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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 15 JULIO. 335<br />

locución <strong>de</strong> la Iglesia; en que tan afligida estuvo la <strong>de</strong><br />

'falia. Su muerte se halla colocada á fines <strong>de</strong>l íiglo I, y<br />

su memoria es muy venerada no solo en Como don<strong>de</strong> se le<br />

honra como su apóstol, sí que también en otras regiones<br />

<strong>de</strong> Italia que muchas veces han experimentado los elVclus<br />

<strong>de</strong> su patrocinio.<br />

SAÍN OPTACIANO , OBISPO.—Vivió en tiempo <strong>de</strong>l emperador<br />

Yalenliniano III, siendo papa san León el gran<strong>de</strong>, por<br />

quien fué consagrado obispo <strong>de</strong> Brescia. Asistió al concilio<br />

<strong>de</strong> Milán celebrado por Eusebio , obispo <strong>de</strong> la misma ciudad^<br />

se disiinguió en él por su celo y sabiduría. Fué<br />

infatigable en proporcionar á sus abejas abundante pasto<br />

<strong>de</strong> doctrina , y en preservarlas contra los errores que manifestaban<br />

entonces el rebano <strong>de</strong> la Iglesia, y murió en paz<br />

^n su ciudad episcopal, no sabemos en qué afio <strong>de</strong>l siglo V.<br />

SAN MAUCUUÍNO , PUESIIÍTERO Y CONFESOR.—Fué inglés<br />

<strong>de</strong> nación y habiendo pasado á.Francia con otro compañero<br />

suyo, siendo aun muy jóven abrazó el estado eclesiástico<br />

y fué or<strong>de</strong>nado presbítero. Apenas se vió revestido <strong>de</strong><br />

esta dignidad, empezó á predicar por todas partes los preceptos<br />

y las máximas <strong>de</strong>l Evangelio; y sus trabajos apostólicos<br />

, favorecidos con la ayuda <strong>de</strong>l cielo, alcanzaron<br />

la conversión no solo <strong>de</strong> muchos infieles á la religión, sí<br />

que también <strong>de</strong> muchísimos cristianos al verda<strong>de</strong>ro camino<br />

que habian abandonado. Marcelino gozó <strong>de</strong> una larga vida<br />

, empleada toda en el servicio <strong>de</strong> la Iglesia y gloria <strong>de</strong><br />

Dios, hasta que hallándose por los años 800 en Deventer<br />

<strong>de</strong> Bélgica, trabajando en sus misiones, fué acometido <strong>de</strong><br />

^ua enfermedad mortal, que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habei le hecho<br />

Pa<strong>de</strong>cer mucho le llevó á gozar <strong>de</strong> Dios.<br />

DIA 15.<br />

SAS ENRIQUE, EMPERADOR.—San Enrique, emperador <strong>de</strong><br />

Alemania, llamado por su gran <strong>de</strong>voción el Pió, fué hijo<br />

<strong>de</strong> Enrice, duque <strong>de</strong> Baviera, y heredó los estudos <strong>de</strong> su<br />

padre, siendo mozo <strong>de</strong> raras virtu<strong>de</strong>s y partes naturales,<br />

<strong>de</strong> gran<strong>de</strong> ingenio y letras , mas <strong>de</strong> las que suelen caber<br />

en las ocupaciones <strong>de</strong> los príncipes. Fué <strong>de</strong>spués elegido,<br />

con gran conformidad el año <strong>de</strong> 1001, por emperador <strong>de</strong><br />

Alemania, sucediendo en el imperio <strong>de</strong> Otón IH, <strong>Los</strong> historiadores<br />

italianos cuentan á san Enrique por primero <strong>de</strong><br />

^síe numbre, porque á Enrique, duque <strong>de</strong> Sajonia , llagado<br />

Auceps, que precedió antes en el imperio , no le po-<br />

"cn en el número <strong>de</strong> los emperadores , por no haber bajado<br />

á Italia, ni coronádose en ella. Seis años antes <strong>de</strong> subir<br />

san Enrique á la dignidad imperial, estando en Ratisbona,<br />

se le apareció san Üvolfango, obispo <strong>de</strong> aquella ciudad, en<br />

Utia notable visión : representósele, que estaba en la iglesia<br />

<strong>de</strong> San Emmeramo, para visitar el sepulcro <strong>de</strong> san<br />

Jv«lfango, que estaba en ella. Apareciósele luego el sandiciéndole<br />

: Mira con atención las letras que están es-<br />

^"•as en la pared junto á mi sepulcro. Bízolo así Enrique,<br />

y notó estar escritas estas solas palabras : Posl sex. Deses<br />

<strong>de</strong> vuelto en Sí, revolvía en su pensamiento , que le<br />

J^tta el cielo significar con aquella cifra. Parecióle al<br />

bu«n<br />

Príncipe lo mas seguro, que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> seis dias moy<br />

