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434 LA LKYENDA DE 0110. DIA 31<br />
ínndarla Compafiía, se le apareció con una luz clarísima<br />
Dios Padre, que encomendó á su Hijo, que venia con la<br />
cruz á cuestas, al mismo san Ignacio que estaba allí présenle<br />
, y á sus companeros: y volviéndose Cristo bácia su<br />
siervo Ignacio , con rostro afable dijo: Yo os seré propicio<br />
y favorable en Roma. De esta visita <strong>de</strong>l cielo tan regalada<br />
salió san Ignacio con última <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> honrar<br />
á su religión con el nombre do Jesús. Cuando estaba<br />
en Manresa se le apareció varias veces el Salvador<br />
<strong>de</strong>l mundo, como cuando andaba en él predicando, un<br />
hombre <strong>de</strong> treinta y tres afios, resplan<strong>de</strong>ciendo el rostro<br />
(quo es conforme á lo que dice san Gerónimo) y muy hermoso,<br />
con una majestad y gravedad divina, con la cual<br />
se sonreía con san Ignacio, hablaba, y se llegaba tan<br />
cerca, que el santo con una gran reverencia que le tenia,<br />
no sabia qué hacerse , si hablar, ó llorar ; mas el mismo<br />
Señor con una llaneza y afabilidad admirable continuaba<br />
la plática muchas horas, enseñando y dirigiendo á su<br />
fervoroso imitador. Camino<strong>de</strong> Venccia, siendo <strong>de</strong>samparado<br />
<strong>de</strong> todos y quedando sin remedio humano, se le apareció<br />
este Se fior: dióle la mano, levantándole <strong>de</strong>l suelo; y<br />
le consoló animándole á pa<strong>de</strong>cer mas por su amor, y le<br />
facilitóla entrada en Padua y Venecia. En el viaje <strong>de</strong> Jerusalen<br />
le visitó muchas veces y consoló: y estando en la<br />
Tierra Sania, un cristiano <strong>de</strong> los que llaman <strong>de</strong> la Cintura<br />
, le trató malamente; mas entre aquellas injurias se le<br />
apareció Cristo nuestro Salvador, que iba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>é!,<br />
y le acompañó hasta las puertas <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong> San<br />
Francisco. Estando oyendo misa el primer año <strong>de</strong> su conversión<br />
, vió clarísimamente, cuando alzaban, como estaba<br />
en la hostia Cristo Señor nuestro. Otra vez que fué<br />
preso, <strong>de</strong>snudo, acoceado, y <strong>de</strong> otras muchas maneras<br />
midlratado <strong>de</strong> unos soldados , se le representó Cristo <strong>de</strong> la<br />
manera que le llevaban preso por las calles <strong>de</strong> Jerusalen.<br />
Otras muchas veces se le apareció el Salvador, y le recreó<br />
con su presencia, así en Manresa como en otras partes.<br />
Fueron también muy señalados los favores que hizo<br />
la Reina <strong>de</strong> los cielos á su <strong>de</strong>voto hijo san Ignacio: porque<br />
fuera <strong>de</strong> la regaladísima visita que le hizo, cuando<br />
le trajo el don <strong>de</strong> la castidad, y los favores que recibió el<br />
santo padre <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios, cuando escribió el libro<br />
<strong>de</strong> los Ejercicios con su enseñanza; también cuando escribía<br />
las constituciones <strong>de</strong> la Compañía, vió, estando consagrando,<br />
á Dios Padre muy propicio y benigno, y que le<br />
daba á enten<strong>de</strong>r serle muy agrable que la Virgen rogase<br />
por él: y luego vió á esta Señora que oraba por él, y le<br />
encomendaba al Padre eterno; y le mostró que su misma<br />
carne era la que tenia en la carne <strong>de</strong> su Hijo presente en<br />
la hostia. En este mismo tiempo, <strong>de</strong>seando saber si lo que<br />
escnbia era agradable á Dios, se lo aparció también la<br />
Virgen, y aprobó y confirmó las constituciones <strong>de</strong> su religión,<br />
que habia escrito: que no fué una vez sola. Otras<br />
muchas veces le visitó la Reina <strong>de</strong> los ángeles, y consoló<br />
y mostró como inlercedia por él con Dios. El eminentísimo<br />
car<strong>de</strong>nal Ludovisio afirma , quo mas <strong>de</strong> treinta veces<br />
visiblemente fué visitado y favorecido <strong>de</strong> Cristo Señor<br />
nuestro y <strong>de</strong> su santísima Madre: lo cual se <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>r<br />
(como consta <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> su canonización) <strong>de</strong><br />
solos los ocho meses últimos que estuvo en Manresa: y<br />
esto es, <strong>de</strong> lo que se sabe; que otras muchas veces mas<br />
serian.<br />
<strong>Los</strong> <strong>de</strong>más cortesanos <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Dios no se <strong>de</strong>dignaban<br />
<strong>de</strong> su familiar trato, conversando con él los santos y<br />
