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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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oí.\ 28. AGOSTO. 589<br />

licmliis. Fuosc cnlrando en los amores torpes y enemigos<br />

<strong>de</strong> lodu honestidad, y <strong>de</strong> este tan gran mal el mismo santo<br />

se echaba la culpa principalmente á sí, y<strong>de</strong>spucs al haber<br />

estado ocioso y sin ocupación <strong>de</strong> estudio un poco <strong>de</strong> tiempo<br />

que estuvo en su casa aguardando que se aparejase las<br />

cosas que había menester para ir á Cartago.Y no menos<br />

se queja <strong>de</strong>l poco cuidado que tuvo su padre en criarle en<br />

la virtud : porque como era gentil y ajeno <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong><br />

nuestra santa religión , no tenia oiro blanco sino que su<br />

hijo estudiase , y con su gran<strong>de</strong> ingenio alcanzase riquezas<br />

hdsas y honras afrentosas , y <strong>de</strong>jase sucesión en su<br />

casa. También dice , que fué ocasión <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sventura el<br />

entretenerse en las representaciones <strong>de</strong>l teatro, en las<br />

cuales veia como en espej«rsus miserias , y con aquellas<br />

llamas crecia mas su fuego. Pero loque mas daño le hizo,<br />

fué la mala compañía que tuvo <strong>de</strong> algunos mozos traviesos<br />

y <strong>de</strong>svergonzados que tenian vergüenza <strong>de</strong> no ser tan malos<br />

y <strong>de</strong>shonestos como oíros, y que se alababan <strong>de</strong>l mal<br />

que habían hecho, y muchas veces <strong>de</strong>l que no habían hecho<br />

por ser tenidos en mas.<br />

« En dón<strong>de</strong> estaba yo (dice el santo, hablando con Dics),<br />

y cuan lejos andaba <strong>de</strong>sterrado <strong>de</strong> los <strong>de</strong>leites, <strong>de</strong> vuestra<br />

casa , el aflo diez y seis <strong>de</strong> mi edad , cuando tomó señorío<br />

sobre mí , y yo me sujeté y rendí al apetito libidinoso<br />

y loco: que aunque los hombres disimulan, y no le lienen<br />

por <strong>de</strong>shonesto , es prohibido , Señor , por vuestras santas<br />

leyes. » Lloraba su santa madre Iónica , é íbale á la mano<br />

á su hijo, y aconsejábale que se apartase <strong>de</strong> toda mujer<br />

, especialmente <strong>de</strong> las casadas. Pero (como el mismo<br />

dice 1 los consejos <strong>de</strong> su madre le parecían consejos <strong>de</strong><br />

mujeres, á h s cuales él tenia vergüenza <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer, siendo<br />

verdad que aquellos consejos eran <strong>de</strong>l Señor, y cuando<br />

Id madre hablaba á su hijo , Dios hablaba por ella,<br />

y en ella <strong>de</strong>spreciaba a Dios. Y aña<strong>de</strong> : que aquella su ignorancia<br />

y ceguedad era <strong>de</strong> manera , que le <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong>speñar<br />

<strong>de</strong> un vicio en otro , con tan gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>svergüenza,<br />

que se corría <strong>de</strong> no ser tan <strong>de</strong>shonesto como los otros do<br />

su edad , cuando veia que se alababan <strong>de</strong> sus torpezas,<br />

y se gloriaban tanto mas <strong>de</strong> ellas, cuanto eran mas feas.<br />

«Yo (dice) me <strong>de</strong>leitaba en mis males, no solo por el<br />

gusto <strong>de</strong> la mala obra, sino también por alabarme <strong>de</strong><br />

ellos. ¿Qué cosa hay digna <strong>de</strong> vituperio sino el vicio? Y<br />

yo, <strong>de</strong>sventurado, por no ser vituperado, me hacia mas<br />

vicioso, y cuando no había hecho el mal que otros habían<br />

hecho, ni era en esto tan perdido como ellos, Gngia<br />

haberle hecho, para que no me tuviesen en ménos por ser<br />

mas inocente, ó por ser casto me <strong>de</strong>spreciasen mas. Con<br />

talos compañeros , Sefior, paseaba yo las plazas <strong>de</strong> Babíloi)i;i<br />

j y me revolvía en el cieno, como si fuera bálsamo<br />

Y ungüento precioso : y en medio <strong>de</strong> ella para que me enlodase<br />

mas, el enemigo invisible me hollaba y engañaba,<br />

Porque yo era engañadizo.» Todas estas son palabras <strong>de</strong><br />

san Agustín. Y porque cuando la voluntad está estragada,<br />

fácilmente se oscurece el entendimiento: y é! es tanto peligroso<br />

, cuanto es mas <strong>de</strong>licado y excelente, si no está enhenado<br />

con la humildad y alumbrado con la verdad; andando<br />

san Agustín envuelto en los vicies , y en torpezas<br />

Y <strong>de</strong>shonestida<strong>de</strong>s , no es maravilla que cayese en errores<br />

y <strong>de</strong>satinos ,y que su gran<strong>de</strong> ingenio fuese ofuscado con<br />

las tinieblas <strong>de</strong> los herejes maniqueos, los cuales (como<br />

01 mismo santo dice ) erau hombres locos y soberbios , y<br />

t>n gran manera carnales y parleros, y en cuya boca estaban<br />

armados lazos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>menio, y una ligacompuesía <strong>de</strong><br />

las sílabas <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong> Oíos, y <strong>de</strong> nuestro Sefior Jesucristo,<br />

y <strong>de</strong>l Espíritu santo, nuestro consolador. Caí, dice , en<br />

manos <strong>de</strong> aquella mujer atrevida , y <strong>de</strong> pru<strong>de</strong>ncia pobre<br />

