Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 19.
JUNIO.
Sil
su iritegndad virginal, á pesar de los continuos asaltos
del espíritu tentador.. Hizo florecer en su monasterio la
vida religiosa con admirable edificación, y mereció ser
favorecida con celestiales visiones, en las (pie se le enseñaba
el modo de reglar su conduela para ser úlil á la
Iglesia de Dios. Colmada de gracias y mercedes espirituales
llegó á la edad de treinta y seis años, y cayó
gravemente enferma. Gomo no suspiraba mas que para
unirse pronto con su esposo Jesucristo, su enfermedad fué
muy breve , porque aquel deseo consumió sus fuerzas y
postró á la naturaleza, muriendo santamente el dia 18 de
junio del ano 1165. Su cuerpo estuvo por espacio de muchos
dias espueslo á la pública veneración, y el Señor
obró por su intercesión grandes milagros, los cuales, unidos
á la memoria de sus insignes virtudes, la colocaron
sobre los aliares, y le granjearon el titulo de santa , con
que la honra hoy la Iglesia, á pesar de no haber sido
nunca solemnemente canonizada.
DIA 19.
SAN GERVASIO Y SAN PBOTASIO, MÁRTIRKS. — La vida y
«wrlirio de los bienaventurados mártires y hermanos,
Gervasio y Prolasio; se ha de sacar de una epístola, que
escribió á todos los obispos católicos de Italia san Ambrosio,
arzobispo de Milán, y doctor de la Iglesia;
dándoles cuenta de la merced que Dios nuestro Señor
había hecho en descubrir los cuerpos de estos san-
'os mártires, que estaban encubierlos, por medio de una
'evelacion, que tuvo el mismo san Ambrosio, de esta
manera. «La cuaresma pasada (dice), habiéndome hecho
Dios merced de haberla ayunado, y ser compañero
{le los otros fieles, que también ayunaron, estando en
oración, me vino sueño, y me dormia, de manera,
^'UÍ ni del todo dormia, ni del todo velaba, y abriendo
los ojos, ví dos mancebos , vestidos con ropas mas
blancas que la nieve, extendidas las manos, y puestos
en oración r y como estaba medio dormido, no pude hablar
con ellos, hasta que sacudiendo el sueño, y hallándome
del lodo despierto, desapareció aquella visión. Volvímeá
Dios, y supliquéle, que si aquella habia sido
ilusión del demonio, la apartase de mí; y si revelación
suya, me la manifestase: y para alcanzar esta gracia
de su divina Majestad , amnenlé el ayuno. Apareciéronnie
otra noche los mismos mancebos, y de la misma
manera que la primera; y la tercera vez, estando del todo
despierto, porque el ayuno me quitaba el sueño, se
me tornaron á representar, y con ellos una tercera persona
venerable, que en el aspecto parecía á san Pablo,
cuyo retrato éimagen yo tenia: y callando ellos, élme
habló de esta manera: Estos son los que siguiendo mis
amonestaciones, tuvieron en poco las riquezas, pasiones,
i w^nes de la tierra, é imitaron á nuestro Señor Jesuf^0'
s'n prender cosa de ella: y en medio de esta
( "1(JaJ .de Milán perseveraron diez años continuos con
ank) fervor en el servicio de Dios, que mereciéronla
CorPOa del martirio. Sus cuerpos están ahí donde tú
estas. Cavarás la tierra doce pies, y hallarás una arca
cubierta, y en ella sus cuerpos: sácala, y ponía en un
'"Sfr alto y honroso, y edifica una iglesia en nombre de
estos santos. Y como yo preguntase, cómo s
J'jome: A su cabecera bailarás un papel >'
TOMO ir
llamaban;
la revela-
cion de quienes fueron , y el principio y fin de su vida^
Convoqué á todos los obispos comarcanos, hermanos
mios: diles cuenta á todos juntos, de lo que habia visto;
y tomando yo primero el azadón, comenzó á cavar la
tierra; y siguiéndome ellos, hallamos el arca que el santo
apóstol habia prometido. Abrírnosla, y parecieron Jos
santos como si en aquella hora los hubieran puesto allí
dentro: tan frescos estaban y tan viva la sangre, despidiendo
de sí un olor suavísimo. A la cabecera hallamos
una escritura con estas palabras.
«Yo Filipo, siervo de Cristo, en compañía de mi hijo
hurté los cuerpos de estos santos, y dentro de mi casa
los sepulté. Su madre se llamó Valeria, y Vital su padre.
Nacieron de un parto; y llamáronlos Gervasio y Protasio.
Siendo ya difuntos sus padres, san Vital mártir y santa Valeria,
y habiendo ellos sucedido ab inleslato en sus bienes,
vendieron la casa propia en que habian nacido, y toda
su hacienda, y repartieron el precio de ella á los pobres
y sus esclavos , dándoles libertad; y encerrándose en un
aposento, para darse á la lección y á laoracion, estuvieron
en él diez años vacando á solo Dios; y al onceno alcanzaron
la corona del martirio. A esta sazón iba á la guerra
contra los marcomanos (que son los pueblos de Moravia),
un conde, llamado Astasio: saliéronle al camino los sacerdotes
de sus templos, y dijéronle, que si queria alcanzar
victoria de los enemigos, apremiase á Gervasio y
Protasio, que eran cristianos, para que sacrificasen á los
dioses inmortales: los cuales estaban de ellos enojados,
porque les negaban la debida adoración, y que no querían
ya responder á sus preguntas, ni hacer á los pueblos
el favor que solían con sus oráculos. Mandóles Astasio
buscar y prender, y rogóles que le diesen contento,
y le hiciesen placer de ofrecer con él sacrificio á sus dioses
, para (pie prosperasen su jornada, y el fin de aquella
guerra fuese como deseaba, y la victoria que esperaba
alcanzar, se celebrase por todo el imperio romano. A esto
respondió Gervasio : La victoria ó Astasio la da del cielo
el Dios verdadero, y de él la debes aguardar, y nó de eslas
estátuas vanas y mudas de tus dioses, que tienen
ojos, y no ven: orejas, y no oyen: narices, y no huelen:
boca, y no habian: manos, y no tocan; piés, y no andan ;
y no tienen «spíritu, ni vida, ni pueden resollar. Enojóse
Astasio sobremanera, oyendo estas palabras de Gervasio,
dichas con tanta libertad: mandóle luego azotar, y
herir con plomados fuertemente, hasta que allí muriese,
y con este tormento Gervasio dió su espíritu al Señor:
y quitando de allí su sanio cuerpo hizo llamar á Protasio,
y díjole; Desventurado, y miserable, mira por tí, y no
seas lococomo tu hermano. Respondió Protasio: ¿Quién de
los dos es miserable ; tú que me temes á mí; ó yo que no
te temo á tí? Y Astasio: ¿En qué te temo yo , ó hombre
vil y desdichado ? Y el santo : SÍ no me temieses , no me
apretarlas tanto, á que yo sacrifique á tus dioses; ni
creerías, que si yo no lo hago, ha de venir algún grave
daño. Mas yo, porque note temo, no hago caso de tus
amenazas, y tengo á tus dioses en lo que un poco de basura,
y adoro aquel solo Dios , que reina en los cielos.
Oyendo estas palabras Aslasio, mandóle moler con unos
bastones nudosos: y haljiéndole herido un buen rato , le
hizo levantar y le dijo: Protasio, ¿por qué eres tan soberbio
y lan rebelde? ¿Ouieres perecer como tu hermano
Gervasio? Y el santo mártir respondió con gran suavi-
30