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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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MAYO-<br />

DIA 30.<br />

en til tiüo que llaman la Calera, trabó una sangrienta batalla<br />

con innumerable multitud <strong>de</strong> moros : estuvo mucho<br />

tiempo dudosa la victoria, hasta que <strong>de</strong>clarándose por los<br />

cristianos, los moros se pusieron en huida: y dicen muchos<br />

y graves historiadores, que viendo el valeroso capitán<br />

que le faltaba el dia para dar el alcance á los enemigos<br />

y perfeccionar la victoria, alzó los ojos al cielo y á la Virgen<br />

santísima, cuyo dia era, y con gran<strong>de</strong> confianza le<br />

dijo : Santa María , <strong>de</strong>ten tu dia : y obe<strong>de</strong>ciendo María<br />

á la voz <strong>de</strong> don Pelaya, como dice la Escritura que obe<strong>de</strong>ció<br />

Dios á la <strong>de</strong> Josué, se repitió el mismo prodigio, parándose<br />

el sol en el cielo todo el tiempo que fué menester<br />

para que el capitán consiguiese la victoria. Notaron <strong>de</strong>spués<br />

los que asistían al rey, que estaba al mismo tiempo<br />

en oración, vueltos los ojos al occi<strong>de</strong>nte; y atribuyeron el<br />

haberse parado el sol, mas á la oración <strong>de</strong>l santo, que á<br />

la voz <strong>de</strong>l maestre. En memoria <strong>de</strong> este prodigio <strong>de</strong>dicó<br />

el maestre don Pelayo á la Reina <strong>de</strong>l cielo un templo en<br />

aquel sitio, con nombre <strong>de</strong> « Santa María, <strong>de</strong>ten tu dia ;»<br />

y hoy abreviado se llama Santa María <strong>de</strong> tu dia. A este<br />

prodigio se siguió otro : porque estando el ejército muy<br />

fatigado y sediento, sin encontrar agua, el maestre, cual<br />

otro Moisés, hirió con la lanza un peñasco, en nombre <strong>de</strong><br />

Dios y <strong>de</strong> su santísima Madre, y luego brotó una clara<br />

y copiosa fuente <strong>de</strong> agua con que bebió y se refrigeró todo<br />

el ejército.<br />

Dejando muchos sucesos y provi<strong>de</strong>ncias singulares con<br />

que favorecía el cielo al santo rey; baste <strong>de</strong>cir que Fernando<br />

pacificó los reinos <strong>de</strong> Castilla y León, que habia<br />

heredado : hizo tributarios á los reinos <strong>de</strong> Valencia y<br />

Granada: conquistó á los <strong>de</strong> Murcia, Córdoba, Jaén y<br />

Sevilla ; y en tantas conquistas y victorias tuvieron mas<br />

parte sus oraciones que sus armas, y el favor <strong>de</strong>l cielo<br />

que el valor <strong>de</strong> sus soldados. Solamente hablaremos do<br />

la conqaisla <strong>de</strong> Sevilla don<strong>de</strong> se amontonaron los milagros,<br />

si se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir asi; y por eso es justo hablar mas<br />

en particular <strong>de</strong> los sucesos <strong>de</strong> esta conquista ; y porque<br />

junlamente se verá la pru<strong>de</strong>ncia militar y cristiana <strong>de</strong>l<br />

santo rey. Habiendo sitiado el rey don Fernando á la ciudad<br />

<strong>de</strong> Sevilla á lo largo, por tener pocos soldados, y el<br />

rey <strong>de</strong> Sevilla Ajathaph innumerable ejército, vino su hijo<br />

el infante don Alonso, acompañado <strong>de</strong> muy lucidas tropas;<br />

y con este socorro estrechó el sitio <strong>de</strong> Sevilla, con<br />

<strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> no <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> la empresa, aunque fuese<br />

menester morir en ella. Dispuso todas las cosas como para<br />

un largo sitio, <strong>de</strong> manera que tuviesen los soldados alguna<br />

comodidad y abundancia <strong>de</strong> lo necesario. Sus reales<br />

parecían una numerosa corte, ú otra Sevilla cristiana,<br />

opuesta á la que poseían los moros; porque formó diferentes<br />

plazas <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra para las vituallas, y calles en que<br />

estuviesen repartidos los artífices, como otras cosas necesanas<br />

á la vi^ja }uimana. nizo tres templos en que se<br />

e rase el sacrificio <strong>de</strong> la misa, y le oyesen los soldas)<br />

Y colocó en los tres templos tres imágenes <strong>de</strong> la Vír-<br />

S^n, que WQ^H s¡ompre consigo. Estando en oración el<br />

santo rey en uno <strong>de</strong> estos templos, sele apareciósan Isidoro,<br />

arzobispo <strong>de</strong> Sevilla, y le mandó que levantase sus reales<br />

y se acercase á la ciudad, para que la cogiera, aunque<br />

á costa <strong>de</strong> muchos trabajos. Aun no tenia bastante gente<br />

para poner sitio regular á Sevilla: y como valeroso y<br />

pru<strong>de</strong>nte capitán repartió los soldados en sus puestos paa<br />

que embarazasen todos los caminos reales que guiaban<br />

á las puertas <strong>de</strong> Sevilla, poniémlolos en distancia que<br />

pudiesen ayudarse unos á otros en las ocasiones. Hacían<br />

los moros diversas salidas <strong>de</strong> la ciudad; pero como siempre<br />

