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44 LA LEYENDA DE ORO. DIA 7.<br />
ílilí. Sabia el santo el sábado en la noche, por revelación<br />
divina que estaban las armadas una en frente <strong>de</strong> otra , y<br />
fuera <strong>de</strong> las oraciones y rogativas que habia mandado hacer<br />
en toda la cristiandad por el buen suceso, or<strong>de</strong>nó que<br />
en todas las iglesias <strong>de</strong> Roma se continuasen las oraciones<br />
loda aquella noche, y el domingo sucediesen unos á<br />
otros, para que no cesase la oración en que ponia su coníianza,<br />
y él estuvo toda aquella noche <strong>de</strong> rodillas orando<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> un crucifijo y toda la mañana <strong>de</strong>l domingo hasta<br />
que sentándose á comer, <strong>de</strong> repente se levantó <strong>de</strong> la<br />
mesa y se puso en una ventana <strong>de</strong> su palacio, don<strong>de</strong> estuvo<br />
mirando al cielo mas <strong>de</strong> una hora, y dijo á sus domésticos<br />
con gran<strong>de</strong> alegría: « <strong>Los</strong> nuestros han peleado<br />
y vencido al turco. » Inmedialamenfc entró el tesorero general,<br />
llamado Busoto, á quien el santo pontífice dijo:<br />
«No es ahora tiempo <strong>de</strong> ocuparnos en negocios: vamos á<br />
dar gracias á Dios; que ahora ha peleado nuestra armada<br />
con la <strong>de</strong>l turco y la ha <strong>de</strong>struido y alcanzado la victoria.»<br />
Notóse el dia y la hora en que el santo pontífice lo dijo<br />
; y <strong>de</strong>spués se halló ser la misma la <strong>de</strong> la batalla y<br />
victoria.<br />
Forzoso es callar mucho, <strong>de</strong> quien hay tanto que <strong>de</strong>cir;<br />
porque si se hubiera <strong>de</strong> hablar <strong>de</strong> todas sus virtu<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>cir<br />
los ejemplos que dió <strong>de</strong> ellas, era necesario un gran<strong>de</strong><br />
volumen: con todo eso, no se excusa <strong>de</strong>cir algo, ya que<br />
no se pueda <strong>de</strong>cir todo. Era amicísimo <strong>de</strong> la verdad y la<br />
palabra que una vez daba, no la quebrantaba por cosa <strong>de</strong>l<br />
mundo; porque <strong>de</strong>cía que era indigno <strong>de</strong> un hombre vil y<br />
mas <strong>de</strong> un príncipe y mucho mas <strong>de</strong> un vicario <strong>de</strong> Cristo<br />
fallar á la palabra dada y no cumplir lo prometido. <strong>Los</strong><br />
que <strong>de</strong>cian verdad le ganaban la voluntad y los que fallaban<br />
á ella, le ofendian tanto que habiendo honrado á un<br />
<strong>de</strong>udo suyo, mas por tener mérito que por tener su sangre,<br />
porque le cogió en una mentira , le mandó retirar y<br />
no quiso admitirle mas á su gracia. Deseaba mucho pren<strong>de</strong>r<br />
á un capitán <strong>de</strong> bandoleros, que andaba en el estado<br />
<strong>de</strong> la Iglesia, llamado Mariano, célebre por sus malda<strong>de</strong>s<br />
y <strong>de</strong>litos. Vino una persona, diciendo que era amigo<br />
<strong>de</strong> Mariano, y prometió q«tele cojeria en su casa con engaño<br />
y se le traeria preso. «Pues qué ¿queréis (dijo el<br />
santo) quebrantar la fé <strong>de</strong> hombre <strong>de</strong> bien y con traición<br />
entregar á vuestro amigo? No permitiré tal, ni quiero<br />
pren<strong>de</strong>r por aqueste medio al <strong>de</strong>lincuente; y espero en el<br />
Señor, que por otro camino podremos castigar á Mariano.»<br />
Supo Mariano esta acción, y admirando la generosidad <strong>de</strong><br />
Pió, se salió voluntariamente con sus soldados <strong>de</strong>l estado<br />
<strong>de</strong> la Iglesia y no volvió á él, mientras vivió el sumo pontífice.<br />
No habia favor ni po<strong>de</strong>r humano que pudiese hacerle<br />
torcer la razón y justicia; y así, cuando los príncipes<br />
le pedían cosa, que pudiese hacer lícitamente, la<br />
concedía gustoso; mas si le parecía no ser conforme á razón<br />
, era inexorable: y solía <strong>de</strong>cir muchas veces á sus familiares<br />
que si fueranecesarío retirarse á San Juan <strong>de</strong> Le-<br />
Iran, con solos dos capellanes , lo baria antes que conce<strong>de</strong>r<br />
cosa que no fuese justa: y otras veces , que él no temía<br />
el martirio, y que pues Dios le habia puesto en aquel<br />
lugar, lo habia <strong>de</strong> conservar, en cuanto pudiese, con toda<br />
autoridad y po<strong>de</strong>r. Amaba mucho la justicia y quería<br />
que se castigasen los <strong>de</strong>lincuentes, para que se excusasen<br />
los <strong>de</strong>litos. Ofrecía un con<strong>de</strong>nado á muerte por un homicidio<br />
