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580 LA LEYENDA DE ORO DIA 27.<br />
ballcros y señores do su córle eavialjan al santo gran<strong>de</strong>s<br />
sumas <strong>de</strong> limosnas, para que por su mano IÜS repartiese á<br />
los pobres y remediase á los cautivos; y el santo lo hizo<br />
con tanta diligencia y cuidado, que no solamente rescataba<br />
los que tenia presentes, sino que enviaba á buscarlos<br />
á lejas tierras; y éí mismo iba á hacer por sí mismo<br />
este, oficio piadoso: y no solamente gastaba en esto las<br />
limosnas que le daban, ó él podía allegar <strong>de</strong> los seglares,<br />
sino también los tesoros <strong>de</strong> la Iglesia, y hasta los cálices,<br />
cruces y patenas <strong>de</strong> oro y plata, y tos ornamentos <strong>de</strong> brocado<br />
y soda los vcndia para socorro <strong>de</strong> los pobres, cuando<br />
no tenia otra cosa que darles. Y porque algunos clérigos<br />
murmuraban <strong>de</strong> esta liberalidad, alegando que no se<br />
habian <strong>de</strong> tocar los bienes <strong>de</strong> la Iglesia, que eran sacrosantos<br />
é inviolables; <strong>de</strong>cía el santo, que consi<strong>de</strong>rase cada<br />
uno lo que querría que se hiciese con él si se hallase en<br />
Otra semejante miseria y calamidad, en que aquellos pobres<br />
hombres se bailaban, y si le parecería bien que los<br />
tesoros <strong>de</strong> la Iglesia se gastasen en librarle <strong>de</strong> ella, no<br />
habiendo otro remedio para po<strong>de</strong>rlo hacer.<br />
Habiendo, pues, <strong>de</strong>spachado felizmente sus negocios<br />
con el rey Teodorico, y edificado toda aquella corte con<br />
la excelencia <strong>de</strong>sús virtu<strong>de</strong>s, partió <strong>de</strong> líavena á Roma,<br />
don<strong>de</strong> fué recibido <strong>de</strong>l santo pontífice Símaco, que en<br />
aquella sazón presidia en la silla apostólica, y <strong>de</strong> todos los<br />
prelados y sefíores <strong>de</strong> aquella santa ciudad, con mucha<br />
honra y muestras <strong>de</strong> alegría; porque <strong>de</strong>seaban conocer<br />
por trato familiar al que ya conocían por la fama <strong>de</strong> su<br />
santidad y milagros. Favorecióle mucho el papa, concedióle<br />
algunos privilegios para su persona é Iglesia; y <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> haber cumplido en Roma con su <strong>de</strong>voción, y visitado<br />
aquellos santuarios, y cumplido con lá obediencia<br />
<strong>de</strong>l vicario <strong>de</strong> Cristo, tornó Cosario á Arlos. Pero ¿quién<br />
podrá esplicar el triunfo y regocijo con que fué recibido <strong>de</strong><br />
toda la ciudad el santo pastor? Y no os maravilla, porque<br />
cada uno tenia en él padre y madre, hermano y amigo,<br />
consejero y remedio, refugio y puerto seguro en todas sus<br />
tribulaciones y miserias. Mirábanle como á santo, comoá<br />
sabio y como á hombre milagroso, por quien Dios había<br />
obrado tantas y tan gran<strong>de</strong>s maravillas en diversas partes;<br />
porquexen Ravcna resucitó á un hijo <strong>de</strong> una viuda,<br />
y libró á un hombre llamado Elpidio, <strong>de</strong> las molestias que<br />
el <strong>de</strong>monio continuamente le daba, apedreando la casa<br />
don<strong>de</strong> moraba; y con rociarla con un poco <strong>de</strong> agua bendita,<br />
la libróá ella y al dueño <strong>de</strong> aquel tormento. A otra<br />
mujer que estaba muy afligida <strong>de</strong> una terrible enfermeT<br />
dad, coa poner la mano sobro su cabeza y untarla con<br />
un poco <strong>de</strong> aceite bendito, luego le restituyó la salud muy<br />
entera. Pasando una vez por los Alpes en compañía <strong>de</strong> san<br />
ruquerio, obispo <strong>de</strong> León, hallaron en medio <strong>de</strong>l camino<br />
6 una pobre maj^r que no podía andar sino arrastrándose<br />
como culebra cou piés y manos: mandó san Cesarlo á san<br />
líuquerio que tomase por la mano á la mujer y la levantase;<br />
y san Euquerio lo hizo por obe<strong>de</strong>cerle, aunque con<br />
mucha repugnancia (porque <strong>de</strong>cía aquel milagro no locaba<br />
á él quo era pecador, sino á Cesarlo que era amigo <strong>de</strong><br />
Dios), y la mujer quedó sana.<br />
En un bosque <strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong> San Cesa rio habia muchos<br />
jabalíes, venían á cazar los caballeros y señores, y<br />
maltrataban á los criados <strong>de</strong>l convento; porque ó les iban á<br />
la mano, ó no les daban tanto gusto en la caza como quefian.<br />
Acudieron á san Cosario y dicronle sus quejas: y el<br />
santo, levantados los ojos y las manos al cielo, suplicó á<br />
