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Tomo Dos Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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lorcidos: él la adornaba con el alavío <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s: él<br />

la daba ósculo <strong>de</strong> paz y la ungía con el ungüento precioso<br />

<strong>de</strong> su gracia. De don<strong>de</strong> se ve la inestimable benignidad <strong>de</strong><br />

nuestro Dios que así previene al pecador, y la eticacia <strong>de</strong><br />

su gracia que trueca los corazones con una manera tan<br />

extraña, como él trocó el corazón <strong>de</strong> esta pecadora; pues no<br />

le <strong>de</strong>jó sosegar ni consi<strong>de</strong>rar que para llorar sus pecados<br />

y hacer penitencia <strong>de</strong> ellos á los piés <strong>de</strong>l Señor, no era<br />

tiempo oportuno el <strong>de</strong> mediodía ni lugar cómodo el <strong>de</strong>l<br />

convite, ni á propositóla muchedumbre <strong>de</strong> los convidados<br />

y el fausto y sobrecejo <strong>de</strong> los fariseos: y no pudiendo<br />

aguardar siquiera una bora mas para aquel negocio y buscar<br />

á solas y sin testigos á Cristo; la vehemencia <strong>de</strong>l dolor<br />

y el espanto <strong>de</strong> sí misma <strong>de</strong> tal manera ocuparon su en-1<br />

(«ndimiento, que no podía aten<strong>de</strong>r sino solo á la gran<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong> su peligro.<br />

Y es mucho para notar (como lo advirtió gravemente<br />

san Grisóstomo) que la Magdalena, fué la primera que vino<br />

ai Señor para buscar el remedio <strong>de</strong> sus pecados y la salud<br />

eterna <strong>de</strong> su alma: lo cual no leemos <strong>de</strong> otros. Porque<br />

no vino como la Cananea para que librase á su hija <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>monio que corporalmente la atormentaba ; ni como el<br />

Centurión para que sanase á su criado paralítico; ni como<br />

el Régulo para que alargase la vida á su hijo: ni como el<br />

príncipe <strong>de</strong> la sinagoga Jairo,para que resucitase á su hija<br />

ya difunta: ni como oíros que <strong>de</strong> todas partes venian para<br />

que los curase; no vino por interés y bienes temporales,<br />

sino para llorar sus pecados, para remedio <strong>de</strong> su alma, para<br />

alcanzar perdón <strong>de</strong> aquel Señor á quien tanto habia ofendido,<br />

testificando con sus sollozo;:, suspiros y lágrimas el<br />

dolor gran<strong>de</strong> que traía atravesado en su corazón, y que<br />

esperaba que el mismo Señor, que era Jesús y Salvador do<br />

pecadores, la había <strong>de</strong> perdonar y recibirla en su gracia y<br />

amislad y con esta confesión hecha con obras y m con<br />

palabras, honró á Cristo en gran manera en presencia <strong>de</strong><br />

los fariseos, que eran sus enemigos, les cuales como soberbióse<br />

hipócritas comenzaron á <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñar aquella mujer que<br />

conocían por pública pecadora, y.á tener en pocoáCrislo y<br />

á juzgar que no <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> ser profeta; pues se <strong>de</strong>jaba tocar<br />

<strong>de</strong> ella; no entendiendo que porque era verda<strong>de</strong>ro y santo<br />

profeta, y maestro y alumbrador <strong>de</strong> todos los profetas, se<br />

<strong>de</strong>jaba tocar<strong>de</strong> ella para hacerla <strong>de</strong>pecadora, santa; <strong>de</strong>mujer<br />

infame, gloriosa; y <strong>de</strong> esclava <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio hija regalada<br />

suya, como lo hizo rcspomliendo por ella al fariseo que le<br />

habia convidado, y reprenrliéndole porque habiendo recibido<br />

mayores dones <strong>de</strong> Dios, le habia sidoménosagra<strong>de</strong>cido,<br />

y dando á la Magdalena un jubileo plenísimo y remisión<br />

<strong>de</strong> todos sus pecados, y enviándola con paz y alegría á su<br />

casa como lo cuenta el evangelista san Lucas. Esta es la<br />

primera cosa que leemos en el Evangelio <strong>de</strong> esta santa pecadora;<br />

para que con este ejemplo <strong>de</strong> tan amargo llanto y<br />

penitencia, regulemos nosotros la nuestra; y por lo que ella<br />

hizo para lavar sus pecados, sepamos loque en los nuestros<br />

<strong>de</strong>bemos hacer.<br />

Muy agra<strong>de</strong>cida quedó la Magdalena al Señor, por haberle<br />

perdonado sus pecados y dado paz y quietud á su<br />

alma <strong>de</strong>sconsolada y afligida ; y para servirle por esta tan<br />

gran misericordia y merced, se <strong>de</strong>terminó á emplear <strong>de</strong><br />

allí a<strong>de</strong>lante todo su caudal, su persona y hacienda en su<br />

servicio, y no apartarse un punto (en cuanto le fuese posi-'<br />

ble) <strong>de</strong> los ojos do aquel Señor, que tan benignamente la<br />

habia mirado y dádole vida con su vista. Para esto cuan-<br />

LA LEYENDA DE ORO. DU nido<br />

el Salvador iba predicando <strong>de</strong> pueblo en pueblo y <strong>de</strong><br />

