Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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LA LEYEM)
orina; declarando el cielo que le dábala abogada de estas
enfermedades, como se ve hasta hoy en los muchos que
por su intercesión sanan.
Acabadas las exequias, según los ritos déla Iglesia hizo
san Martin un sermón al pueblo de sus loores y alabanzas
como de verdadero santo, de que dió y da el cielo
comunmente testimonio con innumerables milagros que
obra por su intercesión en todas partes; y acabado el sermón
juntó san Martin el clero, y por voto de todos declaró
y consagró al diácono Victurio que dijimos, por obispo de
aquella ciudad, y sucesor de san Liborio, á quien imitó
en la vida y vigilancia de santo y vigilante prelado.
La muerte de san Liborio fué á 23 de julio del año
de 400 , siendo (según el cardenal Baronio) ponlíüce
Anastasio, y emperadores los dos hermanos, hijos deJ
gran Teodosio, Honorio y Arcadio. El Martirologio romano
dice , que fué obispo cuarenta y nueve años , y que
alcanzó los tiempos de Valenliniano, Graciano y Teodosio.
En la vida que anda impresa del invicto emperador Cario
Magno , llamado el santo por sus heroicas virtudes, se
refiere que .empleó treinta y tres años los mejores de su vida
en conquistar Sajonia, tierra estéril y montuosa, tan
ocupada en las idolatrías y vicios de sus moradores, como
de la fragosidad de los cardos y espinas, y de los anima-
Jivs QeroS (me entre ellas se crian, á quienes en parle se
parecían en las condiciones naturales los que en ella vivían
: y habiéndola conquistado el religioso emperador á
costa de inmensos trabajos y sangre de los suyos, todo
su cuidado dedicó á reducir sus moradores de la falsa ido-
Ljlría á la verdadera fé de Cristo , deseando mas amplificar
la religión cristiana y el imperio del verdadero Dios,
que el suyo: por lo cual á toda costa y diligencia edificó
templos : levantó iglesias : adornólas de imágenes enriqueciólas
de ornamentos y cálices y vasos para el culto del
altar: llevó obispos y clérigos, religiosos y predicadores
que entablasen el culto divino, y alumbrasen á aquella
gente bárbara y ciega en las idolatrías y hechicerías r con
la luz del santo Evangelio, reduciéndolos juntamente á la
v ida política y sociable en ciudades y pueblos de los montes
y selvas, en que habitaban como fieras: por lo cual
los historiadores de su tiempo le dan título de apóstol de
Sajonia como á san Gregorio Magno de Inglaterra, por
haber enviado á ella varones apostólicos que la convirtieron.
Una pues de las mas principales ciudades é iglesias es
la l'aderbornense, fundada en un lago amenísimo de igual
delicia y riqueza : es iglesia catedral, y su obispo de los
primeros del reino, adonde el dicho emperador Carlos venia
muchas veces á morar y descansar en ella, y el sumo
pontífice Leo» la honró con su presencia cuando vino
de Roma á pedir á Cario Magno, que le restituyese á su
silla de la cual le habia echado el rey de los longobardos
con violencia: y pasando el tiempo que nunca paraT se llegó
el año de 83G del nacimiento de Cristo nuestro Señor,
en que habiendo vacado la silla de aquella Iglesia , fué
electo obispo Badurado, varón de gran zelo de la gloria
de Dios, aumento de su culto y provecho de las almas:
el cual, viendo que muchos de sus feligreses no bien arraigados
en la fé, se volvían al gentilismo y á las hechicerías
antiguas, deseó grandemente atajar este conlagio
y poner freno á tan pernicioso vicio, y después de larga
A DE ORO. DÍA ^3.
oración y prudente consulta con las personas de su I#r
sia, se resolvió á traer á su ciudad alguna célebre reliquia
de santo muy nombrado y milagroso, que con su
presencia y patrocinio defendiese á sus feligreses de la sugestión
y engaños del demonio, y con sus milagros los
alumbrase y persuadiese que la fé de Cristo nuestro Seño1,
era la santa y verdadera.
Tomada esta resolución, no fué fácil la ejecución de ell*1
así por la diíicultad de hallar tal reliquia como después &
hallada, alcanzar que se la diesen los que la poseían: pP'0
no se acobardó el ánimo del buen prelado con estas difi'
oultades : porque lleno de espíritu y confianza en la divina
Providencia publicó ayuno en su obispado: hizo públicas
procesiones: ofreció sacrificios y limosnas con tal
afecto y perseverancia , que mereció alcanzar de Dios lo
que pedia, enviándolesu divina Majestad un ángel que I»
dijo: que enviase sus embajadores á la ciudad deGenomayna,
en donde tendría logro su deseo. Recibido esto
oráculo divino con increible gozo de su alma, con acuerdo
de ambos cabildos eclesiástioo y seglar, disputaron cua*
tro personas, dos eclesiásticas y dos seglares, que fuésen
con cartas, así del rey de Francia Ludovico como suyas á
la dicha ciudad, y obispo, adonde llegaron á 14 de mayo
del año dicho, y fueron de él bien recibidos : y consi'
derando la causa de su venida á la importancia de su pre+
tensión para el bien de aquella tierra , moviendo Dios su
corazón , determinaron á darles el cuerpo de san Liborio,
celebérrimo en santidad y milagros.
Tomada esta resolución, trató de ponerla en ejecución;
pero la devoción de la ciudad y el sentimiento de sus
moradores, hizo grande contradicción,,, clamando todos por
su santo prelado que era todo su consuelo , amparo, defensa
y patrón con Dios; pero al fin como era disposición
del cielo , venció la resolución del obispo : el cual vestido
de pontifical, vino de la iglesia catedralá la de los santos
apóstoles, en donde estaba el santo cuerpo , y abrió la ai>
ca de su depósito y salió un olor celestial, que recreó á
cuantos se hallaron presentes , sintiendo en sus corazones
una suavidad y devoción grande : y reconociendo que era
la reliquia de san Liborio que buscaban, la entregaron a
los-embajadores paderbornenses que la recibieron, con
grandísima reverencia, igual estima y devoción; y en el
mismo dia fué nuestro Señor servido de regalar á su pue*-
blo per medio del santo con los milagros siguientes.
A la misma hora en que se abrieron las sagradas reli^
quias á puerta cerrada por escusar el tumulto de la gen10
que estaba fuera, una mujer que habia muchos años que
estaba ciega totalmente, se encomendó con gran afecto y
devoción al santo, é invocando su favor, al punto que pronunció
su nombre recobró la vista enteramente con igUr
gozo suyo y admiración del pueblo, que mirando tan evidente
milagro, prorumpió con grandes voces en alabanzas
de Dios y de san Liborio : las cuales oyeron el obisp0
con su clero, y derramando dulces lágrimas de devoción,
cantaron himnos y oraciones en loor y alabanzas de 0
santo pastor, que vivo y difunto no cesaba de favorecer y
sanar á sus ovejas.
A la fama de este milagro vino otra devola matrona con
un hijo, atormentado del demonio como el que trajeron f
Cristo sus padres , que le echaba en el agua y en el fuego
, y los apóstoles no, hablan podido sanarle : así no h3'
bia alcanzado salud para su hijo esta matrona en imclw*