llevasen la peor parlo, <strong>de</strong>terminarOfl <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> los muros <strong>de</strong> Sevilla. Con esto iba el cerco muy á<br />

la larga: y habiendo pasado un año,consi<strong>de</strong>rando el sanio<br />

que sus reines estaban muy gastados, y no le podian socorrer<br />

con mas cantidad <strong>de</strong> la que hasta allí le habian<br />

socorrido, siendo necesario conservar y sustentar alii el<br />

ejército; <strong>de</strong> consejo y consentimiento <strong>de</strong> los tres estados,<br />

mandó labrar gran suma <strong>de</strong> moneda con el mismo cuno,<br />

que hasta allí tenia, mas no se le echó mas que la mitad<br />

<strong>de</strong> la justa ley, y quilates : y el rey prometió que pasada<br />

esta necesidad pagaría á todos los que tuviesen esta moneda<br />

lo que faltaba <strong>de</strong>l justo precio, como <strong>de</strong>spués lo<br />

cumplió. Animó también á los soldados con la coníiaoza<br />

en Dios, y con el favor <strong>de</strong> su santísima Madre, que como<br />

le habian movido á esta empresa, le ayudarían para darle<br />

cabo : y no le faltó el favor que se prometía ; porque recogiéndose<br />

una tar<strong>de</strong> á orar á uno <strong>de</strong> los templos, que<br />

habia fabricado en sus reales, en el cual tenia la imágen<br />

<strong>de</strong> nuestra Señora <strong>de</strong> los Royes, perseveró algunas horas<br />

en oración, implorando el favor <strong>de</strong> la Reina <strong>de</strong> los ángeles,<br />

llorando sus culpas, á las cuales atribuia la dilación<br />

<strong>de</strong> aquella empresa, y oyó claramente <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> la<br />

Virgen estas palabras: «En mi imágen <strong>de</strong> la Antigua,<br />

<strong>de</strong> quien tanto fia tu <strong>de</strong>voción, tienes continua inlercesora;<br />

prosigue, que tú vencerás.» Estaba por especial provi<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> Dios la imágen <strong>de</strong> la Antigua <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> Sevilla,<br />

cu la mezquita <strong>de</strong> los moros; y el sanio rey, siendo<br />

ya muy entrada la noche, absorto y fuera <strong>de</strong> sí, salió <strong>de</strong>l<br />

templo don<strong>de</strong> habia recibido el favor déla Virgen, y movido<br />

<strong>de</strong> superior impulso se fué á Sevilla, y llegó á la<br />

puerta <strong>de</strong> Córdoba, don<strong>de</strong> encontró un mancebo gallardo<br />

y hermoso, que se croe, era su ángel <strong>de</strong> guarda, el cual<br />

caminando <strong>de</strong>lante, y hacié mióle sefías, para que le siguiese,<br />

le llevó por las calles do Sevilla á la mezquiia<br />

mayor : abriéronsele las puertas; y entrando <strong>de</strong>ntro, vio<br />

y adoró la imágen <strong>de</strong> María con increible gozo <strong>de</strong> su corazón<br />

: y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber orado y pedido favor á la<br />

Reina <strong>de</strong>l cielo, y recibido <strong>de</strong> ella los favores que no merecimos<br />

saber, salió <strong>de</strong> la mezquiia para volverse á sus<br />

reales, y reconoció habérsele caido la espada : la cual<br />

encontró al salir por la puerta <strong>de</strong> Córdoba; mostrando<br />

Dios y la Rdna <strong>de</strong>l cielo, que no necesitaba <strong>de</strong> armas en<br />

aqtnlla ciudad <strong>de</strong> enemigos; porque ellos le <strong>de</strong>fendían<br />

y guardaban en mayor peligro.<br />

Finalmente, apretando cada dia mas el santo rey á<br />

Sevilla con su gente, y venciendo á los moros en diferentes<br />

encuentros, el rey Ajathaph le rindió la ciudad,<br />

solo con condición que les guardase las haciendas y las<br />

vidas, dia <strong>de</strong> san Clemente á 23 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 12í8,<br />

habiendo durado diez y seis meses el sitio. Entregaron<br />

los moros al rey las llaves; y los judíos, que habia en la<br />

ciudad <strong>de</strong> Sevilla, le entregaron otra que hoy se conserva<br />

en la santa iglesia <strong>de</strong> aquella ciudad, en la arca don<strong>de</strong><br />

se venera el cuerpo <strong>de</strong>l santo rey. Es <strong>de</strong> diferentes metales,<br />

y tenia dos inscripciones <strong>de</strong> caractéres hebreos que<br />

profetizaban al parecer este suceso y entrada <strong>de</strong>l santo<br />

rey: una inscripción estaba en las guardias, y <strong>de</strong>cía así:<br />

«Dios abrirá, y el rey entrará: » otra en ef anillo <strong>de</strong> la<br />

llave, que <strong>de</strong>cía t « El Rey <strong>de</strong> los reyes abrirá,y el rey <strong>de</strong><br />

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