Martin IV, que ya presidia en la<br />

Iglesia, á la ciudad <strong>de</strong> Forli, para que la redujese á la<br />

obediencia que le había negado. Predicó el santo á los forlienses,<br />

y fué <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>spreciado , ultrajado y apedreado<br />

y echado <strong>de</strong> la ciudad, porque hacia las partes <strong>de</strong>l pontífice<br />

; pero Dios le dió uno <strong>de</strong> los principales perseguidores<br />

llamado Peregrino, que entrando en «u religión fué varón<br />

santo y ejemplar <strong>de</strong> penitencia; y finalmente, con paciencia<br />

y perseverancia , con oraciones y exhortaciones , redujo<br />

la ciudad <strong>de</strong> Forli á la obediencia <strong>de</strong>l sumo pontífice.<br />

Concluida felizmente su embajada, quiso el santo volverse<br />

á Florencia, y por estar muy fatigado <strong>de</strong> tan largos<br />

caminos, y <strong>de</strong>sús muchos ayunos, penitencias, trabajos<br />

y persecuciones, fué necesario comprarle unjumentillo<br />

para po<strong>de</strong>r caminar. Llegando cerca <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Todi<br />

en laToscana , sabiéndolos ciudadanos que el santo venia,<br />

le salieron á recibir al camino con ramos <strong>de</strong> oliva y aclamaciones<br />

<strong>de</strong> alegría, con triunfo semejante al <strong>de</strong> Cristo en<br />

la entrada <strong>de</strong> Jerusalen; mas entendiendo san Felipe la<br />

gente que le esperaba, por huir como verda<strong>de</strong>ro humiido<br />

aquella honra, torció por otro camino , y encontró en 61<br />

dos rameras, que con mucha <strong>de</strong>senvoltura y ninguna vergüenza<br />

, llegándose cerca empezaron á burlarse y reirsa<br />

<strong>de</strong>l santo y sus compañeros: pero él las habló con tanto<br />

espíritu y eficacia, afeándoles su mala vida , y pon<strong>de</strong>rándoles<br />

el castigo que les esperaba por ella, que no solo<br />

prometieron enmendarse, mas se pusieron en sus manos,<br />

rogándole que las enseñase lo que <strong>de</strong>bían hacer para asegurar<br />

su salvación; y el santo las encerró en un monasterio<br />

<strong>de</strong> su ór<strong>de</strong>n y las mudó el nombro, llamando á la una<br />

Flora y á la otra Elena, y su ór<strong>de</strong>n las celebra como beatas.<br />

No pudohuirelsantola bonraque sigue álos que huyen do<br />

ella; porque al entraren Todi, fué recibido con gran<strong>de</strong>s aclamaciones,<br />

diciendoá voces los ciudadanos; Benedidus qui<br />

venil in nomine Domini: Bendito el que viene en el nombrti<br />

<strong>de</strong>l Señor.Entró en la iglesia <strong>de</strong> su convento, acompañado<br />

<strong>de</strong> mucha gente, é hincado <strong>de</strong> rodillas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l al tai<strong>de</strong><br />

la Virgen, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un rato <strong>de</strong> oración, en voz clara<br />

y distinta que lodos lo entendieron, dijo: Ucee reqxñes mea<br />

in swculum sceculi: hic habitabo, quoniam elegi eam: Este<br />

es mi <strong>de</strong>scanso por los siglos <strong>de</strong> los siglos: aquí será mi<br />

habitación, porque la elegí; profetizando, que allí moriría<br />

y reposaría su cuerpo en aquella ciudad.<br />

Estuvo algunosdías en Todi <strong>de</strong>sarraigando vicios, plantando<br />

virtu<strong>de</strong>s con su predicación y ejemplo, hasta qua<br />

el día <strong>de</strong> la Asunción <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1283, día<br />

en que cumplía el santo, como su religión, cincuenta y<br />

dos años, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber predicado con gran<strong>de</strong> espíritu<br />

y fervor, le asaltó una calentura, que fué creciendo hasta<br />

el último dia <strong>de</strong> la octava: y como se sintiese este día muy<br />

apretado, pidióle diesen los santos sacramentos para armarse<br />

contra los príncipes <strong>de</strong> las tinieblas. Rezó <strong>de</strong>spués<br />

los salmos penitenciales y las letanías, pidiendo el socorro<br />

<strong>de</strong> los santos; pero llegando á las palabras : Peccalom,<br />

terogamus, audi nos, fallándole las fuerzas y sentidos que-

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