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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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488 LA LEYENDA DE ORO.<br />

gion á bascar paa, hallen lo que buscan, nó rigor y aspereza.<br />

Sentía que el mejor modo <strong>de</strong> gobernar á los religiosos<br />

es hacerse dueño <strong>de</strong> sus volunta<strong>de</strong>s con amor; porque <strong>de</strong><br />

esta manera persuadirá el superior cuanto quisiere; y así<br />

lo hacia él y aconsejaba á otros que lo hiciesen. Excusándose<br />

el padre don Pedro Fuscareno <strong>de</strong>l cargo <strong>de</strong> prepósito<br />

que le daban , pareciéndole mayor que sus fuerzas<br />

y talentos, le dijo el santo; Si queréis no sentir el peso <strong>de</strong>l<br />

cargo que os han dado, procurad ser bien quisto <strong>de</strong> vuestros<br />

subditos en Dios y por Dios. No quería que hubiese<br />

exenciones y particularida<strong>de</strong>s en la vida común , sino que<br />

todos siguiesen un mismo estilo <strong>de</strong> vivir , or<strong>de</strong>nado por las<br />

constituciones; tanto , que no quiso dar el hábito á cierta<br />

persona muy célebre y afamada por sus letras , solo porque<br />

pedia en la comida alguna particularidad por ser<br />

achacoso <strong>de</strong> estómago, y po<strong>de</strong>r salir <strong>de</strong> casa mas á menudo<br />

<strong>de</strong> lo que acostumbraban los religiosos <strong>de</strong> ella. Sin<br />

embargo miraba mucho por los que lenian necesidad <strong>de</strong><br />

regalo ; porque esto no le parecía que era ofen<strong>de</strong>r á la<br />

comunidad, sino aten<strong>de</strong>r á la misma comunidad y á la<br />

caridad. Una regla guardaba para tener acierto en todos<br />

los negocios, que primero consultaba con Dios lo que <strong>de</strong>bía<br />

hacer en ellos, <strong>de</strong>spués lo ponía por obra.<br />

En la penitencia fué tan señalado, que le llamaban algunos,<br />

«varón <strong>de</strong> gran penitencia;» y para enten<strong>de</strong>r cuál<br />

seria, baste saber lo que solía <strong>de</strong>cir el mismo santo: Que<br />

aborrecía su cuerpo, como al mismo <strong>de</strong>monio. Gomia poco;<br />

y su comida era ordinariamente <strong>de</strong> yerbas, y muchas<br />

veces se pasaba con pan y agua: bebía vino por necesidad,<br />

pero con gran mo<strong>de</strong>ración; y fuera <strong>de</strong>l refectorio nunca<br />

comia, ni bebía, aunque tuviese mucha sed. Comiendo<br />

poco, velaba mucho, pasándolas noches en oración, ó lección,<br />

estudiando para predicar y enseñar á los prójimos:<br />

y cuando la necesidad leoblígaba á lomar algún <strong>de</strong>scanso,<br />

se echaba sobre su pobre camilla, que en lo duro y <strong>de</strong>sacomodado<br />

no se diferenciaba <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong>snuda. Andaba<br />

ceñido <strong>de</strong> ca<strong>de</strong>nas, vestía cilicio, y lomaba frecuentes,<br />

largas y rigurosas disciplinas. Todos sus sentidos tenía enfrenados<br />

y morlíílcados. El año <strong>de</strong> 1 Íi34, entró en Ñapóles<br />

el emperador Carlos V, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la victoria <strong>de</strong> Túnez,<br />

con tanta ostentación y pompa, que arrebataba la curiosidad<br />

<strong>de</strong> los mas mortificados, y satisfacía el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> los<br />

mas curiosos; y pudiendo verle sin nota ni reparo, con<br />

solo asomarse á la venlanílla <strong>de</strong> su celda, no lo quiso ver,<br />

por mas que le importunaban algunos amigos suyos, pon<strong>de</strong>rándole<br />

cuán digno <strong>de</strong> verse era aquel cesáreo triunfo.<br />

Con la penitencia y morlilicacíon conservaba pura su alma<br />

y cuerpo, aun <strong>de</strong> las mas leves manchas <strong>de</strong> <strong>de</strong>shonestidad<br />

; y temeroso <strong>de</strong> sí mismo, rogaba á la Virgen <strong>de</strong> las<br />

vírgenes, que las torpezas que oia en las confesiones no<br />

turbasen su espíritu, ni <strong>de</strong>jasen feas representaciones en<br />

su imaginación. Con las mujeres hablaba por necesidad,<br />

y muy pocas palabras, y le ofendía <strong>de</strong> manera el traje<br />

profano, que no las admitía en su confesonario, hasta que<br />

le reformaban. En el proceso que so hizo en Nápoles, en<br />

or<strong>de</strong>n á su canonización se dice: «Que su pureza resplan<strong>de</strong>cía<br />

en su rostro y semblante mo<strong>de</strong>sto; y en sus<br />

costumbres era irreprensible, sin haber qué notar en<br />

ellas.» En las constituciones pi<strong>de</strong> á sus religiosos que imiten<br />

la puridad angélica en la vista, palabras y acciones;<br />

y el mismo santo la imitó, <strong>de</strong> modo, que le llamaron:<br />

Angélica puritalis imago : Traslado <strong>de</strong> la pureza angélica<br />

DIA 7.<br />

A lodos procuraba, cuando vivo, aficionar á la castidad.<br />

Después <strong>de</strong> muerto, muchísimos (como dice la sacra<br />

Rota) se han visto por su intercesión libres <strong>de</strong> molestísimas<br />

tentaciones <strong>de</strong> carne que por mucho tiempo hablan<br />

pa<strong>de</strong>cido : lo cual es argumento <strong>de</strong> la gran pureza y angélica<br />

castidad <strong>de</strong> este celestial varón. Finalmente, dice<br />

la sacra Rota, que los resplandores <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s con<br />

que fué adornado san Cayetano, como <strong>de</strong> un vestido, lo<br />

acompañaron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cuna hasta el sepulcro.<br />

