Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

:G8 LA LEYENDA DE ORO.
de su ard¡e:i!e catódad, luurió en d Seflor, alegre y conli'iUo,
y cantanilo divinas alabanzas, el afio 330. «Los
milagi oi que obró después de su muerte, dice un autor
antiguo, son (aritos y tan extraordinarios, que ni la lenijna
puede decirlos, ni la imaginarion comprenderlos.))
DIA 28
SAN LEO.N 1!, PAPA V coNFESon.—Por muerte del santo
papa Agaíon, fué elegido en su lugar f.eon If, de este
nombre, hijo de Pablo, y siciliano de nación, como lo
h;ibia sido su predecesor. Fué varón santo, docto, vigilante,
agradable y muy diestro, y ejercitado en la mú-
¡íica. Habíase juntado en tiempo de Agaton concilio en
Constanfirtopla, y es el sexto general, siendo emperador
Constantino IY; el santo pontífice León le confirmó, y tradu;o
de griego en lalin. Confirmó asimismo los concilios
generales, que áníes se habían hecho, y condenó los errores
y herejías, que en ellos habían sido condenados.
Escribió una carta muy grave y amorosa al emperador,
alabándole y agradeciéndole el zelo que había tenido, en
[.¡rocurar que se celebrase aquel concilio, para establecer
la paz en la Iglesia , y desterrar de ella los escándalos y
errores que la turbaban. Verdad es que el cardenal Raronio
duda mucho de la verdad de esta epístola y de las
otras, que andan impresas con nombre de san León, II de
esto nombre. Fué e! primero que ordenó que se diese
en !a misa paz á lodos los que la oyesen : porque aunque
ántes de él usaba darse, como se saca de san Dionisio
Aroopagila, de san Justino mártir, y de san Juan Crisós-
(omo, él debió ser el que con decreto lo estableció. Mostró
gran pecho y valor contra los arzobispos de Ruvena;
los cuales con el favor de los exarcos y gobernadores de
los emperadores de Consíantinopla, que comunmente habitaban
en aquella ciudad, se engreían y levantaban á
mayores, y no querían reconocer y obedecer á los pontífices
romanos. Nueslro León, para quebrantar esleorgnllo
é insolencia, hizo un decreto en que mandó que
ningún obispo de Ravena pudiese usar ni ejercitar el oficio
de prelado, sin que primero precediese la confirmación
del sumo pontífice. Mandó también que en Roma,
el palio que se envía á los patriarcas y arzobispos, y les
oficios eclesiásticos, se diese graciosamente y sin ínteréi.
Hizo una iglesia en Roma junto á Santa Ribíana, y dedicóla
á; san Pablo apóstol, y en ella colocó los cuerpos de
san Simplicio , Fausto y Beatriz, y de otros sanios. Halló
san León muy estragado el canto llano que san Gregorio
Magno compuso, y reformó la música do los salmos y
otras cosas eclesiásticas, y puso en muy dulce armonía los
himnos que se cantan en la Iglesia, y compuso algunos de
ellos. Hizo una vez órdenes, y en ellas ordenó veinte y
tres obispos, nueve sacerdotes y tres diáconos'. Era de
todos muy amado y reverenciado por sus admirables y
heroicas virtudes, por ser de su condición muy blando y
aoacilile, liberal,.misericordioso con los pobres, y en todo
religiosísimo : ninguna cosa le faltó para ser contado en
el número de los señalados pontífices, que ha tenido la
Iglesia, sino la vida que fué muy corta : porque á los diez
meses y ocho días de su pontificado, según el cardenal
Raronio, y según el breviario reformado de Clemente VIH,
diez meses y diez y siete días, falleció á 28 de junio de!
sfto del Señor de 68i; y en tal dia celpbra la Iglesia sn
DIA 2S.
festividad. Su santo cueipo fue sepultado en la iglesia
de San Pedro.
SANIRENEO, OBISPO v MÁUTIK.—De san íronoo, obíspu
de León de Francia, escrilor sapientísimo y mártir fortísimo
del Señor, algunos autores, como Ecumenio y Anastasio
Sínaita, patriarca de Antioquia, dicen que fué francés
de nación, y le llaman por esto Leonés : pero lo mas
cierto es que nació en Asia; porque él mismo escribe do
sí, que siendo muchacho, oyó á san Policarpo, obispo do
Esmirna y discípulo que había sido del amado apóstol del
Sefior, y conoció y trató á Papías, y otros varones apostólicos
de aquel dichoso y bienaventurado siglo : y por
esto san Gerónimo le llama varón de los tiempos apostólicos;
y Tertuliano, diligentísimo investigador de todas
las buenas letras, y san Epifanio, santísimo y antiguo
teólogo y sucesor de los apóstoles. Y puede ser que los
que le llaman Leonés, le llamen así, nó porque nació en
León, sino porque fué obispo de León, á donde fué enviado
desde Asia de san Policarpo, su maestro, para
alumbrar con la luz del Evangelio aquella ciudad; y él
lo hizo maravillosamente, enseñándola con la doctrina del
cielo, é inflamándola con su santísima vida : y fué e.slo
de manera que como dice Gregorio Turonense, en breva
tiempo la convirtió toda á la fé de Cristo nuestro Redentor
con su predicación; porque san Ireneo fué varón de excelente
ingenio, grandes y varias letras, y sobre todo d»
un espíritu apostólico y divino, tal como convenia quo
fuese el que había bebido de aquella sagrada fuente de
Policarpo, Papías y otros varones apostólicos y discípulos
de los apóstoles del Sefior.
En su tiempo, y siendo aun presbítero, hubo en JítKWi
muchos santos mártires, que murieron valerosamente por
la fé de Cristo nuestro Salvador, y se ofrecieron algunos
negocios graves y cuestiones eclesiáslicas, por las cuales
la Iglesia de León envió á Roma á san Ireneo, su presbítero,
para que las tratase y confiriese con san Eleulerio,
papa, queii la sazón presidía en la Iglesia universal del
Sefior: al cual ios santos confesores que estaban aherrojados
en las cárceles, y todo e! clero é Iglesia de León, escribieron
una carta con el mismo san Ireneo, en que con
grande encarecimiento danfestirnonio de su insigne santidad
y doctrina, y de las otras partes aventajadas que Dios
le habia dado para tanta gloria suya y bien de su iglesia.
Llegado á Roma, fué recibido del santo ponüfice Eleulerio
con mucha benignidad, y concluyó felizmente losnegocíos
que llevaba á sucargo, y entre otras ocupaciones que allí
tuvo fné una muy particular, informarse é investigar los
ritos, costumbres y tradiciones, y toda la disciplina eclesiástica
que los gloriosos príncipes de los apóstoles san
Pedro y san Pablo habían enseñado á la Iglesia romanó, y
después de mano en manóse habían guardado en ella:
porque le pareció que las tradiciones apostólicas son una
arma mm fuerte contra los herejes, y contra todas las nuevas
invenciones y errores déla gente descaminada. Algunos
dicen que san Ireneo esta vez pasó de Roma á Asia,
enviado también de la Iglesia de León, que sentía mucho
el haberse levantado en aquella provincia algunas herejías,
y deseaba que un varón tan señalado, como él era, las atajase
y diese á entender á los católicos la unión que deben
tener entre sí; que siendo todos miembros de una misma
Iglesia, nos debemos compadecer y tener por propíos los
trabajos unos de otros, especialmente r n materia de la