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nu 5.<br />
también le suslenlaria á él. El suceso <strong>de</strong>l otro niño fué<br />
"iuy somejanlc al <strong>de</strong> Miguel: lleváronse los dos pudres á<br />
sus hijos ix sus respectivas casas, muy edificados y enlernecidos,<br />
<strong>de</strong> su piedad y animosa resolución.<br />
Reducido Miguel á la casa <strong>de</strong> su padre procuró conservar<br />
en ella el mismo espíritu <strong>de</strong> piedad y <strong>de</strong> penitencia que<br />
le habia conducido á Monseny: huía <strong>de</strong>l comercio y trato<br />
<strong>de</strong> los otros niños, y se retiraba á los rincones <strong>de</strong> su casa<br />
á llorar la pasión <strong>de</strong> nuestro Salvador. Así que llegó á la<br />
edad <strong>de</strong> siete años emprendió el ayunar no solo la cuaresma<br />
y vigilias, sino también todos los miércoles, viernes<br />
y sábados <strong>de</strong> la semana: cuando le preguntaban ; ¿por qué<br />
junaba tanto? respondía: Ayuno por amor <strong>de</strong> nuestro<br />
Seílor, y para alcanzare! perdón <strong>de</strong> mis culpas. Su padre,<br />
temeroso <strong>de</strong> que estos ayunos le <strong>de</strong>bilitasen la complexión<br />
le obligaba á tomar su almuerzo con sus bermanos; nuestro<br />
Miguel lo recibía para no disgustarle; pero saliendo<br />
disimuladamente á ia calle lo repartía con los pobres. Descalzábase<br />
muchas veces los zapalosy medias paraenfriar-<br />
^ los pies, poniéndolos en varias ocasiones sobre el hielo<br />
y la nieve , que son frecuentes en aquel país i se retiraba<br />
do noche á un cuarto separado, y <strong>de</strong>snudándose las espaldas,<br />
se azotaba con unos cor<strong>de</strong>les que él mismo indus-<br />
^iosamente habia añudado por muchas partes, y en este<br />
tiempo uuaba <strong>de</strong> una cruz <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra con clavos en los extremos,<br />
y la llevaba en el pecho arrimada á la carne con<br />
W clavos hacia <strong>de</strong>ntro. Una criada <strong>de</strong> la casa llamada<br />
•tofroaioa , que quería mucho á nuestro Miguel, lo llevó<br />
en una ocasión con sus hermanos á una viña, para que se<br />
finiesen y comiesen uvas; pero Miguel, en llegando á<br />
4 ^fia se retiró al <strong>de</strong>scuido délos <strong>de</strong>más, y habiéndose<br />
dudado <strong>de</strong> sus vestidos, se arrojó sobre unas zarzas ó<br />
Ca|Tibroncras, revolcándose en ellas para que le atormenlasen<br />
sus espinas. Echándole ménos la criada y sus hermanos,<br />
fueron á buscarle , y 1c hallaron <strong>de</strong>l modo dicho.<br />
Preguntóle Eufrosina, ¿por qué hacia aquello? y el inocente<br />
niño respondió: que por amor <strong>de</strong> Dios nuestro Señor<br />
, y por imitar al padre san Francisco: mas Dios que se<br />
agrado mucho en esta acción heroica <strong>de</strong> Miguel, no quiso<br />
quedase lastimado <strong>de</strong> las espinas, embotando milagrosauiente<br />
sus puntas para que no le ofendiesen.<br />
Por este tiempo estudiaba ya Miguel la gramática, acudiendoá<br />
la escuela pública, y al salir <strong>de</strong> ella iba <strong>de</strong>rechamente<br />
á su casa , ó á la iglesia catedral, ó á la <strong>de</strong> nuestra<br />
Señora <strong>de</strong> la Merced, don<strong>de</strong> sus condiscípulos, que por<br />
curios¡dad observaban sus pasos, lo hallaron varias veces,<br />
l'ero siempre arrodillado en oración y con mucho recogilliiento.<br />
En su casa, fuera <strong>de</strong> los ratos en que esludiaba,<br />
86 ocupaba en leer libros <strong>de</strong>votos, singularmente uno que<br />
''^laba <strong>de</strong> las excelencias <strong>de</strong> nuestra Señora, á quien<br />
'j^stro beato amaba con mucha ternura, rezándola cada<br />
la el rosario y otras <strong>de</strong>vociones <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> un altar,<br />
'!Ue habia formado <strong>de</strong> muchas estampas, en un cuarto ro-<br />
"'ado <strong>de</strong> la casa. Evitaba cuidadosamente el trato <strong>de</strong> los<br />
Otros muchachos <strong>de</strong> la escuela , y en las ocasiones en que<br />
110 Podía evitarle les hablaba siempre <strong>de</strong> Dios, exhorlán-<br />
'"'^á hacer penitenciado sus culpas. No tenia nuestro<br />
'ííoel afición sino á las cosas celestiales, y todos sus <strong>de</strong>seos<br />
eran <strong>de</strong> consagrarse enteramente al divino servicio,<br />
entrandoen alguna religión; á este efecto pidió el hábito<br />
e 'gioso en lodos los conventos <strong>de</strong> Vique, y como por su<br />
lX)t'a edad en ninguno quisiesen concedérsele, revivió en<br />
JULIO. 303<br />
él el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hacer vida eremítica en la montaña <strong>de</strong> Monseny.<br />
