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64 LA LEYENDA DE ORO<br />
* SAN GEMÍAN , ORISPO r CONFESOR.—Dcscendienle <strong>de</strong><br />
una familia muy distinguida <strong>de</strong> Constantinopla, en cuya<br />
ciudad nació, fué educado por sus piadosos padres en la<br />
virtud, y fué tanto lo que en ella aprovechó, así como también<br />
en las ciencias, que muy luego fué consi<strong>de</strong>rado como<br />
resplan<strong>de</strong>ciente antorcha entre el clero. Su piedad y saber<br />
le elevaron á la silla episcopal <strong>de</strong> Cyzico, y fué tanto<br />
el celo y acierto con que trabajó para el bien espiritual y<br />
temporal <strong>de</strong> sus subditos, que luego <strong>de</strong> estar vacante la<br />
silla patriarcal <strong>de</strong> Constantinopla, fué trasladado á ella,<br />
corriendo el afio 113. En su tiempo se levantó la herejía<br />
<strong>de</strong> los monolelitas é iconoclastas, y entonces dió pruebas<br />
<strong>de</strong> valor y saber , confundiendo al hereje y conteniéndole<br />
en sus excesos. En el afio TIS, León Isauro mandó publicar<br />
un edicto para que fuesen <strong>de</strong>molidas todas las imágenes<br />
, mas Germán se resistió á obe<strong>de</strong>cer al emperador, no<br />
solo no permitiendo quitarlas <strong>de</strong> sus Iglesias, sino <strong>de</strong>fendiendo<br />
ante el emperador mismo el culto que <strong>de</strong>be dárseles.<br />
Cuando fué coronado Isauro, puso <strong>de</strong> testigo á Dios<br />
<strong>de</strong> que en nada alteraria la tradición <strong>de</strong> la Iglesia , y esto<br />
mismo le recordó el santo obispo; y asi es, que viendo<br />
el emperador que nada podia sacar <strong>de</strong> Germán , le provocaba<br />
para ver si <strong>de</strong> este modo haciéndole per<strong>de</strong>r la mansedumbre<br />
, se <strong>de</strong>slizaría en algunas injuriosas palabras,<br />
para acusarle <strong>de</strong> sedicioso y atrevido, pero la paciencia y<br />
sufrimiento eran el modo con que respondía á los ultrajes<br />
que cada dia le hacia el emperador. <strong>Los</strong> herejes no cesaban<br />
<strong>de</strong> darle malos tratamientos, llegando estos á un<br />
punto tal, que Germán se vió obligado á <strong>de</strong>jar su silla<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberla ocupado catorce años y cinco meses.<br />
Retirado, ó mejor diríamos, <strong>de</strong>sterrado á Plalanio, vivía en<br />
una casa <strong>de</strong> su padre , ocupado en llorar los males que<br />
aíligian á la Iglesia, ejercitándose en las prácticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción<br />
, castigando su cuerpo , y preparándose <strong>de</strong> continuo<br />
para la eternidad feliz, la que consiguió el dia 12 <strong>de</strong><br />
mayo <strong>de</strong>l año 733.<br />
SAN DIONISIO, TÍO DE SAN PANCIUCIO.—Pue<strong>de</strong> verse<br />
la vida <strong>de</strong> este, en este mismo dia.<br />
SAN FELIPE, CONFESOU.—Natural <strong>de</strong> Argirio, pueblo <strong>de</strong><br />
Sicilia, <strong>de</strong> familia ilustre, cuyos títulos renunció para entregarse<br />
á Dios en la vida contemplativa. Fué mongo en UQ<br />
monasterio <strong>de</strong> Dalia , y hallándose en Roma, fué milagrosamente<br />
<strong>de</strong>signado al sumo pontífice , para ser enviado<br />
á Sicilia á predicar el Evangelio. Or<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> sacerdote<br />
, partió á su <strong>de</strong>stino por mandato <strong>de</strong>l papa, y habiendo<br />
convertido muchos infieles á la religión y obrado<br />
gran<strong>de</strong>s prodigios , <strong>de</strong>scansó santamente en el Scílor, á<br />
fines <strong>de</strong>l siglo V.<br />
SA.N MODOALDO.—Fué obispo <strong>de</strong> Tréveris en el siglo VII,<br />
hermano según se cree <strong>de</strong> Iduberga ó Itta, esposa <strong>de</strong> Pepino<strong>de</strong><br />
Lan<strong>de</strong>n, gobernador <strong>de</strong> Austrasia, y madre <strong>de</strong> santa<br />
Gertrudis. Era muy versado en las ciencias eclesiásticas,<br />
<strong>de</strong> gran virtud, y <strong>de</strong> celo admirable por la gloria <strong>de</strong> Dios.<br />
Fué electo obispo en 622; en 623 asistió al concilio <strong>de</strong><br />
Reims, don<strong>de</strong> se distinguió por su doctrina, y murió saniamente<br />
en 12 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong>l aíio 640.<br />
DIA. 13.<br />
SAN SERVACIO, OBISPO DE TUNGROS.—Tuvo mi Señora santa<br />
Ana, madre <strong>de</strong> mi Señora la reina <strong>de</strong> los ángeles y madre<br />
<strong>de</strong> Dios, María santísima sin pecado concebida , una<br />
DIA 13.<br />
