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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÚ 24.<br />

Sobre las cuales palabras dice san Ambrosio: «Es mas<br />

aventajado que todos, sobrepuja á los profetas, exce<strong>de</strong><br />

ú los patriarcas; y cualquiera quo nació <strong>de</strong> mujer, es<br />

menor que Juan.»<br />

Esta eminencia tan eminente y soberana nos <strong>de</strong>clara el<br />

nombre mismo <strong>de</strong> Juan , el cual fué traido <strong>de</strong>l ciólo, y revelado<br />

á Zacarías , y él le <strong>de</strong>claró el dia que fué<br />

circuncidado su hijo, diciendo: Johannes est nomen ejus:<br />

Juan es su nombre: y no se lo pongo yo, sino Dios se<br />

lo ha puesto, y ha querido que asi se llame. Porque<br />

Juan quiere <strong>de</strong>cir: aquél, en que está la gracia. Y así,<br />

8Í bien miramos, todas las cosas <strong>de</strong> Juan están (an llenas<br />

y colmadas <strong>de</strong> gracia divina, que, como hijo <strong>de</strong><br />

gracia, mas parte (¡ene en él, que la naturaleza. Porque<br />

gracia singular fué nacer <strong>de</strong> padres viejos, y <strong>de</strong><br />

madre que naíuralincnte, por ser estéril, no podía tener<br />

hijos: gracia fué que el mismo ángel Gabriel, que anunció<br />

á la Virgen sacratísima el bienaventurado parto <strong>de</strong>'<br />

Verbo eterno, revelase á Zacarías el nacimicnlo <strong>de</strong> Juan,<br />

Y que se lo revelase en el templo, estando incensando<br />

í-'l altar, y oficcieudo las oraciones y suspiros <strong>de</strong> todo el<br />

pueblo al Seíior: gracia fué el manifestar, que este niño<br />

Hbia <strong>de</strong> ser gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios , y santificado en<br />

^s entrañas <strong>de</strong> su madre y lleno <strong>de</strong> Espíritu Santo, y<br />

<strong>de</strong>dicado perpetuamente á su servicio; <strong>de</strong> manera, que<br />

loque los apóstoles alcanzaron al cabo <strong>de</strong> tanto tiempo,<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber conversado con Cristo, y vístele sukir<br />

á los cielos, y bajar <strong>de</strong> allá el divino Espíritu; eso<br />

alcanz6 san Juan en el vientre <strong>de</strong> su madre, corno dice<br />

el car<strong>de</strong>nal Pedro Damiano: gracia fué, que viniese Je-<br />

SUci'isto encerrado en el vientre <strong>de</strong> su purísima Madre<br />

a ^sitarle, y que oyendo las palabras que ella dijo á<br />

sania Isabel, cuando la saludó, saltase do placer antes<br />

<strong>de</strong> haber nacido, y por medio <strong>de</strong> aquella vez divina:<br />

fuese sanliGcado y limpiado <strong>de</strong>l pecado original, en el<br />

cual habiasido concebido; y que se acelerase el uso,<br />

<strong>de</strong> razón, y comenzase á vivir antes á Dios que al mundo,<br />

poique antes llegó al cielo que á la tierra; primero vió<br />

á Cristo que á la luz corporal; ó por mejor <strong>de</strong>cir, en<br />

en el mismo tiempo comenzó Cristo á vivir en Juan, quo<br />

él comenzó á vivir en sí: y para vencer al mundo, primero<br />

venció la naturaleza, y con esta gracia tan singular<br />

pudo Juan aventajarse cada dia, y crecer en nueva<br />

gracia y dones <strong>de</strong>l Señor: y si la Reina <strong>de</strong>l cielo<br />

nuestra Señora se halló, como algunos graves autores<br />

dicen, al parto <strong>de</strong> santa Isabel, también fué gracia nueva<br />

que saliese <strong>de</strong> las entrañas <strong>de</strong> su madre, en las manos<br />

<strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios, y fuese lavado y empañado<br />

<strong>de</strong> aquella Sonora que estaba llena <strong>de</strong> gracia y traia<br />

en su sacratísimo vientre al tesoro y fuente <strong>de</strong> todas las<br />

^racias, <strong>de</strong> las cuales tan gran<strong>de</strong> parte habia <strong>de</strong> caber<br />

a san Juan: gracia asimismo fué el gozo y alegría que<br />

su nacimiento en los corazones <strong>de</strong> la gente, que<br />

s. Ovillada <strong>de</strong> los prodigios divinos, que <strong>de</strong>éloian, nó<br />

