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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA 27.<br />

hasla el rio Rbin , promelióndole <strong>de</strong>jarle volver seguro;<br />

como lo hizo. Esta fué tenida por cosa milagrosa y muy<br />

propia <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>l Seíior, que <strong>de</strong>tuvo á Alila que era su<br />

azote, para que no hiriese á los que él hahia encomendado<br />

á san Lupo, y estaban <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su protección y amparo.<br />

La manera con que dicen que san Lupo ablandó al rey,<br />

fué: que saliendo á él vestido <strong>de</strong> pontifical y acompañado<br />

<strong>de</strong> todo el pueblo, le preguntó con mucha gravedad:<br />

¿Quién eres tú, que vencidos los reyes, y sojuzgadas<br />

tantas naciones y provincias, y asoladas las ciuda<strong>de</strong>s,<br />

preten<strong>de</strong>s hacerte señor <strong>de</strong>l mundo? Y Atila le respondió:<br />

Yo soy Atila rey <strong>de</strong> los hunos y azoto <strong>de</strong> Dios. Entonces<br />

el santo obispo dijo : Bien sea venido el azote <strong>de</strong> mi Dios:<br />

usa <strong>de</strong> él, como el mismo Dios te lo permitiere: y con esto<br />

le abrió las puertas <strong>de</strong> la ciudad; y el rey bárbaro se<br />

amansó, y le perdonó. Pedro <strong>de</strong> Natalibus, lib. vi,<br />

cap. 1, y san Antonio, segunda parle, tít. 11, cap. 8,<br />

§. 4; y otros dicen, que entrando Alila y sus soldados<br />

por la ciudad <strong>de</strong> Troya, el Señor los cegó por las oraciones<br />

<strong>de</strong> san Lupo: y que así iegos , entrando por una<br />

puerta y saliendo por otra, pasaron por la ciudad sin hacerle<br />

daño; aunque esto no lo dicen los autores mas antiguos<br />

que escriben las cosas <strong>de</strong> Atila.<br />

JULIO.<br />

Por estas maravillas que Dios obraba en él y por él,<br />

acompañadas con una vida mas <strong>de</strong> ángel que <strong>de</strong> hombre<br />

mortal, todos los reyes y príncipes <strong>de</strong>rla tierra respetaban<br />

y reverenciaban á san Lupo, y se holgaban <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cerle,<br />

cuando Ies mandaba algo en servicio <strong>de</strong>l gran Rey<br />

<strong>de</strong>l cielo. Cincuenta y dos años fué obispo <strong>de</strong> Troya san<br />

Lupo, y cargado <strong>de</strong> años y <strong>de</strong> merecimientos, dió su espíritu<br />

al Señor con gran llanto y sentimiento <strong>de</strong> lodo el<br />

pueblo , <strong>de</strong>jando muchos discípulos, que fueron insignes<br />

varones y santos prelados; á san Severo, obispo <strong>de</strong> Tróveris,<br />

á san Policronio , obispo <strong>de</strong> Vcrdun, á san Albino,<br />

obispo catalaunense, y otros. Después <strong>de</strong> su muerte escribió<br />

Gregorio Turonense en el libro <strong>de</strong> Gloria confessorum,<br />

cap. 67 , que habiendo ido á su sepulcro un esclavo<br />

para guarecerse <strong>de</strong>l santo , temiendo que su amo le hahia<br />

<strong>de</strong> castigar por alguna falta que habia hecho; el<br />

amo furioso se fué tras el esclavo, y viéndole <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l<br />

cuerpo <strong>de</strong>l santo, comenzó á blasfemar <strong>de</strong> él, y á <strong>de</strong>cir:<br />

¿ Quilarásme lú <strong>de</strong> la mano ,. ó Lupo, á mi esclavo, y<br />

<strong>de</strong>jaréle yo <strong>de</strong> castigar por U? Y echando mano <strong>de</strong>l esclavo<br />

, añadió: No le podrá librar Lupo <strong>de</strong> mis manos. Al<br />

momento se le secó la lengua, y comenzó nó á hablar<br />

como hombre, sino á mugir como buey; y al tercero dia<br />

acabó su triste vida , en castigo <strong>de</strong> lo que habia dicho y<br />

hecho contra el sanio. La vida <strong>de</strong> san Lupo trae el<br />

P. Fr. Lorenzo Surio en su cuarto lomo <strong>de</strong> las <strong>Vidas</strong> <strong>de</strong><br />

los santos. Hacen mención <strong>de</strong> él el Martirologio romano,<br />

el <strong>de</strong> Beda , üsuardo y Adon, á los 29 <strong>de</strong> julio; y Constancio<br />

, el que escribió la vida <strong>de</strong> san Germán, obispo<br />

aulisiodorense , lib. i, cap. 19 , y en los siguientes : y<br />

Sidonio Apolinar, lib. vi, epístola 1 y 4 , lib. vu, epíslola<br />

U, y en los versos <strong>de</strong> la Sacrosanta Eucaristía á<br />

Fausto; y le celebra tanto , que le llama padre <strong>de</strong> los<br />

Padres, y obispo <strong>de</strong> los obispos; y Beda en la Historia<br />

Inglaterra, lib. i, cap. H; y Adon en su Crónica, año<br />

<strong>de</strong> 432 ; y sigiberlo , ano <strong>de</strong> 433 y 436 ; y el car<strong>de</strong>nal<br />

fiaronio en sus anotaciones <strong>de</strong>l Martirologio en 29 <strong>de</strong> ju-<br />

