27.08.2017 Views

Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

DIA 13. JUNIO. 201<br />

habia movido y arrebatado sus corazones, y por la gran<strong>de</strong><br />

humildad con que tanto tiempo habia encubierto y disimulado<br />

los dones <strong>de</strong> Dios que traia encerrados en su<br />

pecho.<br />

Con esta ocasión mandó el glorioso padre san Francisco<br />

á san Antonio, que ejercitase el oficio <strong>de</strong> predicador y no<br />

oculiase mas la gracia que el Señor le habia dado para<br />

bien <strong>de</strong> muchos: y también le mandó que leyese á los<br />

frailes la sagrada teología, y pira que lo hiciese con mayor<br />

resignación y obediencia, le envió una licencia <strong>de</strong>l tenor<br />

siguiente: «A mi carísimo hermano fray Antonio, fra-<br />

Francisco, salud en Cristo: Partee me que leas á los fray-<br />

Ies la teología, con tanto, que por el <strong>de</strong>masiado estudio no<br />

apagues en tí ni en ellos el fervor y espíritu <strong>de</strong> la santa<br />

oración como en la regia se contiene.» Con este mandato<br />

levantó Dios la hacha ensendida para que alumbrase la<br />

casa <strong>de</strong> su santa Iglesia, y ensalzó al humil<strong>de</strong> san Antonio;<br />

el cual leyó teología en las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Mompeller en<br />

Francia, y <strong>de</strong> Bolonia y Padua en Italia, y fué el primero<br />

<strong>de</strong> su sagrada religión que la leyó y predicó la palabra<br />

<strong>de</strong>l Señor en el reino <strong>de</strong> Francia y en Italia; y con elejem'<br />

pío <strong>de</strong> su santa vida y celestial doctrina, y muchos y gran<strong>de</strong>s<br />

milagros, convirtió immmérables almas al Señor,<br />

atravesando los corazones <strong>de</strong> los que le oian, como una<br />

sacia muy aguda; disenrria por las ciuda<strong>de</strong>s, villas y al<strong>de</strong>as<br />

con grandísimo celo <strong>de</strong> salvar á todos. Sus palabras<br />

eran como unas llamas <strong>de</strong> fuego que abrasaban las entralas.<br />

Eran sus reprensiones severas, sus amonestaciones<br />

s«aves, la copia y gracia <strong>de</strong> su lengua admirable, el modo<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir muy discreto y acomodado á la necesidad y dis-<br />

Pos>cion <strong>de</strong> los oyentes, sin tener respelo á gran<strong>de</strong>s ni<br />

P^ueños, sino regulándolo lodo con su snnla pru<strong>de</strong>ncia<br />

Parala mayor gloria <strong>de</strong>l Señor. De aquí nacían los sollozos<br />

y lágrimas que <strong>de</strong>rramaba su auditorio, la enmienda<br />

<strong>de</strong> su vida, la reformación <strong>de</strong> costumbres, la conversión<br />

<strong>de</strong>. muchos gran<strong>de</strong>s pecadores: entre los cuales se<br />

confesaron con él, y se convirtieron veinte y dos famosos<br />

ladrones, y otros muchos herejes se redujeron por sus<br />

sermones, álos cuales el sanio persiguió con tanta solicitud<br />

y perseverancia, que con razón fué llamado Martillo <strong>de</strong> los<br />

herejes.<br />

Una vez disputando con uno llamado Donibillo, que era<br />

muy obstinado y negaba la verdad <strong>de</strong>l santo Sacramento<br />

<strong>de</strong>l altar; habiéndole convencido el santo, <strong>de</strong> manera que<br />

no tenia qué respon<strong>de</strong>r, se acogió el hereje como suelen,<br />

á pedrr milagros. San Antonio hizo uno <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> admiración<br />

; y fué, que habiendo el hereje tenido una muía suya<br />

tres dias encerrada sin darlecosa alguna <strong>de</strong> comer; el<br />

santo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber dicho misa, llevó la Hostia consagrada<br />

con gran<strong>de</strong> acompañamiento y reverencia, y mandó<br />

traer la muía hambrienta, y hablando con ella le dijo:<br />

En nombre <strong>de</strong> aquel Seflor á quien yo, aunque indigno<br />

tengo en mis manos, te mando, que vengas luego á hacer<br />

reverencia á tu Criador, para que la malicia <strong>de</strong> los herejes<br />

se confunda, y todos entiendan la verdad <strong>de</strong> este ultísimo<br />

Sacramento, que los sacerdotes tratamos en el altar y que<br />

todas las criaturas están sujetas á su Criador. Mientras que<br />

<strong>de</strong>cia estas palabras el santo, el hereje echaba cebada á la<br />