S''an<strong>de</strong> admiiación, preguntando <strong>de</strong>cían:<br />

i as , pwpverisle<br />

eril? ¿Quién pensáis que ha <strong>de</strong> séroste<br />

,liíSo tan milagroso y tan favorecido <strong>de</strong>l Señor ?<br />

^ fué menor gracia , haberle Dios escogido para un<br />

oficio tan alto, como el <strong>de</strong> precursor <strong>de</strong> disto; porque<br />

como el bien <strong>de</strong>l mundo no consiste en conocer y ser-<br />

Vlr á Jesucristo, y para esto le hubiese Dios tantas<br />

veces, y ian{0 ántes prometido á los patriarcas y profe-<br />

TOMO ir.<br />

iUMO<br />

257<br />

tizado por los profetas, y prcGgurado con tantas sombras<br />

y figuras, y señalado el lugar y tiempo en que<br />

habia <strong>de</strong> nacer; fué necesario, que hubiese un hombre<br />

mas divino que humano y conocido por tal, que le<br />

pudiese mostrar con el <strong>de</strong>do, y <strong>de</strong>cir: Eslees; para<br />

que los hombres <strong>de</strong> aquel tiempo no se pudiesen escusar,<br />

ni tuviesen ocasión <strong>de</strong> errar en cosa que tanto<br />

importaba en su salvación. Porque aunque en general<br />

la venida <strong>de</strong>l Mesías, como habernos dicho, estaba pro -<br />

felizatla; pero todas las circunstancias estaban tan especilicndas<br />

y <strong>de</strong>claradas en las divinas letras, que la<br />

gente común las pudiese por sí enten<strong>de</strong>r, sin tener necesidad<br />

<strong>de</strong> quien se las <strong>de</strong>senvolviese y explicase mas<br />

en particular, especialmente estando como estaba engañada<br />

, pensando que el Mesías habia <strong>de</strong> venir con gran<strong>de</strong><br />

aparato, po<strong>de</strong>r y majeslud temporal, para librarlos<br />

<strong>de</strong> la servidumbre, calamida<strong>de</strong>s y miserias <strong>de</strong>l cuerpo,<br />

sin tener cuenta con las <strong>de</strong>l alma, que eran mayores<br />

y mas para llorar. Y como Cristo nuestro Señor y Re<strong>de</strong>ntor<br />

venia principalmcnle para librar al hombre <strong>de</strong>l<br />

miserable cautiverio y tiranía <strong>de</strong> Satanás, y venia pobre,<br />

humil<strong>de</strong> y <strong>de</strong>sconocido; era cenveníente que hubiese<br />

una persona <strong>de</strong> tanta autoridad y eslima, que con la<br />

luz <strong>de</strong>l Espíritu Santo lo conociese, y alumbrase con su<br />

testimonio á los <strong>de</strong>más, para que no se <strong>de</strong>slumhrasen<br />

con aquella exterior bajeza y humildad <strong>de</strong> Cristo, ni <strong>de</strong>jasen<br />

<strong>de</strong> conocer al que tenían dolante <strong>de</strong> sus ojos,<br />

ni recibir y obe<strong>de</strong>cer á aquel Señor, que siendo Rey <strong>de</strong><br />

gloria, é iguala! Padre, habia lomado aquella humil<strong>de</strong><br />

figura, para cautivarlos mas con esta <strong>de</strong>moslracion<br />

<strong>de</strong> su incomprensible bondad. A mas <strong>de</strong> esto fué necesario<br />

que viniese san Juan, para aparejar el camino al<br />

Señor, y disponer los corazones <strong>de</strong> los hombres para<br />

recibirle; porque estaban tan estragados, tan llenos do<br />

espinas, abrojos y malezas <strong>de</strong> vicios y pecados, que<br />

era menester arrancarlos primero, y romper y cultivar<br />

aquella tierra, para po<strong>de</strong>r sembrar en ella la semilla<br />

venida <strong>de</strong>l cielo, <strong>de</strong> manera que la abrazase y dioso<br />

puto. No pudiera el mundo, que estaba envuelto en tan<br />

horribles tinieblas, sufrir <strong>de</strong> golpe aquella soberana luz<br />

<strong>de</strong>l Sol <strong>de</strong> justicia, sin cegarse; si primero y poco á<br />

poco no hubiera puesto los ojos en la hacha encendida <strong>de</strong><br />

Juan, que se le venia á mcslrar: Ule eral lucerna lucens,<br />

el ar<strong>de</strong>ns. Y esto es lo que dice el sagrado evangelista san<br />

Juan en su Evangelio, que fué enviado <strong>de</strong> Dios un hombre,<br />

que se llamaba Juan, el cual vino para dar teslimonio do<br />

la luz, para que todos creyesen por él. Pues para que hiciese<br />

san Juan este oficio <strong>de</strong> precursor, y en<strong>de</strong>rezase y<br />

limpiase el camino <strong>de</strong>l Señor, y diese testimonio <strong>de</strong> la luz<br />

y <strong>de</strong> la verdad, siendo niño y <strong>de</strong> tierna edad, hijo <strong>de</strong> padres<br />

nobles y ricos, salió do su casa y se entró en un áspero<br />

<strong>de</strong>sierto, viviendo solo y en compañía <strong>de</strong> fieras, vestidos<br />

sus <strong>de</strong>licados miembros <strong>de</strong> un ceñidor <strong>de</strong> pellejos,<br />

comiendo do la miel silvestre y amarga que nacía por los<br />

campos, y algunas langostas, animalejo vil, asqueroso y<br />

<strong>de</strong>sabrido, dur miendo en el suelo y afligiendo con penitencias<br />

aquel cuerpecilo santo, que no tenia culpa , cen<br />

tan extremado rigor, como si hubiera cometido muchas.<br />

Esta penitencia tan rigurosa <strong>de</strong> san Juan nos pinta el sagrado<br />

Evangelio; y es lo cierlo. Mcéforo Calixto y Codreno,<br />

autores griegos, escriben que en la persecución <strong>de</strong><br />

Here<strong>de</strong>s, cuando buscaba á los niños para matarlos, santa<br />

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