asi hizo luego gran<strong>de</strong>s limosnas, y se dispuso<br />

riria •<br />

|..,a esperar la muerte; mas pasado el término <strong>de</strong> seis<br />

así sin caer malo, extendió el piadoso duque la inler-<br />

P^lacion <strong>de</strong> aquella escritura á seis meses; en los cuales<br />

0f',1Pó lodo eii prepararse para morir al cabo <strong>de</strong> ellos:<br />

mas como también se alargaba su vidaá mas tienq», alargó<br />

también san Enrique el sentido <strong>de</strong> aquellas palabras á<br />

seis años, disponiéndose también en ellos para su úliimo<br />

dia; porque <strong>de</strong> esta manera le quiso obligar la divina<br />

Bondad á a<strong>de</strong>lantarse en las muchas virtu<strong>de</strong>s que tenia, y<br />

disponerle para que fuese un verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>chado <strong>de</strong> emperadores<br />

y príncipes cristianos. En cumpliéndose los seis<br />

años , fué elegido por emperador , y acabó <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r,<br />

que la revelación que había tenido, no era <strong>de</strong> su muerte,<br />

sino <strong>de</strong> la majestad <strong>de</strong>l imperio romano. No le faltó en su<br />

elección ningún voto, sino el <strong>de</strong> Horiberlo, arzobispo <strong>de</strong><br />

Colonia, que aunque fué varón santísimo , entre él y el<br />

santo emperador Enrique, no había la correspon<strong>de</strong>ncia<br />

que merecían las virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> entrambos, por causa <strong>de</strong> algunos<br />

malsines y siniestras informaciones <strong>de</strong> gente envidiosa,<br />

hasta que ilustró Dios al sanio emperador, revelando<br />

la verdad, y cuan gran siervo suyo era el arzobispo<br />

<strong>de</strong> Colonia. Fuése luego el piadoso príncipe á pedir perdón<br />

al santo prelado <strong>de</strong> no haber sentido <strong>de</strong> él con la estimación<br />

que <strong>de</strong>biera, todo con gran<strong>de</strong> humildad y mueslias<br />

<strong>de</strong> amor <strong>de</strong>l santo emperador, el cual no quedando<br />

contento con esta sola reconciliación , á la noche siguienlo<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> maitines se fué solo á la cámara <strong>de</strong> san Heriberto<br />

: mas no hallándole allí, sino en un oratorio, don<strong>de</strong><br />

solia estarse el santo prelado largas horas en oración, entró<br />

en él, y <strong>de</strong>spojándose <strong>de</strong> su palio imperial, se postró<br />

en el suelo á los piés <strong>de</strong>l arzobispo, y con gran<strong>de</strong> humildad<br />

y contrición <strong>de</strong> su espíritu, le tornó á suplicar le perdonase<br />

y admitiese como á sacerdote <strong>de</strong> Cristo. El santo<br />

arzobispo le levantó <strong>de</strong>l suelo con gran contenió suyo,<br />

quedando <strong>de</strong> allí a<strong>de</strong>lante muy amigos. Verda<strong>de</strong>ramenle<br />

fué este un gran<strong>de</strong> ejemplo <strong>de</strong> humildad y sujeción á la<br />

Iglesia; porque no habiendo ofendido el emperador ni <strong>de</strong><br />

Obra ni <strong>de</strong> palabra al arzobispo , dió muestras <strong>de</strong> tan rara<br />

penitencia y rendimiento, por solo lo que le habia pasado<br />

por el pensamiento contra un prelado eclesiástico, y sieiu'o<br />

inal informado.<br />

Fué el emperador Enrique juslo, piadoso y favorecedor<br />

<strong>de</strong> los buenos y <strong>de</strong> los letrados , muy temeroso <strong>de</strong> Dios, y<br />

<strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> acertar en todo, y asi para cualquiera cosa que<br />

hubiese <strong>de</strong> disponer ó hacer en el gobierno <strong>de</strong>l imperio,<br />

piimero la consultaba con Dios, dando largas limosnas,<br />

y orando fervorosamente, para que el Señor le alumbrase<br />

para hacer lo que fuese <strong>de</strong> su mayor servicio. A los que la<br />

daban consejo oia <strong>de</strong> buena gana, y á los eclesiásticos<br />

que le reprendían, aunque no fuese por culpa suya , premiaba<br />

largamente. Estaba un dia el emperador para salir<br />

á unos espectáculos ó fiestas públicas, que se hacían <strong>de</strong><br />

unos osos y <strong>de</strong> un hombre cubierto <strong>de</strong> miel. Pareció mal<br />

esto á san Popo, abad , y reprendió al emperador, por<br />

haber querido asistir á tales fiestas. El santo príncipe luego<br />

las <strong>de</strong>jó , y mandó no se hiciesen , quedando tan agra<strong>de</strong>cido<br />

á su reprensor, que le hizo abad estabúlense.<br />

Tuvo este piadoso príncipe gran cuidado en amplificar<br />

la religión católica y el culto divino , dando gran<strong>de</strong>s riquezas<br />

, posesiones y rentas á las iglesias, y reparando<br />

muchas que estaban <strong>de</strong>slruidas <strong>de</strong> los esclavones y otras<br />

bárbaros, contra los cuales fué valerosísimo é invencible:<br />

porque habiendo vencido á Roberto, rey <strong>de</strong> Francia, aunque<br />

excelente príncipe , y así hecho paces con él; mandó<br />

juntar dieta, en la cual <strong>de</strong>terminó hacer guerra á los infieles,<br />

especialmenteá los polacos, bohemios, moravos y

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