espíritus soberanos. La primera visita que tuvo san Ignacio,<br />
fué <strong>de</strong> san Pedro, como ya hemos dicho, cuando eslando<br />
<strong>de</strong>sahuciado <strong>de</strong> los médicos se le apareció este santo<br />
apóstol, y le sanó milagrosamente: y no fué sin conveniencia<br />
este favor <strong>de</strong>l cielo, que á quien habia escogido<br />
Dios para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r su Iglesia y dilatar su fé, viniese<br />
á curar el que fué su primera piedra y príncipe <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> Cristo: señal manifiesta <strong>de</strong> su protección y provi<strong>de</strong>ncia<br />
que tiene san Pedro <strong>de</strong> su silla, solicitando la<br />
salud <strong>de</strong> quien la habia <strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r y honrar, y sujetar<br />
muchos á 'ella con especial voto <strong>de</strong> obediencia , en tiempo<br />
que se le negaban gran<strong>de</strong>s monarquías. Esta protección<br />
<strong>de</strong> san Pedro so mostró en otros sucesos: y no es <strong>de</strong> poco<br />
argumento haber recibido san Ignacio semejantes favores<br />
que el santo apóstol, pareciéndole en la firmeza<br />
<strong>de</strong> la fé, revelación <strong>de</strong> sus misterios y en el don <strong>de</strong><br />
lágrimas, en el ardiente amor <strong>de</strong> Cristo y sus ovejas,<br />
en ta aparición semejante <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios, encontrando<br />
uno y otro santo en el camino <strong>de</strong> Roma á Cristo con la<br />
cruz á cuestas. En la fundación <strong>de</strong> la Compañía en Roma<br />
hubo otras proporciones con el santo apóstol, hasta la<br />
resistencia que hizo al generalato, fué en el mismo lugar<br />
que san Pedro fué crucificado: y el admitir, aunque por<br />
fuerza, el cargo <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> la Compafiía, fué por el<br />
mismo tiempo que san Pedro recibió el déla Iglesia <strong>de</strong><br />
apacentar las ovejas <strong>de</strong> Cristo. También se aparecieron á<br />
san Ignacio muchas veces los ángeles y otras almas santas.<br />
Estando en el Monte Casino, queriendo rogar a Dios<br />
por la salud <strong>de</strong>l <strong>de</strong>voto P. Diego <strong>de</strong> Uozos, que conoció<br />
estaba enfermo, vió <strong>de</strong> repente el alma <strong>de</strong> dicho padre,<br />
que fué el primero que murió <strong>de</strong> la Compañía, llena do<br />
resplandores <strong>de</strong> gloria , que la llevaban al cielo muchos<br />
ángeles: lo cual sucedió en el mismo lugar que á san<br />
Benito aconteció otra revelación semejante con la muerte<br />
<strong>de</strong> san Germán, obispo <strong>de</strong> Capua. Poco <strong>de</strong>spués estando<br />
dicier/do misa san Ignacio, vió un coro hermosísimo <strong>de</strong><br />
santos, y entre ellos al dicho padre, quo con gran<strong>de</strong> resplandor<br />
sobresalía entro todos: á tanto grado <strong>de</strong> perfección<br />
subió en los pocos días que vivió en la Compafiía.<br />
Estando enfermo el P. Juan Coduri, uno <strong>de</strong> los compañeros<br />
<strong>de</strong> san Ignacio y fundador <strong>de</strong> la Compañía, fué á <strong>de</strong>cir<br />
misa por él su santo padre á la iglesia <strong>de</strong> san Pedro<br />
« do Monte Aureo;» mas en el camino, levantando los ojos<br />
al cielo, vió el alma <strong>de</strong>l dicho P. Coduri muy resplan<strong>de</strong>ciente<br />
entre coros <strong>de</strong> ángeles quo le subían al ciólo; y<br />
vuelto san Ignacio á su compañero, le dijo: Tornemos á<br />
casa; que ya ha muerto el maestro Juan Coduri: tan dichosamente<br />
dieron principio estos benditos padres á los<br />
muchos que, muriendo en la Compañía, so habían <strong>de</strong> salvar,<br />
queriendo Dios consolar á san Ignacio, manifestándole<br />
la gloria <strong>de</strong> sus hijos. Muchas veces oia , aun con los<br />
sentidos exteriores, músicas suavísimas <strong>de</strong> los ángeles y<br />
una armonía inexplicable, que le hacia <strong>de</strong>shacerse en lágrimas<br />
: principalmente en la misa le regalaba Dios por<br />
medio do los espíritus celestiales , los cuales enviaba <strong>de</strong>l<br />
cielo, para que le diesen á gustar <strong>de</strong>l contento y alegría<br />
que hay en ta gloria, y no se halla en esta vida : y así<br />
puestos á coros encima <strong>de</strong>l altar, don<strong>de</strong> <strong>de</strong>cía misa, todo<br />
el tiempo que duraba (y era fuerza que durase mucho),<br />
entonaban celestiales canciones, y con suavísima armonía<br />
lo daban música al bendito padre; y esto no fué una, sino