I¡0' y en el sexto lomo <strong>de</strong> sus Anales i y en el Catálogo<br />

<strong>de</strong> los escritores <strong>de</strong> Inglaterra se dice, que Cildas el<br />

Sabio escribió la vida <strong>de</strong> san Lupo.<br />

SANTAS JULIANA Y SEMPHONIANA ,<br />

423<br />

VÍRGENES T MÁRTI-<br />

UES.—Entre las ilustres heroinas <strong>de</strong> la fé, que cual balsámicas<br />

flores hermosean el <strong>de</strong>licioso jardín <strong>de</strong> la católica<br />

España , brillan en el principado <strong>de</strong> Cataluña dos<br />

hermosas estrellas <strong>de</strong> la costa lalctana, Juliana y Semproniana.<br />

Oriundas <strong>de</strong> la antigua lluro, hoy Malaró,<br />

vivían estas tiernas hermanas á principios <strong>de</strong>l siglo IY en<br />

aquel nobilísimo municipio romano , sepultado aun en la<br />

noche oscura <strong>de</strong> la idolatría. Educadas en las <strong>de</strong>lirantes<br />

supersticiones <strong>de</strong>l paganismo, yacían envueltas en las<br />

<strong>de</strong>nsas tinieblas <strong>de</strong>l error, cuando amaneció en el horizonte<br />

laletano un nuevo sol <strong>de</strong> verdad para alumbrar á los<br />

que se hallaban sentados en las sombrías regiones <strong>de</strong>l<br />

error y <strong>de</strong> la muerte. Tal fué el joven africano é intrépido<br />

Cucufate, quien puesto en lluro, como Pablo en Aténas,<br />

difundió cual luminoso astro, los rayos consolantes <strong>de</strong> la<br />

verdad predicando el Evangelio'<strong>de</strong> Jesucristo á los gran<strong>de</strong>s<br />

y pequeñuelps. A las voces penetrantes <strong>de</strong>l nuevo apóstol<br />

, cual Trifena y Trifosa á las <strong>de</strong>l Apóstol <strong>de</strong> las gentes,<br />

<strong>de</strong>spiertan Juliana y Semproniana <strong>de</strong>l pesado sueño <strong>de</strong>l<br />

gentilismo; y hechas segundos Dionisios y nuevas Dámaris,<br />

se <strong>de</strong>jan llevar <strong>de</strong> los suaves po<strong>de</strong>rosos ¡impulsos do<br />

la gracia, doblan la cerviz al yugo <strong>de</strong>l Evangelio, abrazan<br />

la ignominia <strong>de</strong> la cruz ; hácense discípulas <strong>de</strong>l nuevo<br />

Pablo, son instruidas en los sagrados dogmas, reciben<br />

las aguas <strong>de</strong>l bautismo y son hechas cristíaoas; sin quo<br />

puedan hacerlas apostatar <strong>de</strong> la fé, ni la censura <strong>de</strong>l<br />

mundo, ni las embestidas <strong>de</strong> sus padres, ni los esfuerzos<br />

do sus <strong>de</strong>udos y coetáneos, ni mucho menos el aspecto<br />

horrísono <strong>de</strong> la fulminante persecución <strong>de</strong> Diocleciano,<br />

que por do quier amenazaba á los discípulos <strong>de</strong>l Cruciúcado.<br />

Totalmente <strong>de</strong>cididas por Jesucristo, no dudaron<br />

abandonar sus padres y patria , prira entregarse á la dirección<br />

<strong>de</strong> su espiritual padre y nuevo maestro Cucufale;<br />

en cuyo seguimiento anduvieron lan constantes , que, al<br />

modo que aquellas piadosas mujeres <strong>de</strong> Galilea acompañaron<br />

al divino maestro Jesús , así en su celestial predicación<br />

, como en Jerusalen y aun en el Calvario, hechas<br />

espectadoras <strong>de</strong> su pasión y muerte: así estas<br />

fervorosas discípulas <strong>de</strong> Cucufale le siguieron, no solo<br />

durante el curso <strong>de</strong> su apostólica misión, sino también<br />

en su vuelta á Barcelona , don<strong>de</strong> la invicta constancia do<br />

este esclarecido confesor , combalido por varios tiranos,<br />

salió triunfante <strong>de</strong> los mas atroces tormcnlos ; y aun hasta<br />

el lugar <strong>de</strong> Castro Octaviano, don<strong>de</strong>, cortada por impías<br />

manos la cabeza, consumó su glorioso martirio.<br />

En efecto , Juliana y Semproniana siguieron constantemente<br />

á san Cucufate en su predicación , y se aprovecharon<br />

admirablemente <strong>de</strong> sus instrucciones y avisos , haciendo<br />

extraordinarias creces en toda su virtud. La lámpara<br />

<strong>de</strong> la fé que se les dió en el bautismo , no se les<br />

apagó como á las vírgenes necias, porque siempre la<br />

cebaron con el aceite <strong>de</strong> la mas encendida caridad y ejercicio<br />

<strong>de</strong> buenas obras. Su primer espíritu y vocación<br />

nunca se <strong>de</strong>smintió , pues ni el hambre, ni la sed , ni las<br />

prisiones, ni los tormentos, ni la vida, ni la muerte,<br />

fueron capaces <strong>de</strong> separarlas <strong>de</strong> su divino Esposo Jesucristo<br />

, á quien habían jurado solemnemente la mas inviolable<br />

fi<strong>de</strong>lidad. Constantes en los buenos propósitos y<br />

en su heróico <strong>de</strong>sprendimiento, viendo preso á su amado<br />

maestro Cucufate por ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l cruel Daciano, le dieron

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