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404 LA LEYEND I DK ORO. DU 23.<br />
<strong>de</strong> su sania doctrina: maestro que los enseñase «on la<br />
erudición <strong>de</strong> su lengua y mucha sabiduría: juez rectísimo<br />
que les hiciese justicia; y padre que los tratase con amor<br />
<strong>de</strong> hijos, y fuese medianero po<strong>de</strong>roso con Dios en sus necesida<strong>de</strong>s<br />
y trabajos, y en las calamida<strong>de</strong>s que algunas<br />
veces pa<strong>de</strong>cían. Todos se alegraban; y solo el santo lloraba,<br />
teniéndose por indigno <strong>de</strong> aquella suprema dignidad,<br />
la cual rehusó cuanto pudo; pero no le valieron sus<br />
diligencias, porque la voz <strong>de</strong>l pueblo prevaleció contra él;<br />
y el sumo pontífice que á la sazón era Julio t, confirmó la<br />
elección con mucho gusto, por la gran<strong>de</strong> opinión que tenia<br />
<strong>de</strong> su santidad y letras. Fué su elección el año <strong>de</strong> 350,<br />
imperando Constancio, si bien el dia fijamente no se sabe.<br />
Fué aquel siglo <strong>de</strong> los mas felices que ha tenido ni tendrá<br />
la iglesia; porque en él florecieron san Silvestre papa,<br />
y el gran Conslanlino, emperador ínclito, bautizado por<br />
su mano, el cual dió principio por su persona á la Iglesia<br />
<strong>de</strong> San Pedro, y edificó otras muchas por el orbe, y florecieron<br />
asimismo los santísimos prelados san Nicolás,<br />
obispo <strong>de</strong> Mira y san Martin, obispo <strong>de</strong> Turón, en Francia<br />
, varones tan milagrosos en vida y muerte, que fueron<br />
los primeros santos confesores, <strong>de</strong> quien rezó la Iglesia<br />
: á los cuales y otros muchos semejantes que se hallaron<br />
en el concilio Niceno, siguió nuestro glorioso san<br />
tiberio, no inferior en las virtu<strong>de</strong>s, en el zelo <strong>de</strong> las almas,<br />
en la vigilancia <strong>de</strong>l oficio pastoral y en la muchedumbre<br />
y gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> milagros, como se verá en el discurso <strong>de</strong> su<br />
vida , á todos visos admirable.<br />
Consagrado fué, pues, nuestro santo obispo en su ciudad<br />
Cenomanensc, según los ritos <strong>de</strong> la Iglesia, con grandísima<br />
solemnidad y alborozo <strong>de</strong> todo el pueblo, clamando á<br />
voces y diciendo: que miraban repelida la dicha <strong>de</strong>l pueblo<br />
<strong>de</strong> Israel, cuando ausentándose Eiías al cielo, les <strong>de</strong>jó<br />
en la tierra su espíritu en su discípulo Elíseo, que fué todo<br />
su consuelo, <strong>de</strong> la misma manera (<strong>de</strong>cian) que subiendo<br />
ai cielo su sanio postor Pavacio, les habia <strong>de</strong>jado su espíritu<br />
y doblado, como Ellas en su sucesor Liborio, para su<br />
pastor y padre, luz, enseñanza y consuelo; y no les engañó<br />
su esperanza, como lo mostró el suceso.<br />
Colocada, pues, esta antorcha refulgente en el can<strong>de</strong>loro<br />
<strong>de</strong> la Iglesia, comenzó á brillar con nuevas y mayores<br />
luces <strong>de</strong> resplan<strong>de</strong>cientes virtu<strong>de</strong>s y ejemplos admirables,<br />
con que edificaba á todos, enseñándoles y persuadiéndoles<br />
en primer lugar con obras el camino <strong>de</strong>l cielo:<br />
porque si en el estado clerical hizo vida tan penitente y<br />
ejemplar; en el <strong>de</strong> obispo lo hizo mas excelente, doblando<br />
los ayunos y las vigilias, macerando su cuerpo con disciplinas<br />
, cilicios y asperezas. Púsose rigurosas leyes <strong>de</strong><br />
Miro y silencio, cuanto le permitían ios negocios ocurrentes<br />
: gastaba muchas horas en oración retirada con Dios<br />
y sus ángeles y con los santos , que moraban en el cielo;<br />
en la misa y en los oficios divinos estaba con tan gran<strong>de</strong><br />
postura y <strong>de</strong>voción , que la ponia á cuantos le asistían : era<br />
manso, afable , piadoso y sufrido: ninguno le vió airado:<br />
con todos fué benigno, sino solo consigo: nunca miró las<br />
rentas <strong>de</strong> su obispado como suyas, sino como <strong>de</strong> los pobres<br />
, <strong>de</strong> quienes se tenia por siervo y administrador solamente<br />
y como tal las repartía, sin lomar para sí mas<br />
que lo precisamente necesario para sustentar la vida. Puso<br />
suma diligencia en reformar su familia , no sufriendo persona<br />
en ella , que no fuese ejemplarfsima : cosa importantísitna<br />
á los prelados, cuya opinión manchan muchas ve-<br />
ees los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> sus familiares: y siendo ellos buenos<br />