nuestro Señor que <strong>de</strong> allí a<strong>de</strong>lante no hubiese cu aquel<br />
bosque mas jabalíes; y Dios le oyó, <strong>de</strong> manera, que no<br />
se vió mas en él ni jabalíes ni otra fiera que se pudiese<br />
cazar. A otro en<strong>de</strong>moniado que se llamaba Paterio, sanó,<br />
untándole con un poco <strong>de</strong> aceite bendito. Visitando una<br />
vez su obispado, fué acogido en una al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los señores<br />
<strong>de</strong> ella con gran<strong>de</strong> reverencia y amor. Después <strong>de</strong> partido,<br />
un médico, que se llamaba Analolio, hombre <strong>de</strong>shonesto<br />
y malo, quiso dormir en la misma cama en que habia<br />
dormidoel santo prelado, y traer áellauna mala mujer:<br />
apenas se había acostado en la cama, cuando el <strong>de</strong>monio<br />
se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> él y le <strong>de</strong>rribó en tierra, haciéndole confesar<br />
públicamente su maldad y la virtud <strong>de</strong>l santo. Pidió<br />
uno <strong>de</strong> sus discípulos un poco <strong>de</strong> aceite bendito, y el santo<br />
le dió una redoma llena: la cual por <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong> los criados<br />
se quebró; mas el aceíteno se <strong>de</strong>rramó ni una gota;<br />
y estando aquel discípulo muy angustiado <strong>de</strong> unas tercianas,<br />
por virtud <strong>de</strong>l aceite bendito sanó <strong>de</strong> ellas.<br />
Oíros muchos milagros hizo el Señor por los merecimientos<br />
é intercesión <strong>de</strong> san Cesario; pero el mayor milagro<br />
fué el mismo santo y admirable y celestial vida, porque<br />
habia abrazado todas las virtu<strong>de</strong>s lan perfectamente,<br />
y esmerábase tanto en cada una <strong>de</strong> ellas, que contenerlas<br />
todas, no parecía que tenia sino una. Había juntado la<br />
virginidad con la sinceridad, y la mo<strong>de</strong>stia con la gravedad,<br />
la pru<strong>de</strong>ncia con la simplicidad, la severidad con la<br />
mansedumbre, y con la doctrina la humildad: y así ¡os<br />
doctores antiguos alaban sobremanera á san Cesario: en<br />
(re los cuales Euodio, diácono <strong>de</strong> Pavía, en una epístola<br />
que escribe al mismo san Cesario, le dice estas palabras:<br />
«Tanta ventaja haces tú á los <strong>de</strong>más, cuanta hace el sol á<br />
las estrellas. El que te mirare con los ojos <strong>de</strong>l hombre interior,<br />
quedará enseñado; porque con sola tu vista encien<strong>de</strong>s<br />
á los buenos en el amor <strong>de</strong> la pureza, y compones<br />
á los <strong>de</strong>shonestos, y con tu conversación enseñas á los<br />
unos lo que <strong>de</strong>ben imitar, y á los otros <strong>de</strong> lo que <strong>de</strong>ben<br />
huir. En tí se ha juntado la luz <strong>de</strong>l hacer y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>cir bien »<br />
Esto es<strong>de</strong>Eoodio. . .<br />
La vida <strong>de</strong> san Cesario escribió Cipriano, su discípulo,<br />
y la <strong>de</strong>dicó á su hermana Cesarla; y la trae el P. Fr. Lorenzo<br />
Surio en su cuarto tomo : mas porque no se halla<br />
entera en ella, no se dice el día ni el año en que murió.<br />
El Martirologio romano y los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> Reda, Usuardo y<br />
Adon, hacen mención <strong>de</strong> san Cesario á los 27 <strong>de</strong> agosto.<br />
Cuanto al tiempo en que vivió, algunos se han engañado,<br />
porque Yincencio Relovacense dice, que floreció por los<br />
años <strong>de</strong>l ScQor <strong>de</strong> 700; y Triteraio, el <strong>de</strong> 600; pero esto<br />
no pue<strong>de</strong> ser como lo notó el car<strong>de</strong>nal Raronio en las anotaciones<br />
<strong>de</strong>l Martirologio, y en el sexto lomo <strong>de</strong> sus Anases;<br />
porque san Cesario vino á Roma siendo san Símaco<br />
papa, el cual lo comenzó á ser el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 498;<br />
y asi fué mucho mas antiguo san Cesario, do lo que estos<br />
autores dicen: y hay otros muchos argumentos, con que<br />
se pue<strong>de</strong> comprobar esta verdad; y los muchos concilios<br />
en que se halló san Cesario, y los firmó como arzobispo<br />
<strong>de</strong> Arles y metropolitano, lo testifican. Escribió san Cesario<br />
algunos libros provechosos que refiere Tritemio, <strong>de</strong> los<br />
cuale% no se hallan sino algunas homilías que predicó en<br />
diversos tiempos. Hacen <strong>de</strong> él mención, á mas <strong>de</strong> los Martirologios,<br />
san Gregorio Turonensc, en la Historia <strong>de</strong><br />
Francia, lib. vi, cap. 40 y 42; Venancio Fortunato en mu-