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DÍA 6.<br />
se opusiese á un león tan bravo y po<strong>de</strong>roso, armado <strong>de</strong> I<br />
crueldad y potencia. Muchos huían y se <strong>de</strong>slerrabau <strong>de</strong><br />
su patria, y <strong>de</strong>jando sus casas y haciendas se entraban<br />
por los <strong>de</strong>siertos y se escondían entre las cuevas y breñas,<br />
por no consentir en aquella impiedad: otros flacos y pusilánimes<br />
, por no per<strong>de</strong>r sus haciendas perdían sus almas y<br />
obe<strong>de</strong>cían al emperador: otros, aunque pocos, aftleponian<br />
el cíelo á la tierra, y el mandato <strong>de</strong> Dios al <strong>de</strong>l hombre<br />
, y ofrecían sus vidas al cuchillo, por no <strong>de</strong>samparar<br />
'a fe católica en que vivian. Estando, pues, las cosas en<br />
Pste lastimoso estado, y andando el emperador León Isáuríco<br />
á guisa <strong>de</strong> un león feroz, suelto y <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nado,<br />
dando bramidos contra Dios y <strong>de</strong>spedazando y tragando<br />
las ovejas mansas <strong>de</strong> su ganado, movió el sumo pastor á<br />
«uestro Juan Damasceno, para que como otro David, <strong>de</strong>fendiese<br />
su rebano y saliese al encuentro á este león, y<br />
se abrazase con él y le ahogase, y porque no podía vencerle<br />
con armas, tomó la pluma y escribió muchas cartas<br />
contra el emperador y contra sus impíos mandatos, tan<br />
graves, tan eruditas y tan llenas <strong>de</strong> celestial sabiduría,<br />
que mas parecían enviadas <strong>de</strong>l cielo, que escritas <strong>de</strong> hombre<br />
mortal. Estas cartas envió Damasceno á muchas parles,<br />
y procuró que se <strong>de</strong>rramasen y extendiesen <strong>de</strong> mano<br />
en mano, para que muchos las leyesen y no creyesen que<br />
lo que el emperador había mandado, era verdad, ni se<br />
<strong>de</strong>jasen llevar <strong>de</strong> sus espantos y amenazas. Fué tanto lo<br />
que el Señor <strong>de</strong>tuvo á la gente, para que no cayesen en<br />
el profundo <strong>de</strong> aquella maldad, con las cartas <strong>de</strong> Damasceno,<br />
que León entendió, que él era el que principalmente<br />
hacía resistencia; y viendo que no estaba <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su<br />
imperio, ni con armas le podia castigar , se <strong>de</strong>terminó<br />
vengarse <strong>de</strong> él con maña y artiíicio. Procuró con su diligencia<br />
haberalguna carta escrita <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> Damasceno,<br />
y habida, dióla á algunos escrihicnles hábiles, para que<br />
la contrahiciesen, y ellos lo hicieron tan perfectamente,<br />
como si fuera <strong>de</strong> su misma y propia mano. Con este engaño<br />
y lalsedad, hizo escribir una carta fingida, en nombre<br />
<strong>de</strong> Juan Damasceno, para el mismo emperador León, en<br />
que en substancia le dice: que porque los dos eran cristianos<br />
y <strong>de</strong> una misma religión, y porque esperaba que<br />
algún día se lo gratificaría, le habia parecido suplicarle,<br />
que se compa<strong>de</strong>ciese fjp^ia ciudad <strong>de</strong> Damasco, que tenia<br />
poca gente <strong>de</strong> guarnición y con la paz estaba <strong>de</strong>scuidada,<br />
y fácilmente la podría haber á sus manos, si enviase alguna<br />
gente armada, secreta y disimuladamente ; porque<br />
el, que tenia tanta parte en aquella ciudad y en todo el<br />
reino, le ayudaría y serviría cu tan gloriosa y santa empresa.<br />
Esto conlenia la carta <strong>de</strong> Damasceno para el emperador;<br />
y él escribió otra <strong>de</strong> su mano al príncipe <strong>de</strong> Damasco<br />
, diciéndole, (pie si él no fuera tan amigo <strong>de</strong> paz y<br />
<strong>de</strong> guardar su palabra, ahora tenia buena ocasión para hacerle<br />
guerra; pero que nunca Dios quisiese que él quebrantase<br />
lo que con él tenia capitulado, aunque le pesaba<br />
que tuviese tan malos y <strong>de</strong>sleales criados, que le quisie-<br />
. sen ven<strong>de</strong>r y privar <strong>de</strong> su estado, como lo podia ver por<br />
una délas muchas cartas, que uno <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> quien él<br />
mas fiaba, le habia escrito: la cual le enviaba, para que<br />
entendiese lo que tenía en él, y lo poco que se podía liar<br />
<strong>de</strong> quien tal hacia. Recibió estas cartas el príncipe <strong>de</strong> Damasco<br />
, y leídas, Hateó á su gobernador Juan: mostróselas,<br />