los <strong>de</strong>sacreditan los que los sirven con sus malas costurnbres<br />
é insaciable codicia.<br />
Comenzando, pues, por su persona y familia , trató d(í<br />
reformar las costumbres <strong>de</strong> sus ovejas, enseñándolas y<br />
guiándolas por el camino <strong>de</strong>l cielo; lo primero con sil<br />
ejemplo y <strong>de</strong>spués con sus palabras i entabló la distribución<br />
<strong>de</strong>l tiempo, dando parle á la oración, así mental<br />
como vocal, parte al estudio délas sagradas Letras, y<br />
parle á los negocios ocurrentes, en que entraban las causas<br />
<strong>de</strong> los pobres, las visitas <strong>de</strong> los hospitales y el consuelo<br />
<strong>de</strong> los huérfanos : ninguno le vió ocioso, siempre ocupado<br />
en santos ejercicios y en los ministerios <strong>de</strong> su obispa-*<br />
do, persuadido que <strong>de</strong>bía dar cuenta á Dios, no solamente<br />
<strong>de</strong> su alma , sino <strong>de</strong> todas las que tenia á su cargo, y<br />
que <strong>de</strong>bía ser su vida tanto mejor que la <strong>de</strong> sus ovejas,<br />
cuanto exce<strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong> pastor á ellas: por lo ctraí<br />
raro ó ningún dia <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> predicarles la palabra <strong>de</strong> Dios<br />
y <strong>de</strong>clararles el santo Evangelio: juzgando, que como el<br />
buen pastor todos los días da el pasto á sus ovejas; así le<br />
corría obligación <strong>de</strong> dar como pastor, el pasto espiritual á<br />
las suyas: y sí bien se mira, á todas horas le daba coi*<br />
su ordinarit) ejemplo, que era el sólido y sustancial alimento<br />
; porque no hubo virtud, que no procurase entrañarla<br />
en el corazón <strong>de</strong> sus amadas ovejas, nunca persuadiendo<br />
alguna que no la ejerciese primero, <strong>de</strong> que son<br />
buenos testigos los historiadores, afirmando, que el que<br />
<strong>de</strong>seare apren<strong>de</strong>r la honestidad, mo<strong>de</strong>stia, pru<strong>de</strong>ncia, afabilidad,<br />
el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> sí, la paciencia, integridad <strong>de</strong><br />
costumbres y la pureza do vida; mirándose en la <strong>de</strong> san<br />
Liborio comeen cristalino espejo, apren<strong>de</strong>rla la perfección<br />
<strong>de</strong> todas las virtu<strong>de</strong>s; porque era un <strong>de</strong>chado <strong>de</strong> ellas.<br />
Así obrando y predicando, llegó este pastor incomparable<br />
á ser maestro gran<strong>de</strong> y doctor esclarecido, rigiendo con<br />
la luz <strong>de</strong> su doclina, y alimentando con la leche <strong>de</strong> su<br />
ejemplo su rebaño, que en poco tiempo mejoró su obispado,^<br />
tanto grado que parecía otro diferente, quitando<br />
muchos abusos, arrancando <strong>de</strong> cuajo las malezas y espinas<br />
<strong>de</strong> muchos vicios, convirtiendo gran<strong>de</strong> suma <strong>de</strong> pecadores<br />
, reduciéndoles á mejor vida y sacando <strong>de</strong> las<br />
tinieblas <strong>de</strong> sus errores á muchos infieles.<br />
Después <strong>de</strong> haber el glorioso santo reformado las costumbres<br />
en su obispado, y promovido el estado eclesiástico<br />
con el ardiente zelo que tenia <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios y<br />
provecho <strong>de</strong> las almas, todo se <strong>de</strong>dicó al culto divino, y<br />
en adornarle y disponerle con tal ornato, que engendrase<br />
<strong>de</strong>voción en los corazones <strong>de</strong> todos, y á celebrarle: á este<br />
fin y con el <strong>de</strong> cumplir enteramente á sus obligaciones,<br />
dividió sus rentas en tres parles: la primera, para loS<br />
templos vivos <strong>de</strong> Dios, sus amados pobres, con quienes<br />
fué siempre liberalísimo: la segunda, para el culto divinOt<br />
edificación do los templos, ornato do los altares y cele<br />
bridad <strong>de</strong> las fiestas <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> sus santos: y la terceríiT<br />
para el sustento <strong>de</strong> su casa y familia, siendo aquella tan<br />
coi la, que con dificultad alcanzaba á lo mas preciso, j112"<br />
gando , que era mas justo que faltase para él, que para<br />
los pobres y celebridad <strong>de</strong> las fiestas: siendo tal su <strong>de</strong>voción<br />
, que no pocas veces se ocupaba en adornar los altares<br />
con sus manos, trocando en el oficio <strong>de</strong> sacristán e<br />
suyo <strong>de</strong> prelado, diciendo: que no era solo <strong>de</strong> hombreSi<br />
sino <strong>de</strong> ángeles como camareros <strong>de</strong> Dios que asisten 6<br />
altares á adornarlos.