hermana llamada Esmeria, la cual tuvo por hijos á santa<br />
Isabel, madre <strong>de</strong> san Juan Bautista, y á Eliud, varón muy<br />
principal. Este Eliud tuvo por hijo á Eminin, el cual se fué<br />
á servir á Persia, y <strong>de</strong> este y sus sucesores nació el glorioso<br />
san Servacio, ó Servacion, según le llama Severo Sulpicio<br />
en el libro segundo <strong>de</strong> la sagrada historia. Por una inspiración<br />
ó revelación , mandó Dios á su siervo Servacio se<br />
viniese á la baja Alemania, y en ella predicase el santo<br />
Evangelio. Obe<strong>de</strong>ció: llegó á Tungros, ciudad antigua do<br />
Brabante , y en ella fué obispo y sirvió á Dios tantos años,<br />
que san Atanasio tuvo noticia <strong>de</strong> él, y vivió hasta que Alila,<br />
rey <strong>de</strong> los hunos, hizo guerra al imperio romano occi<strong>de</strong>ntal,<br />
y entró como rayo <strong>de</strong>struyendo toda la Francia,<br />
hasta que dió con Aecio en los campos <strong>de</strong> Chalons, que son<br />
en la Borgoña. San Servacio, que tuvo revelación <strong>de</strong> oslas<br />
guerras muchos años antes, velaba, ayunaba, y lodo bañado<br />
en lágrimas pedia á Dios, que gente tan bárbara con.o<br />
Alila y los suyos no llegasen á Francia. Sinliendo por divina<br />
inspiración que Dios no le quería otorgar aquella<br />
merced, por causa <strong>de</strong> los graves <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> aquellos pueblos,<br />
<strong>de</strong>terminó ir á Boma á pedirá los gloriosos apósloles<br />
y príncipe <strong>de</strong> la Iglesia, le alcanzasen <strong>de</strong> nuestro Señor io<br />
que él no podia. Llegó á Roma, y puesto en oración an!e<br />
el sepulcro <strong>de</strong>l príncipe <strong>de</strong> los apósloles san l'cdro, se estaba<br />
en él los dos y tres dias sin comer ni beber cosa alguna.<br />
Perseveró así muchos dias, pidiendo al santo apóstol<br />
alcanzase <strong>de</strong> Dios el perdón <strong>de</strong> las culpas <strong>de</strong> lodos los<br />
habitadores <strong>de</strong> la Francia Bélgica, que es Alemania la baja,<br />
para que no llegase el azote <strong>de</strong> Alila á ellos; mas como ya<br />
estaba <strong>de</strong>terminada otra cosa en el divino consistorio, alcanzó<br />
por respuesta esta voz <strong>de</strong>l glorioso apóstol san Pedro:<br />
«¿Para qué me inquietas, varón santísimo? Ten por cierlo<br />
(¡IÍC Dios tiene <strong>de</strong>terminado que los hunos vayan á Francia<br />
y la <strong>de</strong>struyan con grandísima tempestad. Tú, loma mi<br />
consejo: vete presto á tu casa, dispon <strong>de</strong> ella^ preven luego<br />
tu moriaja y sepultura, porque con brevedad te llevará<br />
el Señor dé esla mortal vida á la eterna, y no verán tus<br />
ojos los males que con su venida harán los hunos en<br />
Francia.»<br />
Luego que el sanio obispo Servacio oyó estas palabras<br />
<strong>de</strong>l apóstol, se parlió para Brabante, y lomando <strong>de</strong> su ciudad<br />
<strong>de</strong> Tungros lo que habia menester para su sepullura,<br />
so, <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> sus clérigos y <strong>de</strong>más ciudadanos, y con<br />
gran<strong>de</strong> llanto y tristeza les dijo como ya no verían mas su<br />
rostro. <strong>Los</strong> tungros con tal nueva quedaron <strong>de</strong>sconsoladísimos<br />
; y siguiéndole con tiernas lágrimas y sollozos le <strong>de</strong>cían<br />
: «No nos <strong>de</strong>sampares, padre santo; no te olvi<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
nosotros, pastor bueno.» Mas viendo no podían <strong>de</strong>tenerlo,<br />
le pidieron su bendición; y él se la dió con beso amoroso<br />
<strong>de</strong> santa paz. Así salió <strong>de</strong> su obispado, y se fué á Mastrich!,<br />
don<strong>de</strong> le dió una tijera calentura, medíanle la cual se fué<br />
á gozar <strong>de</strong> Dios para siempre. Fué sepultado su santo cuerpo<br />
en un montón <strong>de</strong> tierra que habia público: y allí estuvo<br />
hasta que pasados muchos años, Monulfo, obispo <strong>de</strong> Mastricht,<br />
edificó en la misma ciudad un suntuosísimo lemplo,<br />
y trasladó á él las santas y venerables reliquias, don<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>spués hizo muchos y extraños milagros, como los habia<br />
hecho en el lugar y tierra don<strong>de</strong> antes estaba: y uno<br />
<strong>de</strong> los mas notables y célebres fué, que aunque en toda<br />
aquella tierra caía mucha nieve, y en mas cíe tres ó cualro<br />
palmos <strong>de</strong> alto, y á veces se hacian montañas <strong>de</strong> nieve,<br />
jamás tocó á su sanio sepulcro, ni aun se hume<strong>de</strong>ció con