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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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604 LA LEYKiM) A DE ORO. DÍA 29.<br />

que conoció que como predicador divino y enviado <strong>de</strong>l Se<br />

flor para aparejarle el camino le corría obligación <strong>de</strong> predicar<br />

la verdad y morir por ella , y dar ejemplo á los predicadores<br />

evangélicos y personas públicas, que se <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>n<br />

<strong>de</strong> lodos los afectos humanos <strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong>l temor,<br />

<strong>de</strong> la ambición y <strong>de</strong> la codicia, <strong>de</strong> la lisonja y <strong>de</strong> la <strong>de</strong>masiada<br />

pru<strong>de</strong>ncia mundana, y rompan por todo cuanto se<br />

atraviesa la honra y gloria <strong>de</strong> su Seflor, como lo hizo este<br />

bienaventurado precursor suyo, espejo <strong>de</strong> toda santidad.<br />

Esta constancia y fortaleza tan gran<strong>de</strong> dió Dios ásan Juan;<br />

porque le quiso honrar con la corona <strong>de</strong>l martirio, para<br />

que no fallase este título y don tan excelente al que él habia<br />

escogido por tan especial y regalado amigo suyo,y adornádole<br />

<strong>de</strong> los privilegios y laureolas <strong>de</strong> doctor y virgen , y <strong>de</strong><br />

todas lasprerogalivas que dijimos en suvida, Y así no hay<br />

duda que san Juan fué mártir, y gloriosísimo y esclarecido<br />

mártir y lumbre <strong>de</strong> los mártires; pues entre el nacimiento<br />

y muerte <strong>de</strong> Cristo nos <strong>de</strong>jó ejemplo <strong>de</strong> constantísimo<br />

mártir; y aun es mas <strong>de</strong> estimar el martirio <strong>de</strong> san<br />

Juan Bautista que el <strong>de</strong> los otros mártires <strong>de</strong>l nuevo Testam^ntoque<br />

murieron por Cristo, <strong>de</strong>spués que Cristo habia<br />

muerto por ellos, y el mismo ejemplo <strong>de</strong>l Señor los incitaba<br />

á ser agra<strong>de</strong>cidos, y dar la vida poi" aquel que con tan<br />

inmensa caridad habia dado la suya por ellos , y sabían<br />

que en muriendo habia do comenzar su verda<strong>de</strong>ra vida, é<br />

ir al cielo para gozar clernamenle <strong>de</strong> su bienaventurada<br />

presencia: mas san Juan aun no habia visto ejemplo, ni<br />

cuando él murió habia muerto el Señor por él, y sabia que<br />

estaba cerrada la puerta <strong>de</strong>l paraíso hasta que Cristo nuestro<br />

Señor resucitado subiese á los cielos y la abriese; y que<br />

entrclaalo había <strong>de</strong> estar en el limbo con los otros santos<br />

padres, aguardando su perfecta re<strong>de</strong>nción.<br />

Pero no es <strong>de</strong> menor consi<strong>de</strong>ración, que queriendo el<br />

Seflor hacer mártir á san Juan Haulisla , quiso que lo fuese<br />

en <strong>de</strong>fensa do la pureza y castidad: para que por aquí<br />

entendamos el precio <strong>de</strong> esta joya inestimable: pues su<br />

gran privado y amigo dió la vida por ella, y se opuso al<br />

ímpetu arrebatado <strong>de</strong> un furioso rey que con violencia habia<br />

quitado ásu propio hermano la mujer, y la tenia por<br />

amiga. ;Pues cuánta es la excelencia y gloria <strong>de</strong> aqnella<br />

virtud por cuya <strong>de</strong>fensa el gran Bautista dió su sangre! ¡Y<br />

cuánta osla fealdad y abominación <strong>de</strong> aquel pecado, contra<br />

el cual clamó esta voz divina con tan gran fuerza y oücacia<br />

hasta la muerte; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto clama mas<br />

fuertemente con la voz <strong>de</strong> su propia sangre, que la voz <strong>de</strong><br />

la sangre <strong>de</strong> Abell ¿ Pues qué diré <strong>de</strong>l menospm m qq«<br />

<strong>de</strong>bemos lencr <strong>de</strong> todas las cosas caducas y frágiles <strong>de</strong> esta<br />

misoiablc vida, y <strong>de</strong>l aprecio <strong>de</strong> las eternas y perdurablos,<br />

viendo vendida la sagrada cabeza <strong>de</strong>aquel varón<br />

mas divino que humano, por un vano contenió <strong>de</strong> un<br />

hombre cruel, y por un baile <strong>de</strong> una muchacha liviana<br />

y <strong>de</strong>svergonzada , y por la instigación <strong>de</strong> una mujer<br />

adúltera y rabiosa, que no pensaron po<strong>de</strong>r vivir sino<br />

con la muerte <strong>de</strong>l santo profeta? Sí con ojos <strong>de</strong> carne solamcnle<br />

miramos esta historia , parecemos ha <strong>de</strong> que Dios<br />

no tiene provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> las cosas humanas ; pues los malvados<br />

prevalecen contra los buenos , y la adúltera triunfa<br />

<strong>de</strong>l casto, y el juez malvado y cruel <strong>de</strong>l santo é inocente<br />

profeta : mas si abrirnos los ojos <strong>de</strong>l alma, veremos que<br />

todo lo <strong>de</strong> acá es basura, y que solo se ha <strong>de</strong> estimar lo<br />

que permanece para siempre: y que al mismo san Juan<br />

fue <strong>de</strong> grandísima é incomparable gloria el haber estado<br />

en la cárcel por la verdad, y tendido la cerviz al cuchillo,<br />

y alcanzado por este camino corona <strong>de</strong> glorioso mártir: y<br />

á Here<strong>de</strong>s que lo hizo matar, se le siguió odio y aborrecimiento<br />