ciudad en ciudad, ella con otras sanias mujeres le seguiay<br />

con sus limosnas le sustentaba , y daba <strong>de</strong> comer á él y ^<br />

sus discípulos: y olvidada déla comodidad y regalo que<br />

tenia en su casa, iba por caminos con trabajos y cansancio,<br />

teniéndose por dichosa y bienaventurada, porque podía<br />

servir en algo al Señor y á aquellos pobres pescadores<br />

que le seguían : porque aunque parecían viles y eran menospreciados<br />

<strong>de</strong> los hombres, en sus ojos eran gloriosos y<br />

felicísimos por ser discípulos <strong>de</strong> su dulce Maestro, y estar<br />

tan cerca <strong>de</strong> la fuente <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> la cual ella <strong>de</strong>seaba<br />

siempre beber. Esta misma sed <strong>de</strong> oír siempre al Señor y<br />

aquel amor tan cordial y afectuoso que le tenia, fué también<br />

causa que le hospedase con su hermana Marta en su<br />

casa <strong>de</strong> Betania, y que estando la hermana tan ocupada y<br />

solícita en aparejar la comida y regalar al Señor, «lia se<br />

estuviese sentada á sus piés, regalándose con sus palabras<br />

y apacentando su alma con el mantenimiento <strong>de</strong> vida<br />

que el Señor le daba: porque estaba tan llagada y abrasada<br />

<strong>de</strong> su amor, tan absorta y trasportada en él, y tan olvidada<br />

<strong>de</strong> sí y <strong>de</strong> todas las cosas <strong>de</strong>l mundo, que no se podía<br />

apartar <strong>de</strong> aquellos piés que había bañado con sus lágrimas.<br />

Y como Marta su, hermana anduviese cuidadosa y<br />

solícita y toda ocupada en aparejar lo necesario, y vieso<br />

á María tan <strong>de</strong>scuidada y ociosa, dió <strong>de</strong> ella queja al Señor<br />

porque la <strong>de</strong>jaba sola en el trabajo y se entretenía en oír<br />

sus palabras. Mas el Señor, que había <strong>de</strong>fendido á la Magdalena<br />

<strong>de</strong>l fariseo, también la <strong>de</strong>fendió <strong>de</strong> las quejas <strong>de</strong>su<br />

hermana y le respondió: Marta, Marta, muy solícita andas<br />

y distraída en muchas cosas, siendo como es, una sola menester.<br />

Tu hermana María ha escogido la mayor parto, la<br />

cual durará parasíempre, y nunca le será quitada. Como si<br />

dijera: Tu ocupación buena es; pero mejor es la <strong>de</strong> María.'<br />

á tí muchas cosas te embarazan; tu hermana una sola ha<br />

escogido que la recoge y hace morar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> si: tú quieres<br />

regalar mi cuerpo ; ella regalar á su alma: lo que tú<br />

haces se ha <strong>de</strong> acabar; en lo que María se ocupa no tendrá<br />

(ín: loque ella hace, es loque se <strong>de</strong>be hacer, es lo necesario,<br />

lo mas provechoso; y todo lo <strong>de</strong>más á esto se <strong>de</strong>be<br />

posponer y preferir. Con esto quedó María segura , Y<br />

Marta enseñada, y nosotros instruidos <strong>de</strong> la diferencia que<br />

hay <strong>de</strong> la vida activa ála contemplativa, <strong>de</strong> la que sirvo<br />

al Señor en sus miembros, y <strong>de</strong> la que goza <strong>de</strong> Dios para<br />

sí: y que todas las cosas ha <strong>de</strong> posponer el hombre al<br />

aprovechamiento y salvación <strong>de</strong> su alma: y que no<br />

<strong>de</strong>be tcuer por gente inútil y ociosa , la que se ocupa do<br />

día y <strong>de</strong> noche en alabar y contemplar á Dios: como 1°<br />

hacen muchos santos religiosos y <strong>de</strong>votas personas y 1°<br />

hacía la Magdalena; la cual amaba al Señor con un afed0<br />

tan encendido y tan vehemente, que mas vivía su espín'11<br />

con aquel amor, que su cuerpo con el alma que le daba<br />

vida. Y el Señor que es autor <strong>de</strong> nuestro amor y nos previ^"<br />

no sirmprc con el suyo, así como le infundía aquel amon<br />

con que ella le amaba ; así amaba á ella con otro amor<br />

finitamente mas aventajado y perfecto, no solo como<br />

dor á su criatura , sino también como Esposo dulcfsím0<br />

su esposa regalada, y por amor <strong>de</strong> ella quería bien á I**<br />

zai o, su hermano. Por don<strong>de</strong> habiendo Lázaro caído 0*^<br />

Ma' ía y Marta le enviaron un mensajero , que le dije56'<br />

Señor, el que amáis, está enfermo: porque sabían que P<br />

Cristo, nuestro Re<strong>de</strong>ntor estas solas palabras bastaban^'<br />

ser menester añadir, que viniese yquelesanase, ni q"41

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