Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

Feaion: y solía decir que el que no és hombre do oración
y recogimiento, no puede llegar á grado eiuiuenle de
santidad i ni tener perfecta victoria desf mismo; y que toda
la inmortificacion , turbación y descontento, que algunas
veces sienten los religiosos, es por falta de ejercicio
de la meditación y oración, al cual él llamaba atajo y camino
corto déla perfección. Su regalo y delicias era el
tiempo setíalado para la oración , y ánles de entrar en ella
se aparejaba y se recogía en sí mismo, procurando tener
el alma sosegada y libre do cualquier solicitud y deseo
impertinente; y ó la noche antes de acostarse, gastaba
algún tiempo en proveer y ordenar la meditación que había
de bacer la mañana siguiente. Cuando tocaban á la
oración á la mañana, luego se bincaba de rodillas con la
mayor reverencia y acatamiento que podía, y estaba tan
atento á su meditación , que por no distraerse de ella,
aun cuando tenía necesidad de escupir no escupía: y no
pocas veces por la atención de la mente quedaba tan debilitado
, que acabada la oración, no se podía levantar en
pié; y otras tan abstracto y absorto, especialmente cuando
contemplaba los atributos divinos, que no sabía dónde
estaba, basta que después, como un hombre enajenado
volvía en si. Era esto de manera, que nunca en todo el
tiempo de su noviciado vió al hermano que visitaba, como
se suele, á los que están en oración , ni notó que ninguno
entrase en su aposento, ni lo viese.
Tuvo un don muy señalado de lágrima?, las cuales derramaba
tan copiosas, que fué necesario que los superiofes
le fuesen á la mano y que le diesen razones para que
Procurase reprimirlas, por el gran daño que por no barrio
podria recibir su salud. Era tan señor de su imaginfícion,
que en su oración ordinariamente no tenia disb'accion
alguna, con tan grande extremo , que siendo preguntado
de su superior {dándole cuenta de su concícnciu)
acerca de esto, con mucha llaneza y sinceridad le respondió
que todas las distracciones que habia padecido en
espacio de seis meses en su oración no llegarían, á su parecer
, al tiempo que es menester para rezar una Avemaria;
que es cosa rarísima que pone admiración; pero la
gracia del Señor puede mucho, y con el uso grande y de
muchos años , que Luis tuvo en refrenar la potencia imaginativa
y aprensiva , la bahía sujetado y hecho obediente
ála razón , de manera, que no le venia en la oración
ningún pensamiento, sino el que él quería, y con tal
ahinco fijaba su atención en lo que quería, que cualquiera
otra cosa de fuera no le turbaba, ni derramaba su co^
razón, y sentía tanta dificultad en apartar el pensamiento
de Dios, como otros la suelen tener en apartarle de otras
cosas y fijarle en Dios. Esta atención tuvo muy de atrás;
porque siendo aun muchacho y viviendo en el siglo, se
oetermínó á hacer cada día una hora de oración mental á
cj^enos i sin distracción alguna: y si comenzada su oral
' '6 venia el menor pensamienlo y distracción, no
aba el tiempo que habia pasado en la hora, sino cosin"^3'3
C'c niievo T perseveraba hasta acabar su hora
'straccion alguna, y así le aconteció hacer cinco y
8 horas de oración mental. También en la oración vo-
1 ^nia muchos sentimientos y gustos espirituales; es-
Pecialmenlc, cuando rezaba los salmos, le daba Dios unos
a ^ctoslan suaves y vehementes, que algunas veces no
podía pronunciar la palabra del salmo. Era devotísimo de
a santísima pasión del Señor, y se regalaba y enternecía
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en meditar los sagrados misterios de nuestra redención.
Tenia muy particular afecto á los santos ángeles y mas
particular al ángel de su guarda: y escribió una meditación
muy devola que anda impresa entre las meditaciones
del P. Yicencio Bruno, de nuestra Compañía, con la vida
del mismo Luisde la excelencia de los ángeles.Pues ¿qué
diré de la devoción tan rara y entrañable que luvoestebienaventurado
hermano al santísimo Sacramento del altar?
Fué tangrande y tanconocida que algunos padres en Roma
juzgaron que cuando se pintase su imágen, se debía pintar
de rodillas, adorando la Hostia consagrada: y esta devoción
le nacía de los gustos y sentimientos notables que
recibia en la sagrada comunión; porque, como tenia el
alma tan pura y se disponía para comulgarse con tanto
cuidado, regalábale el Señor extraordinariamente. Una
comunión le servía de aparejo para otra y (oda la semana
tenia repartida en varias devociones para este propósito*
Visitaba cada dia él muchas veces al saniísimo Sacramento
, y el día ántes de la Comunión, todo era tratar en su
conversación de este sagrado misterio: hacíalo con tanto
sentimiento y fervor, que algunos sacerdotes, para celebrar
con mayor devoción, procuraban oirlc hablar y trabar
pláticas con él de este misterio. Acabada la comunión,
se estaba retirado en un rincón buen ralo de tiempo, inmoble,
lleno de celestial dulzura y con dificultad se podía
levantar y partir de aquel lugar. Á la santísima Virgen ya
desde niño se habia entregado y tomádola por su especial
patrona y abogada y dedicádole su virginidad; y así todos
los días de su vida procuró alabarla y servirla , acudiendo
á ella en todas sus necesidades y recibiendo de su bendita
mano el remedio de ellas y otros singulares favores. Finalmente,
toda la vida del bienaventurado Luis era una
continua oración, y en ella y en medio de las otras ocupaciones
exteriores era visitado y regalado del Señor
con maravillosas revelaciones , que no eran breves, ni á%
paso , mas largas y durables, y de tal manera llenaban
de gozo al espíritu, que redundaban en el cuerpo, y le
encendían, y en el rostro y en ta palpitación del corazón
se descubrían y manifestaban las llamas que ardían en su
pecho.
Con esta tai continua y regalada devoción, y singular
familiaridad'con Dios, juntó la mortificación, que es grande
hermana de la oración, y las áOB son como dos alas
para volar al ciclo,.y como dos pesos con que anda
concertado el reloj de la vida religiosa. Era tan inclinado
á las penitencias corporales, que si los superiores no le
hubieran tenido la rienda, se hubiera acortado aun mas
los dias de su vida, de lo que lo hizo; porque el fervor le
llevaba, y le hacia hacer mas délo que podían sus fuerzas.
Como él era tan flaco y débil, y muchos padres lo
reprendiesen por esto, y le pusiesen escrúpulos, diciéndole
que se mataba ; él respondía , que él representaba á los
superiores su deseo, y que cuando le concedian lo que pedia,
no tenia escrúpulo de hacerlo, y cuando so lo negaban,
ofrecia su buen deseo al Señor, y añadía que muchos
de los padres que le aconsejaban que se fuése á la mano,
y moderase en sus penitencias, ellos no lo guardaban en
sí, y que quería ánles imitar sus ejemplos, que lomar sus
consejos, y que él era como hierro duro y torcido , que
habia venido á la religión, como á una fragua, para ser
ablandado y enderazado con el martillo tle las penitencias
y mortiticacíones; y que-el tiempo de hacerlas e»