Pero antes <strong>de</strong> resolverse quiso hacer un ensayo sobre<br />
si podría sustentarse con solas yerbas <strong>de</strong>l campo; á<br />
cuyo íin pasó unos días no comiendo otra cosa que unas<br />
yerbas silvestres <strong>de</strong> un huerto que tenia su padre; y experimentando<br />
que le iba bien con aquel alimento, buscó<br />
compañeros, como la vez primera, <strong>de</strong> sus buenos propósitos<br />
, y habiendo hallado á Antonio Marfá, y á otro llamado<br />
Segismundo Vinos, que se le ofrecieron á seguirle, les<br />
persuadió queántes<strong>de</strong> partirse fuésená tomar la bendición<br />
<strong>de</strong>Dios y <strong>de</strong> su benditísima Madre en alguna iglesia, haciendo<br />
voto <strong>de</strong> perpetua castidad; como en efecto fuéron todos<br />
tres á la iglesia <strong>de</strong> Santa Clara <strong>de</strong> monjas dominicas, ó<br />
hincados <strong>de</strong> rodillas hicieron el referido voto. Hecho esto<br />
se partieron á Monseny, pero llegando á la mitad <strong>de</strong>l camino<br />
encontraron tres varones venerables, que les preguntaron<br />
cariñosamente ¿dón<strong>de</strong> iban? y respondiendo ellos<br />
que á la ermita <strong>de</strong> San Segismundo, que está en la misma<br />
montana, acierta <strong>de</strong>voción ; le» dijeron que se volviesen<br />
á sus casas, que sus padres estañan con grando<br />
pena no sabiendo <strong>de</strong> ellos, y queeran muy niños para vivir<br />
en el <strong>de</strong>sierto, don<strong>de</strong> los lobos los comerian;con lo quo<br />
se volvieron á la ciudad, y <strong>de</strong>seoso Miguel <strong>de</strong> imitar la vida<br />
penitente <strong>de</strong> los ermitaños y <strong>de</strong> seguir el consejo que le<br />
dió uno <strong>de</strong> aquellos tres referidos ancianos, que se discurre<br />
fuesen ángeles, previno una piedra y unos manojos do<br />
sarmientos, con los cuales dispuso un lecho penitente bajo<br />
la cama en que dormia, con un hermano suyo llamado Jacinto,<br />
y así que le reparaba dormido, <strong>de</strong>jaba Miguel su<br />
cama y se echaba sobre aquellos sarmientos, y á la mañana<br />
ántes <strong>de</strong> dispertarse el hermano, se volvía á la cama<br />
traspasado <strong>de</strong> l'rio, como se <strong>de</strong>ja discurrir. Sus hermanos,<br />
y aun su mismo padre, viéndole tan entregado á los ejercicios<br />
<strong>de</strong>votos, y habiendo oido que habia hecho voto do<br />
castidad, le <strong>de</strong>cían muchas veces por chanza, que le habían<br />
<strong>de</strong> casar luego que fuese mayor; y el beato se <strong>de</strong>sconsolaba<br />
y entristecía, oyendo estas cosas; y yendo <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l altar <strong>de</strong> la santísima Virgen renovaba con mayor<br />
fervor el voto <strong>de</strong> castidad que habia hecho.<br />
A 2 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> i 602 falleció Enrique Argemir,<br />
padre <strong>de</strong> nuestro Miguel, el cual por este acci<strong>de</strong>nte, y por<br />
haber muerto algunos años ántes su madre, quedó en po<strong>de</strong>r<br />
<strong>de</strong> tutores, quienes le pusieron en una tienda <strong>de</strong> merca<strong>de</strong>res<br />
para que aprendiera su oficio y se entibiara en<br />
el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ser religioso. En esta tienda tuvo mucho quo<br />
sufrir nuestro beato; porque la atención continua que tenia<br />
á la oración y al trato interior con Dios nuestro Señor,<br />
no le permitía aten<strong>de</strong>r mucho á las cosas <strong>de</strong> la tienda<br />
; estaba en ella como abstraído y absorto, y en consecuencia<br />
cometía algunos <strong>de</strong>scuidos; y llevado <strong>de</strong> la inclinación<br />
gran<strong>de</strong> que tenia á la oración, siempre que bailaba<br />
oportunidad se retiraba a una cueva subterránea <strong>de</strong> la casa,<br />
don<strong>de</strong> arrodillado <strong>de</strong>cía sus oraciones ó bien meditaba con<br />
quietud. Este modo <strong>de</strong> conducirse le ocasionó muchos castigos;<br />
porque uno <strong>de</strong> los merca<strong>de</strong>res que era lio suyo,<br />
disgustado <strong>de</strong> verle tan poco atento á los asuntos <strong>de</strong> la tienda,<br />
le daba frecuentemente palos con la vara <strong>de</strong> medir, y<br />
una vez le hizo con ella una herida en la frente: cuando<br />
reparaban que no estaba en la tienda, lo iban á buscar a<br />
dicha cueva, y le daban <strong>de</strong> bofetones, y le trataban con la<br />
mayor indignidad; y el bendito niño, viéndose asi maltratado,<br />
se ponia <strong>de</strong> rodillas y les pedia perdón <strong>de</strong> los dís-