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190 LA LEYENDA DE ORO<br />
revelado, y ahora está en la cárcel, gozando <strong>de</strong> los regalos<br />
<strong>de</strong> Dios, como si estuviese en el paraíso: y yo <strong>de</strong>seo,<br />
que (ú no apartes con los tormentos, á los que Jesucristo<br />
ha unido con su amor. Mandó el juez á los verdugos que<br />
moliesen á Primo con palos nudosos, y <strong>de</strong>spués exten<strong>de</strong>rle<br />
en el ecú!co, y ahrasar sus costados con hachas encendidas<br />
: y el santo en este tormento cantaba: Jgne nos, sicut<br />
examinalur argentum: Con fuego, Sefíor, me purificáis,<br />
como se purifica la plata. Yo os bendigo; porque <strong>de</strong> tal<br />
manera me recreáis, que no siento los tormentos. Y como<br />
el juez atribuyese asía alegría y constancia <strong>de</strong>l santo mártir<br />
á hechizos y encantamientos, díjole al sanio : No<br />
atribuyas, ó Promoto, á arte mágica la misericordia que<br />
Jesucristo usa con sus siervos para gloria <strong>de</strong> su nombre.<br />
Y el juez malvado mandó bajar <strong>de</strong>lecúlco á Primo, y ten<strong>de</strong>rle<br />
en el suelo, y echarle plomo <strong>de</strong>rretido por la boca,<br />
y que esfuviese presente Feliciano, para que espantado<br />
<strong>de</strong> aquel tormento, que pa<strong>de</strong>cía su hermano, y temiendo<br />
ser atormentado <strong>de</strong> semejante manera, se redujese y rindiese<br />
á su voluntad. Bebió el santo el plomo <strong>de</strong>rretido, sin<br />
recibir daño alguno mas que si fuera un poco <strong>de</strong> agua, ó<br />
un licor suavísimo: y habiéndole bebido, y viendo junto<br />
á sí á su hermano Feliciano, dijo al juez: Mira , como mi<br />
hermano Feliciano no ha sacrificado á los dioses, como tú<br />
<strong>de</strong>cías; antes está firme en Cristo, en quien espero que<br />
nos librará <strong>de</strong> tus tormentos, y nos dará el premio que<br />
suele dar á los que los sufren por su amor. No sabia ya<br />
que hacerse Promoto contra los santos; porque los tormentos<br />
para ellos eran regalos, y las penas dulces, y el fuego<br />
refrigerio, y cuanto él mas les afligía, tanto mas ellos se<br />
esforzaban, y se regocijaban. Quiso probar, si aquellos<br />
hechizos, que él pensaba que usaban los santos, serian<br />
po<strong>de</strong>rosos para resistir á las fieras, y mandó que les echasen<br />
dos leones ferocísimos: los cuales, aunque con sus<br />
bramidos espantaron á la gente déla ciudad Nomentana, y<br />
á otros muchos que <strong>de</strong> toda aquella comarca á este espectáculo<br />
habían concurrido; cuando llegaron á los santos<br />
mártires, se arrojaron á sus pies , como dos cor<strong>de</strong>ros,<br />
lamiéndolos y halagándolos, y reverenciando en ellos la<br />
voluntad <strong>de</strong> Dios. Soltaron tras los leones dos osos terribles,<br />
para que los <strong>de</strong>spedazasen; y como olvidados <strong>de</strong> su<br />
naturaleza, hicieron lo que habian hecho los leones, obe<strong>de</strong>ciendo<br />
al Señor <strong>de</strong> todo lo criado. Entonces alzaron la<br />
voz los santos y dijeron al presi<strong>de</strong>nte : Juez malvado, las<br />
fieras reconocen á su Criador; ¿ y tú eres tan ciego, que<br />
no lo quieres conocer, ni creer, y tener por Señor al que<br />
le formó á su semejanza é imagen ? Conmovióse la gente<br />
con este milagro, y convirtiéronse á la fé <strong>de</strong> Jesucristo<br />
quinientas personas con sus familias: y el tirano Promoto,<br />
cansado ya <strong>de</strong> atormentarlos, los mandó <strong>de</strong>gollar, y echar<br />
sus cuerpos á los perros. Ilízose así, mas aunque estuvieron<br />
los santos cuerpos algunos días en el campo, ni los<br />
perros, ni las fieras, ni las aves los osaron tocar, y los cristianos<br />
los hurtaron, y envolviéndolos en sábanas limpias<br />
y olorosas, los sepultaron en un arenal, junto á los arcos<br />
Nomentanos, perseverando treinta días en oración , canlando<br />
salmos é himnos en alabanza <strong>de</strong>l Señor, que les había<br />
dado tan ilustre victoria, y la corona <strong>de</strong>l martirio: y<br />
andando el tiempo, el papa Teodoro trasladó los dichos<br />
nierpos á Roma, y los colocó en la iglesia <strong>de</strong> San Estébao,<br />
protomártúS en el Monte Celio, que hoy se llama san Eslévan<br />
Rilundo, y ofredó gran<strong>de</strong>s dones, por <strong>de</strong>voción <strong>de</strong><br />
DIA 0.<br />
estos santos mártires, á aquella iglesia, en la cual hasta<br />
hoy día se ven dos imágenes suyas muy antiguas <strong>de</strong> mosaico,<br />
