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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 31.<br />

eran ocasión <strong>de</strong> acreditar mas sus virtu<strong>de</strong>s, y acrisolar<br />

su caridad. Uno , que en París habia hecho algunas injurias<br />

á san Ignacio, y <strong>de</strong>spojádole <strong>de</strong> la limosna que lo<br />

hablan dado; viéndose <strong>de</strong>spués camino <strong>de</strong> España muy<br />

enfermo, confió tanto en la santidad que habia echado <strong>de</strong><br />

ver en el sanio padre , que no teniendo á quien acudir, le<br />

avisó por una carta do sus trabajos. Luego que el santo<br />

Ja recibió, se partió sin comer bocado, ni gustó, ni bebió<br />

nada entres dias <strong>de</strong> camino, en que corrió <strong>de</strong>scalzo<br />

veinte y ocho leguas, hasta llegar don<strong>de</strong> su enemigo<br />

estaba: á quien con una caridad admirable consoló y sirvió<br />

en su enfermedad, y dio finalmente salud, Una persona<br />

religiosa le envió un recado <strong>de</strong>scomedido, y que habia<br />

<strong>de</strong> hacer quemar cuantos habia en la Compañía <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Perpiñan hasta Sevilla ; mas el santo respondió con mucha<br />

humildad: Pues yo <strong>de</strong>seo á ese padre y todos los suyos,<br />

no solo cuantos hay <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Perpifian á Sevilla, pero en todo<br />

el mundo, verlos lodos abrasados en amor <strong>de</strong> Dios.<br />

Finalmente, porque es parte <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong>l prójimo la justicia<br />

¡y reputación do su honra , diré aquí un caso notable<br />

acerca <strong>de</strong> esto, y juntamente un ejemplo <strong>de</strong> extraordinaria<br />

humildad y caridad. El primer sermón que hizo<br />

san Ignacio en Azpeilia su patria, comenzó reprendiéndose<br />

á sí: dijo, que uno délos motivos que tenia en haber<br />

venido á aquel lugar, era dar satisfacción á la honra <strong>de</strong> su<br />

prójimo. Yo (dijo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> un concurso numeroso <strong>de</strong> nobles<br />

y vulgo que habia concurrido á oirle), siendo mozo,<br />

entré con otros compañeros en una heredad, y tomé alguna<br />

cantidad <strong>de</strong> fruta con daño <strong>de</strong>l dueño: el cual con falsa<br />

sospecha hizo pren<strong>de</strong>r á un pobre hombre, ajeno <strong>de</strong> la<br />

culpa que se le imponía , y le tuvo muchos dias preso, y<br />

quedó infamado con menoscabo do su honra y hacienda:<br />

pues sepan todos, que yo fui el malo y perverso: yo fui<br />

el que tomé la fruta , y el otro sin culpa ó inocente. Pidióle<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pulpito perdón con muchas lágrimas (estaba<br />

allí presente al sermón), y porque la justicia 1c habia<br />

coridcnado en cicrta'cantidad <strong>de</strong> ducados, le hizo donación<br />

el santo padre <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos, do dos hereda<strong>de</strong>s que lo<br />

pertenecían.<br />

JULIO.<br />

Toda la vida <strong>de</strong> san Ignacio, sus trabajos y <strong>de</strong>svelos,<br />

á esto aspiraban; á hacer bien á todos y conquistar<br />

iodo el mundo para Cristo: y no contentándose con lo que<br />

él hacia por sí, para trabajar con mas manos y amar á<br />

Dios con mas corazones, instituyó la Compañía <strong>de</strong> Jesús,<br />

efecto gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> su caridad: <strong>de</strong> ella dicen los comisarios<br />

apostólicos: «Tenia san Ignacio un ánimo mayor que el<br />

futido, y extendió las obras <strong>de</strong> su piedad h mas espacio<br />

^ue un siglo, juntó en la Iglesia <strong>de</strong> Dios una legión forlísima,<br />

que poniendo la vida por la honra <strong>de</strong> Dios se ju-<br />

'"amentase á la obediencia <strong>de</strong>l pontífice.» Por fundar una<br />

religion que se emplease en esto, no perdonó trabajo, y<br />

eniprendió tan ardiente caridad en los suyos que bandido<br />

algunos, que si hubiera vivido hasta ahora, no hubiera<br />

ya que hacer en la Iglesia, la gentilidad estuviera<br />

convertida, las herejías extirpadas y todos los fieles reamados,<br />

casi como si fueran religiosos. Podrá excusar eslo<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>masiado encarecimiento, quien consi<strong>de</strong>rare el fer-<br />

Vo1, <strong>de</strong> aquellos, á quienes viviendo san Ignacio, les pudo<br />

Comun¡car su ardiente zelo, como san Francisco Javier,<br />

Y W pp. Andrés <strong>de</strong> Ovido, Pedro Casiano, Josefo <strong>de</strong> An-<br />

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