<strong>de</strong> todo el género humano con una perpetua ignominia<br />

y afrenta; y así dice san Pedro Crisólogo, hablando<br />

con el mismo Here<strong>de</strong>s, estas palabras: «El mismo dia que<br />

acabaste el <strong>de</strong> tu nacimiento , Juan nació para el cielo, y<br />

el tuyo se acabó y el suyo comenzó; porque el justo entonces<br />

comienza á vivir, cuando muere por Cristo; pues<br />

la vida <strong>de</strong>l mártir no se pier<strong>de</strong> con la muerto, sino traspasa<br />

á mejor vida. Con la muerte resplan<strong>de</strong>ció mas el quo<br />

murió temporalmente. Tú, viviendo, mueres; y Juan,<br />

muriendo, vive. Tú ya has <strong>de</strong>jado y perdido aquella ropa<br />

<strong>de</strong> púrpura que traías; y san Juan siempre está vestido<br />

<strong>de</strong> aquella estola <strong>de</strong> inmortalidad que él mismo tiñó con<br />

su propia sangre. Tus convidados ahora son particioneros<br />

<strong>de</strong> tus penas; y Juan está sentado á la mesa <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong>l<br />

cielo con los coros <strong>de</strong> los ángeles. Él oye perpetuamente<br />

lu música y consonancia celestial; y tú oyes los aullidos y<br />

gemidos, y el crujir <strong>de</strong> dientes <strong>de</strong>l infierno: y aquel que<br />

fué con<strong>de</strong>nado y dado por precio <strong>de</strong>l amor torpe <strong>de</strong> tu<br />

adúltera y do una muchacha bailadora , ahora goza en el<br />

reino eterno <strong>de</strong>l premio <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s; y tú con ellas has<br />

recibido en el iníierno el galardón <strong>de</strong> tu injusta sentencia.<br />

José, por huir <strong>de</strong> la mujer adúltera , <strong>de</strong>jó en sus manos la<br />

capa ; y Juan, por no ver la adúltera , no solamente <strong>de</strong>jó<br />

el vestido exterior, sino también su cuerpo : José, por no<br />

cometer adulterio, <strong>de</strong> grado entró á la cárcel; y Juan, por<br />

repren<strong>de</strong>r el adulterio, trocó el yermo por la cárcel. Jus-<br />

.{tmeote Juan es el mayor entre lodos los nacidos <strong>de</strong> mujeres;<br />

pues no solamente reprendió el adulterio, pero<br />

también venció con el amor do la virginidad los honestos<br />

<strong>de</strong>leites <strong>de</strong>l lícito matrimonio. Y si siendo san Juan tan<br />

gran<strong>de</strong>, y estando tan apartado <strong>de</strong> mujeres en el yermo,<br />

no pudo escapars* <strong>de</strong> sus manos; ¿quién es el que viviendo<br />

entre ellas piensa po<strong>de</strong>rse librar sin gran trabajo y sin<br />

gran cautela , si el Señor con su santo espirilu no le libi a<br />

y no le tiene <strong>de</strong> su mano?» Todo esto es <strong>de</strong> san Pedro<br />

Crisólogo.<br />

Mas no castigó Dios nuestro Señor á Ilero<strong>de</strong>s, y Ilerodias<br />

y á su hija, solamente en la otra vida con pena eterna<br />

(aunque solo este castigo bastara y es solo digno <strong>de</strong><br />

temer); pero también en esta vida le atligió y <strong>de</strong>shonró y<br />

privó <strong>de</strong>l reino, y tuvo gran<strong>de</strong>s guerras con Arela, rey <strong>de</strong><br />

Arabia, por haber repudiado ásu hija, que era su legítima<br />

mujer, y lomado en su logará llerodías: y el ejército <strong>de</strong><br />

Hero<strong>de</strong>s fué <strong>de</strong>sbaratado y <strong>de</strong>shecho, como lo escribe Josefo<br />

en el libro <strong>de</strong> sus Antigüeda<strong>de</strong>s, y <strong>de</strong>spués fué <strong>de</strong>sterrado<br />

á León <strong>de</strong> Francia, don<strong>de</strong> estuvo con llerodías : y<br />

habiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí huido hacia España, murieron consumidos<br />

<strong>de</strong> doloi1, <strong>de</strong> angustia y quebranto <strong>de</strong> corazón; y<br />

<strong>de</strong> la muchacha bailadora, que por precio <strong>de</strong> su <strong>de</strong>senvoltura<br />

pidió la cabeza do san .luán, escriben el Metafraste y<br />

Nicéforo Calixto que min ió <strong>de</strong> esta manera. Yendo camino<br />

en invierno con gran frío, quiso pasar á pié (por mayor seguridad}<br />

un rio que estaba helado: al pasar, quebrósele el<br />

yelo y hundióse la <strong>de</strong>sventurada en el rio, quedando la<br />

cabeza sobre el yelo; y como estaba acostumbrada á bailar,<br />

movió el cuerpo <strong>de</strong> tal manera <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> las aguas,<br />

que su cabeza quedó cortada con la fuerza <strong>de</strong>l yelo, nósin<br />

admiración <strong>de</strong> los que lo vieron, y justo juicio <strong>de</strong>l Señor,<br />

que (como dijimos; aunque aguarda, sufre y disimula

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