diez mil escudos por la libertad: y aunque habia<br />
quien la solicitaba, diciendo que importaba mas á la curia<br />
el dinero, que á la república «n particular castigo;<br />
respondió Pío: « Debemos mirar á lo que se <strong>de</strong>be á la<br />
justicia, nó álo que paga su riqueza. Si con dineros se<br />
rescataran las vidas, las penas solo se hicieran para los<br />
pobres y los ricos gozaran impunidad , poique tienen con<br />
qué comprar el perdón.» Hallábase muchas veces apretado<br />
con los socorros que habia <strong>de</strong> hacer á la liga contra el<br />
turco, y no teniendo <strong>de</strong> don<strong>de</strong> sacar dineros, le dijeron<br />
que los regresos <strong>de</strong> los beneficios y otros medios podían<br />
administrarles gran<strong>de</strong>s cantida<strong>de</strong>s, á que respondió : « No<br />
quiera Dios, que con pretexto <strong>de</strong> una guerra justa y piadosa<br />
, haga yo ni permita cosa que no sea muy piadosa ó<br />
pueda parecer avaricia.» Él velaba sobre los jueces y todos<br />
velaban para cumplir con su obligación ; porque sabían<br />
que no habían <strong>de</strong> quedar sin castigo, los que fallasen<br />
á la justicia y que per<strong>de</strong>rian el oficio, si no cumplían<br />
la obligación. Fuera délas audiencias ordinarias <strong>de</strong> todos<br />
los días , tenia señalado cada mes un dia, para oír á todos<br />
aunque fuesen los miserables y <strong>de</strong>svalidos, y componía<br />
sus diferencias ó <strong>de</strong>finía sus pleitos, para que no creciesen<br />
los gastos en las dilaciones. Era muy misericordioso<br />
y liberal, y nunca reparó en gastar, como fuese en<br />
beneficio <strong>de</strong> la república. Habiendo en Roma gran<strong>de</strong> carestía<br />
y necesidad. trajo <strong>de</strong> Sicilia y Provenza, gran cantidad<br />
<strong>de</strong> trigo, con que convirtió en abundancia la necesidad<br />
, vendiendo el trigo á menos precio que le habia costado,<br />
y como se quejase el tesorero <strong>de</strong> la pérdida, respondió<br />
: «Logro es per<strong>de</strong>r lo que la república gana, y<br />
mas vale la hartura <strong>de</strong>l pueblo que el dinero ocioso. » A<br />
los logreros que habían guardado trigo, para enriquecer<br />
con la hambre ajena, prohibió que vendiesen para que tuviesen<br />
el castigo <strong>de</strong> su avaricia en su misma traza. Con<br />
privilegios y cien mil ducados <strong>de</strong> gasto , resucitó en Roma<br />
el arte <strong>de</strong> tejer las lanas, para <strong>de</strong>sterrar las telas <strong>de</strong> los<br />
extranjeros , que sacaban el dinero <strong>de</strong> la ciudad é introducían<br />
el ocio y la profanidad en los ciudadanos. A los<br />
car<strong>de</strong>nales pobres hacia gran<strong>de</strong>s socorros; á los ministros<br />
que ejercían su ocupación cristianamente , añadía ayudas<br />
<strong>de</strong> costa á sus salarios, cuatro mil escudos gastaba cada<br />
año en casar huérfanas i en ejércitos para <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la<br />
Iglesia, gran<strong>de</strong>s sumas: él mismo visitaba los hospitales<br />
y atendía al regalo <strong>de</strong> los enfermos, añadiéndoles rentas:<br />
en las cárceles y en todas partes, don<strong>de</strong> habia necesidad,<br />
entraban las limosnas <strong>de</strong>l santísimo pontífice y padre <strong>de</strong><br />
los pobres á socorrerla, y no es menor maravilla que sa<br />
liberalidad, que pudiesen sus rentas, menores que la <strong>de</strong> los<br />
otros pontífices , igualar á los gastos mayores que los <strong>de</strong><br />
ninguno. Pero la liberalidad <strong>de</strong> Dios vencía á la liberalidad<br />
<strong>de</strong> Pío, y le daba lo que quería recibir en pobres,<br />
huérfanos, doncellas, viudas , cautivos, soldados que socorria,<br />
amparaba, casaba, favorecía, redimía , premiaba,<br />
y en iglesias , monasterios, hospitales, colegios, puentes-,<br />
murallas, castillos y otros edificios que acabó ó perfeccionó<br />
ó aumentó ó dotó para beneficio <strong>de</strong> Roma , <strong>de</strong>l estado<br />
<strong>de</strong> la Iglesia, y <strong>de</strong> toda la república cristiana; porque estos<br />
eran los erarios <strong>de</strong>l santo pontífice, en ellos guardaba<br />
sus tesoros y sus riquezas las poseía la necesidad agena,<br />
nó la avaricia propia. Solamente consigo y con los suyos<br />
no era liberal, lo que gastaba por su persona le parecía<br />
exceso, y lo que daba á sus parientes tenia por <strong>de</strong>sperdicio.<br />
A sus <strong>de</strong>udos mas cercanos les <strong>de</strong>jó en el estado en<br />
que los halló , socorricudo la necesidad, uo levantando su