(significada por el enigma <strong>de</strong> Salomón), sentada en una silla<br />

á su puerta , la cual <strong>de</strong>cia : Comed alegremente <strong>de</strong>l<br />

pan escondido, y bebed <strong>de</strong>l agua dulce hurtada. Esta mujer<br />

me engañó, porque me halló fuera <strong>de</strong> mí, y que habitaba<br />

en los ojos <strong>de</strong> mi carne ; rumiaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí las<br />

misma'cosas que por su consejo había tragado. Habíase<br />

dado antes á leer las E-'-ritur-s, y parecióle que no eran<br />

dignas <strong>de</strong> ser comparadas con la majestad y elocuencia <strong>de</strong><br />

Tulio : porque (como él mismo escribe ) su hinchazón huía<br />

<strong>de</strong>l humil<strong>de</strong> estilo <strong>de</strong> ellas; su corta vista no penetraba el<br />

meollo que en ellas se encierra': y no era tal, que pudiese<br />

enlrar por su soberbia en aqliel sagrario divino, ni bajar<br />

su cerviz ; porque se <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñaba <strong>de</strong> ser pequeño, y se tenia<br />

por gran<strong>de</strong><br />

Con los errores <strong>de</strong> los maniqueos, en que había vivido<br />

san Agustín, crecieron los dolores <strong>de</strong> su santa madre: y<br />

si ántesie lloraba por verle liviano y vicioso , mucho mas<br />

le lloraba <strong>de</strong>spués, cuando le vió engañado y tan ciego<br />

con los disparates <strong>de</strong> aquellos herejes. Hacia continuamente<br />

oración, y lloraba por su hijo vivo, mas que las<br />

otras madres suelen llorar por sus hijos muertos: mas no<br />

menospreció el Señor las copiosas lágrimas que corrían do<br />

los ojos <strong>de</strong> santa Mónica , y regaban la tierra en cualquiera<br />

parte don<strong>de</strong> oraba i porque no queiiendo antes vivir en<br />

su casa, ni comer á'una mesa con su hijo , porque le <strong>de</strong>sagradaban<br />

sus errores y <strong>de</strong>svarios, <strong>de</strong>spués se trocó con<br />

una visión, con la cual el Señor la consoló, y la certificó<br />

que su hijo no se per<strong>de</strong>rla y que vendría á tener la misma<br />

féquo ella tenia. Alentada ya , y mas alegre con esta esperanza,<br />

vivía y comía con él , y no por eso <strong>de</strong>jaba á<br />

todas horas <strong>de</strong> importunar al Señor, y llorar por su hijo:<br />

aunque él por los nueve afios siguientes se estuvo revolcando<br />

en aquel profundo cieno <strong>de</strong> su carne y tinieblas <strong>de</strong> falsedad<br />

, procurando muchas veces levantarse y cayendo<br />

cada vez mas gravemente. Pero andando en estos pasos,<br />

no se olvidaba el Señor <strong>de</strong> él ; antes le daba algunas ocasiones<br />

para que él mismo se <strong>de</strong>sengañase , y conociese su<br />

error, lino fué, que habiendo venido á la ciudad <strong>de</strong> Cartago<br />

cierto obispo <strong>de</strong> los maniqueos, que se llamaba<br />

Fausto, gran lazo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio, y que muchos caían enlazados<br />

por sus dulces palabras; san Agustín le habló y trató,<br />

y halló que no era tan docto como los maniqueos<br />

predicaban , y que enseñaba lo que no entendía: y conoció<br />

que no sabia arte alguna <strong>de</strong> las liberales , sino solo la<br />

gramática , y por estar ejercil.ido en el hablar cada dia,<br />

había alcanzado facilidad en el bien hablar, y con esto engañaba<br />

á los que le oían. Y como este Fausto era tenido<br />

por hombre doctísimo y maestro <strong>de</strong> todos los maniqueos,<br />

y san Agustín'le halló tan falto <strong>de</strong> la doctrina , y tan ignorante;<br />

<strong>de</strong>sconfiado <strong>de</strong> él, y <strong>de</strong> los otros sus maestros,<br />

comenzó á per<strong>de</strong>rles la afición, y todo el estudio que ánles<br />

había tenido <strong>de</strong> aprovech r en aquella secta. Con esto<br />

aquel Fausto, que había sid á muehos lazo <strong>de</strong> muerte<br />

(sin quererlo, ni saberlo él), comenzói aflojar el lazo<br />

con que san Agustín estaba apretado.<br />

Vínole gana <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarla caled, t <strong>de</strong> retórica que tenia éir<br />

á Roma , nó por ganar mas, ni por alcanzar mas honra,<br />

sino principalmente por librarse <strong>de</strong> las pesadumbres y

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