y preguntóle sí aquella letra era suya: y él respondióla<br />
verdad, que la letra y mano parecía suya, mas que<br />
MAY 0. 31<br />
no lo era ;.y el príncipe bárbaro, sin replicar, le mandó<br />
cortar la mano <strong>de</strong>recha y fijarla en un palo en la plaza; y<br />
así se hizo. Bien entendió san Juan <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venia el daño<br />
y que el león que no podia echarle la garra , y <strong>de</strong>splacer<br />
con fuerza, se habia convertido en raposa, para per<strong>de</strong>rle<br />
por maña; y confiando en Dios nuestro Señor que le<br />
restituiría la mano, que primero con tinta y <strong>de</strong>spués con<br />
sangre había <strong>de</strong>fendido su fó y el culto <strong>de</strong> las santas imágenes.<br />
Entendió que el príncipe estaba algo mas aplacado;<br />
le envió á suplicar que mandase quitar su mano <strong>de</strong>recha<br />
<strong>de</strong>l lugar público, en don<strong>de</strong> estaba , y restituírsela, para<br />
quehaciéndola enterrar, tuviese algún alivio en los dolores<br />
gravísimos, é ignominia que pa<strong>de</strong>cía. Túvolo por bien<br />
el príncipe, y mandó volver su mano á Damasceno, y él<br />
con ella se entró aquella noche en su oratorio, y postrado<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>unairaágen <strong>de</strong> la Virgen María, nuestra Señora,<br />
con gran<strong>de</strong> afecto y muchas lágrimas, juntando la<br />
mano cortada con su brazo, le comenzó á suplicar que se<br />
la restituyese y consolidase; pues tan bien sabia que se<br />
la habían cortado, por querer él <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus imágenes y<br />
las <strong>de</strong> su bendito Hijo, que era la diestra <strong>de</strong>l Padre eterno<br />
, y tan fácilmente se la podia restituir y consolidar; y<br />
él no lo <strong>de</strong>seaba, sino para servir mas á Hijo y Madre, y<br />
predicar sus alabanzas con himnos, cánticos y acrecentar<br />
la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> los fieles. Hecha esta oración, Damasceno<br />
quedó dormido; y apareciéndosele nuestra Señora, dijole:<br />
Yaestássano: componme himnos, escribe mis honores y<br />
cumple lo que has prometido. Despertó el santo, hallóse<br />
sano, y con la mano tan pegada y tan fuerte, como si<br />
nunca hubiera sido corlada: y lleno <strong>de</strong> júbilo y <strong>de</strong> in<strong>de</strong>cible<br />
gozo y alegría, comenzó á alabar aquella Señora, que<br />
siempre oye y consuela á los que confían en ella; y esto<br />
con tales voces y regocijo, que los vecinos sarracenos le<br />
oyeron cantar, y sabiendo la causa, porque no se pudo<br />
encubrir, luego á la mañana le acusaron á su príncipe,<br />
dándole á enten<strong>de</strong>r que había sido engañado <strong>de</strong> sus ministros<br />
<strong>de</strong> justicia, los cuales no habían ejecutado en Juan<br />
su justa sentencia, y que aquella mano que se habia cortado<br />
y colgado en la plaza no era suya, sino <strong>de</strong> algún<br />
otro criado ó esclavo suyo, que por su interés ó libertad,<br />
habia consentido que se la cortasen , por librar <strong>de</strong> aquel<br />
tormento y afrenta á su señor. Para averiguar la verdad,<br />
mandó el príncipe llamar á Juan, y que mostrase su brazo<br />
y mano cortada. Mostróla Juan, y por una <strong>de</strong>lgada señal,<br />
que para testificación <strong>de</strong>l milagro y confusión <strong>de</strong> los<br />
infieles, habia nuestro Señor querido quedase en la juntura,<br />
en que la mano se unió con el brazo, se vió claramente<br />
que la mano habia sido cortada, y ejecutádose<br />
contra Juan, loque el bárbaro príncipe había mandado. Y<br />
queri -ndo saber cómo aquello se habia hecho, entendió<br />
<strong>de</strong> Juan, que Cristo su Señor le habia hecho aquella merced<br />
, y restítuídole la mano, como Dios todopo<strong>de</strong>roso: porque<br />
era inocente y sin culpa <strong>de</strong> lo que le habia impuesto.<br />
Quedó tan satisfecho el príncipe, que le pidió perdón y lo<br />
rogó que volviese á su gobierno, y fuese el primero y<br />
principal <strong>de</strong> su consejo y la segunda persona <strong>de</strong> su reino.<br />
Mas Juan, herido <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> emplearse<br />
todo en su servicio y en alabar á la santísima Virgen,<br />
como se lo había prometido, le pidió que no le embarazase,<br />
ni ocupase, sino que le diese licencia para retirarse y<br />
aten<strong>de</strong>r solo á servir á aquel Señor que tanto bien le habia<br />
hecho. Hubo muchas dificulta<strong>de</strong>s y contiendas en esto;