en el lugar don<strong>de</strong> fueron sepultados. El día <strong>de</strong> su<br />
martirio fué á los 9 do junio, y en él celebra la Iglesia su<br />
fiesta, y fué el año <strong>de</strong> 363 <strong>de</strong> nuestra salud. Escriben do<br />
san Primo y Feliciano los Martirologios Romano, <strong>de</strong> Beda<br />
y Usuardo, y mas copiosamente el <strong>de</strong> Adon ; y el padre<br />
Surio en el tercero tomo <strong>de</strong> las vidas <strong>de</strong> los santos.<br />
* SAN MAXIMIANO, OBISPO Y CONFESOR. — Nació en Siracusa<br />
á principios <strong>de</strong>l siglo YI. Recibió <strong>de</strong> sus padres una<br />
educación brillante, y para perfeccionarse en las ciencias<br />
pasó á Roma, estudiándolas bajo la dirección <strong>de</strong> san Gregorio<br />
llamado el Gran<strong>de</strong>. Recibió el sagrado ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l<br />
presbiterado, y luego abandonando el mundo abra/ó la<br />
vida monástica, dando brillantes ejemplos <strong>de</strong> obediencia y<br />
<strong>de</strong> humildad.<br />
Su saber, virtud y <strong>de</strong>más prendas que le adornaban,<br />
excitaron la admiración <strong>de</strong>l papa Pelagio, quien le<br />
confió una legación muy importante enviándole á Constantinopla<br />
cerca <strong>de</strong>l emperador. Cuando volvia <strong>de</strong> su legación<br />
diópruebas <strong>de</strong> cuán amado era <strong>de</strong>Dios, permitiendo el Señor<br />
que los vientos, los mares, los elementos todos, obe<strong>de</strong>cieran<br />
ásus mandatos. Cuando Gregorio el Gran<strong>de</strong> fué<br />
elevado á la silla pontificia, como no ignoraba los gran<strong>de</strong>s<br />
méritos <strong>de</strong> Maximiano, lo eligió obispo <strong>de</strong> Siracusa, y legado<br />
en toda la isla <strong>de</strong> Sicilia, <strong>de</strong>sempeñando entrambos<br />
encargos con aquel celo y acierto que era <strong>de</strong> esperar <strong>de</strong><br />
un hombre tan eminente. Estuvo algún tiempo en Roma<br />
al lado <strong>de</strong>l pontífice, ayudándole en varios trabajos, y especialmente<br />
en la redacción <strong>de</strong> su libro <strong>de</strong> los Diálogos, y<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber cooperado con sus luces y virtu<strong>de</strong>s á la<br />
ilustración <strong>de</strong>l orbe católico, volvió otra vez á su diócesis,<br />
la que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber gobernado algún tiempo murió<br />
santamente, el dia 9 <strong>de</strong> junio <strong>de</strong>l año ü9í.<br />
SAN JULIÁN, MONGE.—Fué sirio <strong>de</strong> nacimiento, y gentil;<br />
pero conocida la religión verda<strong>de</strong>ra, la abrazó y se retiró<br />
al <strong>de</strong>sierto con otros solitarios. Trabajó extraordinariamente<br />
para regularizar la disciplina <strong>de</strong> aquellos anacoretas:<br />
con su ejemplo y su celo a<strong>de</strong>lantó mucho aquella obra: sus<br />
milagros, que obraba en gran número con sola la señal da<br />
la cruz, 1c cautivaron respeto y admiración <strong>de</strong> todos, y fué<br />
en el <strong>de</strong>sierto la lumbrera <strong>de</strong> la fé, y uno <strong>de</strong> los primeros<br />
ornamentos <strong>de</strong>l yermo. Su vida era <strong>de</strong> ángel en carne, y<br />
fué llamado á la patria <strong>de</strong> los bienaventurados por los años<br />
<strong>de</strong> 310, muriendo en E<strong>de</strong>sa, don<strong>de</strong> habia ido para un negocio<br />
<strong>de</strong> caridad.<br />
SAN VICENTE, MÁUTIH.—Era diácono <strong>de</strong> Agen en Francia,<br />
y predicó la fé en las Gallas durante el siglo II y III.<br />
Preso por los paganos fué con<strong>de</strong>nado á ser tendido en el<br />
suelo, estirado su cuerpo y clavado en la tierra con euatro<br />
estacas puntiagudas, en cuya postura fué primeramente<br />
azotado cpn inhumana crueldad, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>capitado.<br />
San Gregorio <strong>de</strong> Tours y Fortunato <strong>de</strong> Poiliers testifican,<br />
que en el siglo VI y VII acudían <strong>de</strong> todas parles<br />
<strong>de</strong> Europa á Agen innumerables peregrinos á visitar su sepulcro.<br />
SAN RICARDO OBISPO.—Üibia nacido en Inglalerra, y habiendo<br />
ido á Roma, conociéndose sus virtu<strong>de</strong>s y talentos,<br />
el papa lo hizo primer obispo <strong>de</strong> Andria en la Apulia, en<br />
la pi ovincia <strong>de</strong> Barí por los años <strong>de</strong> 492. Créese que había<br />
abrazada la reií,don estando en Roma; pues se sabe,<br />
que los ingleses no fueron convertidos hasta el aña 601»