ínula para que comiese: ella que tenia mas conocimiento<br />

que él, se arrodilló sin hacer caso <strong>de</strong> la comida, y postró<br />

allí <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l santísimo Sacramento, adorándole y reverenciándole<br />

como á su Criador y Señor. Con este tan evi_<br />

TOMO II.<br />

<strong>de</strong>nte milagro quedaron todos los católicos consoladísimos,<br />

y los herejes rabiosos y confusos; y su principal maestro,<br />

con quien habia sido la dispula, ganado y convertido á la<br />

fé católica.<br />

Od a vez, estando en la ciudad <strong>de</strong> Arimino, don<strong>de</strong> á la<br />

sazón habia muchos herejes, queriendo el santo predicarles<br />

y reducirlos al conocimento <strong>de</strong> la verdad, cerraron<br />

sus orejas y no le quisieron oir; y él se fué á la ribera <strong>de</strong>l<br />

mar que está allí cerca, y con gran seguridad y confianza<br />

en el Señor, llamó á los peces para que le oyesen, diciéndolos<br />

: Oidme, vosotros; pues estos herejes no me quieren<br />

oir. Fué cosa maravillosa que á estas palabras vino una<br />

muchedumbre innumerable <strong>de</strong> peces gran<strong>de</strong>s, medianos y<br />

pequeños, puestos por su ór<strong>de</strong>n, y levantadas <strong>de</strong>l agua<br />

las cabezas, con gran<strong>de</strong> atención y sosiego le comenzaron<br />

á oir: y el santo, llamándolos hermanos, les hizo un<br />

sermón <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s beneficios que hablan recibido da<br />

Dios, y <strong>de</strong> las gracias que le hablan <strong>de</strong> dar ellos, y como<br />

le hablan <strong>de</strong> servir i y acabado su razonamiento, bajando<br />

sus cabezas, como quien tomaba su bendición, se fueron<br />

los peces, y todo el pueblo que habia estado presente á<br />

este espectáculo quedó atónito, y los mismos herejes tan<br />

corridos y rendidos, que se echaron á suspiés, suplicándole<br />

que les predicase y enseñase la verdad: y muchos<br />

<strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>jándolas tinieblas <strong>de</strong> sus errores, fueron alumbrados<br />

con la luz <strong>de</strong>l cielo.<br />

Otra vez, habiéndole ciertos herejes convidado, fue á<br />

comer con ellos por darles gusto, y traerlos con esta ocasión<br />

al gremio <strong>de</strong> la santa Iglesia; pero ellos, como herejes,<br />

echaron ponzoña en lo que habia <strong>de</strong> comer, para<br />

matarlo. Revelóselo Dios, y él los reprendió blandamente:<br />

y ellos, por excusarse, dijeron que lo hablan hecho por<br />

experimentar si era predicador apostólico, y si se cumplía<br />

en él lo que el Señor habia dicho, que los que en él<br />

creyesen, no recibirían daño <strong>de</strong>l veneno que bebiesen;<br />

y íimilmenle prometieron que si él lo comia y no le hacia<br />

daño, que se convertirian á la fé que él predicaba. Hizo el<br />

santo la señal <strong>de</strong> la cruz sobre el manjar, y comióle; y<br />

quedó tan sano y sin lesión como antes, y muchos <strong>de</strong><br />

ellos reconocieron sus errores, y abrazaron la fé católica.<br />

Obraba nuestro Señor gran<strong>de</strong>s milagros, cuando san<br />

Antonio predicaba : y puesto caso que los mayores eran<br />

las mudanzas <strong>de</strong> las vidas, y las conversiones <strong>de</strong> las<br />

almas, y la reformación <strong>de</strong> la república, que en todos sus<br />

miembros y estados <strong>de</strong> gente se mejoraba, como habernos<br />

dicho; no eran estos solos, sino acompañados <strong>de</strong> otros<br />

visibles y exteriores : porque predicando en una lengua,<br />

le entendían los oyentes <strong>de</strong> diferentes naciones y lenguas<br />

como si predicara en la <strong>de</strong> cada uno; y fué oido <strong>de</strong> dos<br />

millas léjos, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> predicaba, <strong>de</strong> una mujer (jue por<br />

no haberla <strong>de</strong>jado ir su marido al sermón, se subió áun<br />

terrado <strong>de</strong> su casa á oirle. Sucedió asimismo que predicando<br />

en el campo á gran multitud <strong>de</strong> gente, se levantó<br />

repentinamente una gran tempestad <strong>de</strong> agua, truenos y<br />

relámpagos, y alterándose el auditorio, les dijo que se<br />

sosegasen; porque ninguno peligraría con aquel torbellino,<br />

ni se mojarían. Obe<strong>de</strong>cieron al santo; y cayendo<br />

mucha agua al re<strong>de</strong>dor, ninguno <strong>de</strong> los oyentes se mojó.<br />

Una vez, estando predicando déla cruz y pasión <strong>de</strong> Cristo<br />

nuestro Re<strong>de</strong>ntor, en un capítulo provincial, se le apareció<br />

el seráfico padre san Francisco, que estaba bien<br />

'26

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!