Fueron creciendo estas luces y resplandores hasta el<br />

perfecto día, que en los santos es el día <strong>de</strong> la muerte:<br />

porque viendo Dios á Cayetano con el colmo <strong>de</strong> méritos á<br />

que le tenia pre<strong>de</strong>stinado, quiso llevarle á que recibios©<br />

la corona merecida. Ocasionáronle su última enfermedad<br />

los alborotos que hubo en la ciudad <strong>de</strong> Nápoles el año<br />

<strong>de</strong> 1547, por las resistencias que hacían los napolitanos<br />

á que se introdujese en su reino el tribunal <strong>de</strong> la santa<br />

Inquisición, paraciéndoles á los napolitanos, con falso zelo,<br />

qué era agraviar su fé introducir semejante tribunal, no<br />

consi<strong>de</strong>rando que no todos los remedios arguyen enfermedad,<br />

pues muchos son preservativos; y que un cuerpo<br />

muy gran<strong>de</strong> no se <strong>de</strong>sacrediía con la enfermedad <strong>de</strong> alguno<br />

<strong>de</strong> sus miembros: mas al íin se ocasionaron muchos<br />

tumultos y muertes; y el santo, afligido <strong>de</strong> las ofensas <strong>de</strong><br />

Dios y <strong>de</strong> los males <strong>de</strong> los napolitanos, á quienes amaba<br />

mucho por el bien que le hacían á él y á sus religiosos,<br />

alargaba sus vigilias, multiplicaba sus oraciones, aumentaba<br />

sus ayunos y penitencias, pidiendo áDíos el remedio <strong>de</strong><br />

tantos males, y repitiendo por modo <strong>de</strong> jaculatoria: Ut civilalem<br />

islam <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>ré, pacificare el cuslodire digneris: le<br />

rogamus, audi nos. Muchos días tuvo <strong>de</strong>scubierto el santísimo<br />

Sacramento, mandando á sus religiosos orasen día<br />

y noche <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él; y en comunidad hacía muchas rogativas:<br />

compuso también una oración muy <strong>de</strong>vota y grave<br />

<strong>de</strong> textos <strong>de</strong> la sagrada Escritura, para pedir á Dios<br />

que aplacase su enojo contra aquella ciudad y contra todo<br />

el mundo. Andando en estos ejercicios enfermó y cayó<br />

e6 la cama, y en ella no cuidaba <strong>de</strong> sí ni <strong>de</strong> su salud, sino<br />

<strong>de</strong> la paz <strong>de</strong> Nápoles. Agravósele el mal con la noticia<br />

que vino á Nápoles <strong>de</strong> haberse inlerrumpidoel santo concilio<br />

fri<strong>de</strong>nlíno, <strong>de</strong>que tomó el santo mucha pena, por dilatarse<br />

el cumplimiento <strong>de</strong>su <strong>de</strong>seo, que era el remedio <strong>de</strong> las<br />

herejías, que <strong>de</strong>l buen suceso <strong>de</strong>lconcilu) esperaba. Viéndole<br />

el médico en tanto peligro , mandó que le pusiesen<br />

un colchón sobre el jergón que tenia ; mas él lo rehusó,<br />

diciendo: No quiero cama blanda y mullida; ánles <strong>de</strong>seo<br />

morir en una cruz, ó á lo menos tendido en el suelo,<br />

cubierto <strong>de</strong> ceniza y vestido <strong>de</strong> cilicio. ¿ Para qué buscáis<br />

regalo para un cuerpo que tan presto se volverá polvo<br />

y ceniza, y será manjar <strong>de</strong> gusanos ? Justo fuera imitar<br />

en la muerte á mí señor Jesucristo: mas ya que no<br />

puedo morir en una cruz como él murió por mí ; á lo ménos<br />

no me privéis <strong>de</strong> esta cama por ser algo dur a y estrecha<br />

; antes añadid <strong>de</strong>scomodida<strong>de</strong>s y trabajos, para<br />

ayudarme á conformarme en algo á mí Re<strong>de</strong>ntor. Querían<br />

los religiosos llamar otro médico, porque el <strong>de</strong>l convento<br />

era mozo y <strong>de</strong> poca experiencia, y el mismo médico lo<br />

solicitaba ; mas el santo, que no lemia la muerte y <strong>de</strong>spreciaba<br />

la vida, dijo : Que <strong>de</strong> ninguna manera se llamase<br />

otro médico, porque él era un pobre religioso y su vida<br />

<strong>de</strong> muy poca importancia para hacerse junta <strong>de</strong> médicos.<br />

Fuese agr avando la enfermedad : y conociendo el santo

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